Lasquetty afirma que en dos años de crisis profunda la convivencia no se ha deteriorado

Madrid.-  El consejero de Inmigración y Cooperación de la Comunidad de Madrid, Javier Fernández-Lasquetty ha valorado que en "estos dos años de crisis profunda la convivencia no se ha deteriorado" en la región, donde más de un millón de sus seis millones y medio de vecinos son inmigrantes.

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(EFE)

El consejero de Inmigración y Cooperación de la Comunidad de Madrid, Javier Fernández-Lasquetty. EFE/Archivo

En una entrevista con Efe, el consejero afirma que ha cumplido con su principal tarea: lograr la integración en Madrid, una región donde el índice de inmigración del 17 por ciento no ha hecho que la sociedad sea "ni mucho menos conflictiva".

El consejero niega una supuesta relación entre delincuencia e inmigración, salvo, puntualiza Lasquetty, por una "lógica estadística", ya que en torno a un 25-30 por ciento de los inmigrantes tienen una edad comprendida entre los 20 y lo 40 años, la más frecuente en la comisión de actos delictivos.

Fernández-Lasquetty lamenta que, sin embargo, "no nos fijemos en el número de veces que los inmigrantes son las víctimas", como el reciente asesinato de un guarda jurado ecuatoriano que vigilaba un almacén en la Cañada Real, o el militar español, pero de origen ecuatoriano Norman Rodrigo Cevallos, que murió apuñalado cerca de una discoteca.

"En Madrid como en cualquier sociedad compleja hay problemas, pero en comparación con otras capitales europeas -presume Lasquetty- está mucho mejor".

Dice que huye en su tarea de hacer política de inmigración de la tentación ver "a cada inmigrante como si fuera esclavo de su origen étnico", una equivocación que, según su opinión, cometieron hace décadas determinados países europeos donde, muchas veces se ha producido el efecto indeseado de que acaban conviviendo en guetos.

No sucede así en la capital de España, donde lugares tan castizos como Lavapiés albergan más cien nacionalidades distintas y donde se destaca una gran cantidad de ciudadanos chinos que, a pesar de la apariencia, no son mayoría, ha desvelado Lasquetty, quien asegura que la colonia más grande está formada por bengalíes, unos 2.000.

Al consejero le gustaría que el Ministerio del Interior, que gestiona en Madrid varios Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE), le mantuviera informado de cada vez que "abre la puerta y saca a la calle a una persona" al expirar el plazo de 40 días que puede permanecer ingresado ya que, a partir de ese momento, "es un inmigrante más en Madrid de cuya integración se encarga la Comunidad".

A su juicio, el Ministerio debería actuar con "más transparencia" en estos centros, porque sería la mejor manera "para luchar contra lo que, a lo mejor, son acusaciones infundadas o fundadas", afirma preguntado por las críticas que reciben los CIE por parte de las asociaciones de inmigrantes.

Pero el mayor error, desde su punto de vista, ha sido "la medida estrella" de José Luis Rodríguez Zapatero: el programa de retorno voluntario, al que "sólo se han acogido 184 personas en la Comunidad de Madrid", lo cual quiere decir que "no estaba muy bien pensada".

La medida, dice, "no se corresponde al público más proclive al retorno, que son aquellas personas en situación irregular, sino a aquellas personas que estaban trabajando de forma regular".

Además, destaca otro problema: la asistencia letrada a las personas que tienen que ser devueltas a su país desde Barajas que le cuesta a la Comunidad cuatro millones de euros al año, un proceso que ha sido criticado también por la jefa del Ejecutivo regional, Esperanza Aguirre.

Por ello, comparte con ella y con el consejero de Presidencia, Justicia e Interior, Francisco Granados, la necesidad de cambiar la justicia gratuita actual en lo que se refiere a extranjeros, puesto que en muchos casos "se siguen presentando recursos cuando ya están en su país e ignoran que continúa el proceso".

"Encantado" de defender la consejería "apasionante" que le ha tocado, Javier Fernández-Lasquetty trabaja según asegura para los inmigrantes "y para todos los madrileños", rodeado de un equipo "sin cuotas" donde se cuentan, entre otros trabajadores de primer nivel, un colombiano, una peruana, un ecuatoriano y una rumana.