"El Juli" abre la Puerta Grande y Manzanares se la cierra por la espada

Gijón (Asturias).-  El diestro Julián López "El Juli" cuajó un faenón de dos orejas y salió a hombros en el último festejo de la Feria de Begoña de Gijón, un improvisado mano a mano -al caerse del cartel el convaleciente "Morante"-, con José María Manzanares, que también rayó a gran altura cortando una oreja, y perdiendo un mayor triunfo por culpa de la espada

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(EFE)

El diestro madrileño Julián López "El Juli" en la lidia a su primer toro en la sexta y última corrida de la Feria de Begoña que se ha celebrado hoy en la plaza de toros de Gijón.

Se lidiaron toros de Conde de Mayalde, aceptablemente presentados, flojos y bajos de raza, que salvo el manejable quinto, el mejor de la corrida, dieron poco juego. Primero, cuarto y sexto, noblotes aunque muy apagados; y segundo y tercero, deslucidos.

Julián López "El Juli": dos pinchazos, estocada ligeramente atravesada y dos descabellos (ovación tras aviso); estocada y descabello (silencio); y media estocada (dos orejas).

José María Manzanares: dos pinchazos y estocada (silencio), estocada ligeramente desprendida (oreja); y estocada que asoma y nueva estocada (palmas).

La plaza rozó el lleno en tarde nublada.

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EL PODER DEL "JULI" Y LA ELEGANCIA DE MANZANARES

"El Juli" anduvo técnico y poderoso con su apagado primero, toro además justo de fuerzas, con el que estuvo por encima y al que instrumentó una faena templada y muy medida, extrayendo muletazos sobre ambos pitones largos y con calidad. Falló con los aceros y perdió el trofeo.

El tercero fue uno de los toros más deslucidos del envío, en el límite de las fuerzas, que echó al traste todas las posibilidades de faena, pues en cuanto se sentía podido perdía las manos.

Pero con el quinto, el toro más colaborador de la corrida, estuvo cumbre "El Juli". Faena redonda, desde el toreo de capote, muy templado y variado, hasta la faena de muleta, muy completa y con ritmo, con series por los dos pitones de muletazos largos y ligados, profundos y por abajo. Un final en la distancia corta, con circulares por la espalda muy emotivos. Esta vez mató bien y cayeron las dos orejas.

El primero de Manzanares fue remiso a embestir desde que salió por toriles. Además, sin fuerzas y sin raza. Toro imposible para hacer el toreo. Manzanares lo intentó, pero la deslucida condición del astado impidió que el trasteo cogiera altura.

El cuarto fue toro, como toda la corrida, en el límite de las fuerzas, motivo por el que Manzanares tuvo que imprimir mucha suavidad al torearlo, siempre a media altura, y sólo por el pitón derecho, pues al natural no quiso el animal. Aún así consiguió el torero momentos de mucha elegancia, muy compuesta la figura, pegó muletazos de especial aroma y arrebato. Cortó una oreja.

En el sexto volvió a torear Manzanares con muy buen aire. Faena de nuevo elegante, con empaque y de mucho sabor. El toro, noble, acabaría también a menos. Y el torero siguió intentándolo en un final de pases sueltos y remates muy bonitos. Pero la espada esta vez no fue su aliada, desvaneciéndose la Puerta Grande.