Castella, tres orejas en cuatro toros, ¿y qué?

San Sebastián.-  El diestro Sebastián Castella cortó tres orejas en cuatro toros que lidió, aunque su actuación, sólo "aseada" que diría un revistero antiguo, no dejó poso, en tanto el rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza que completaba el cartel, paseó un apéndice, hoy en San Sebastián.

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FICHA DEL FESTEJO.- Dos toros para rejones de los Herederos de Ángel Sánchez y Sánchez, bien de presencia, el primero con calidad y el otro amigo de las tablas, y cuatro en lidia ordinaria de Garcigrande, terciados, mansitos y "dejándose".

El rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza: dos pinchazos y rejón (gran ovación que saludó desde el callejón); y rejón (oreja).

Sebastián Castella: estocada ligeramente atravesada (oreja con pocos pañuelos en la petición); estocada desprendida (oreja con petición de la segunda); metisaca y bajonazo (ovación tras aviso); y estocada (oreja).

La plaza tuvo casi tres cuartos de entrada.

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TRIUNFO BARATO

Mil conjeturas en torno a la configuración final del cartel. Primero iba a ser un mano a mano entre "Morante" y Castella, con tres toros para cada uno, pero al resultar herido el primero de ellos la semana pasada en El Puerto de Santa María, entró finalmente el rejoneador Hermoso de Mendoza con dos astados "arreglados" para la ocasión. A pie se quedó sólo Castella con un toro más de los previstos.

Hubo devoluciones en taquilla, pero la entrada en el tendido fue más que aceptable, en la media o incluso por encima de lo que viene siendo habitual esta feria.

¿Acaso se buscaba la fórmula de un cartel que funcionara de cara al futuro? El número uno indiscutible del rejoneo con un torero en franca progresión como es el caso de Castella. No parece tan mal. Pero no resultó pese a las cuatro orejas en la tarde. Nadie se acuerda ya de nada.

Paró Mendoza al toro que abrió plaza con galopes cortos y suaves montando a "Dalí". Un primer rejón de castigo en todo lo alto y otro perdiendo el palo. Con "Chenel", en banderillas, esta vez estuvo más en los adornos que en las ejecuciones, con quiebros pasando en falso y galopes a dos pistas. Con "Espartano" toreó en la distancia corta y se adornó con piruetas. Y finalmente, montando a "Pirata" dejó dos cortas y falló dos veces antes del rejón final. Le ovacionaron fuerte, pero no quiso Mendoza salir del callejón.

Donde realmente estuvo bien el navarro fue en el cuarto. Galopes largos y templados con "Estella". Quiebros de mucho ajuste y arrojo con "Silveti" en banderillas. Y la frescura y el desafío constante de "Caviar" para ir a por el manso a las tablas, y atacándole finalmente de frente, haciendo la reunión por delante incluso del estribo. "Pirata", el único caballo que repitió, muy seguro en la suerte suprema. Muy completa la actuación de Mendoza. El presidente tardó en sacar el pañuelo evitando así que le pidieran la segunda.

Puso garbo Castella en el recibo a la verónica a su primero, un manso que empujó en una única vara (la segunda vez que fue al caballo apenas se le marcó), sonando estribos y coceando a la salida. Toro con movilidad en la muleta, repitiendo y con "transmisión", aunque no dejó de escarbar entre series.

Castella lo toreó muy quieto, sin cansarse de estar en la cara del animal, quedándose ahí tras los remates. Pero sólo una serie llegó a ser de cuatro muletazos, las demás a lo sumo de tres. Alargó el trasteo hasta ponerse pesado, y a su vez el toro empezó a defenderse. En realidad fue más la cantidad que la calidad. Quede claro que no hubo pañuelos en la petición de oreja. Fue un trofeo barato.

Estoqueó el francés el siguiente toro, y los dos últimos. En el tercero se centró fundamentalmente en la vistosidad y el valor. Toro manso sin disimulo, que empujó en el caballo con un solo pitón, quitándose el palo y yéndose suelto. La faena tuvo cierta donosura al principio, pero terminó volviéndose pesada. Predominaron nuevamente las series cortas. Y al final el parón, pero escondido, citando "fuera de cacho". Ninguna hondura. Aguantó el presidente una pitada por no conceder el doble trofeo, pero hasta podía llegarse, después del regalo de la oreja en el primero.

La tercera faena fue nada más que entonada, eufemismo que tapa muchas carencias. Lances de compás abierto y chicuelinas al paso. En el caballo no apretaron ni el picador ni el toro. Brindis al compañero Pablo Hermoso. Y temple en la muleta, pero sin bajar la mano lo suficiente, haciendo hincapié en las series a derechas de pocos muletazos. Al natural, pases de uno en uno. Nuevo parón, y sin limpieza. Sonó un aviso antes de montar la espada. Mató mal y no hubo premio.

El sexto, rebrincado y sin fuerzas. Tampoco llegó a "romper" la faena. Contó, eso sí, la impresión del parón final. El repetitivo parón. Y faltó también limpieza al conjunto. Tampoco se entiende esta oreja, tan barata como la primera.