La misión de paz en Darfur entra en una "nueva fase" con la llegada de refuerzos

Naciones Unidas.-  La misión conjunta de la ONU y la Unión Africana en Darfur (UNAMID) entrará en los próximo meses "en una nueva fase" con la llegada de refuerzos militares y policiales, que permitirán ampliar sus operaciones en la zona del conflicto, aseguró hoy el organismo mundial.

ampliar foto

(EFE)

UNAMID cuenta en la actualidad con unos 9.000 efectivos uniformados menos de los 25.000 autorizados por el mandato que le otorgó el Consejo de Seguridad, que expira el próximo 31 de julio. EFE/Archivo

El subsecretario general de la ONU para Operaciones de Paz, Alain Le Roy, aseguró en una reunión del Consejo de Seguridad del organismo que la llegada de los nuevos contingentes coincide con una reducción en la intensidad del conflicto y los desplazamientos de civiles.

"La llegada de estos nuevos recursos militares y policiales prometidos, y el hecho de que el centro de gravedad de la misión pasará del despliegue a las operaciones, se traducirá principalmente en una labor de protección eficaz", dijo en su intervención Le Roy.

El diplomático francés señaló que el aumento de efectivos supone "una nueva fase en la vida de UNAMID", unos dos años después de que el Consejo de Seguridad autorizara su despliegue para proteger a la población civil víctima del conflicto entre el Gobierno de Jartum y los movimientos rebeldes.

Aseguró que en el próximo mes llegarán cinco batallones y cinco compañías adicionales a las bases de la misión en Sudán, mientras que otros dos batallones se incorporarán a sus filas antes de final de año.

Por lo que respecta al contingente policial, Le Roy indicó que antes de diciembre se desplegarán nueve de las once unidades de policías pendientes de llegar a la zona.

Resaltó que la llegada de los refuerzos se produce en un momento de cambio en la situación de seguridad en la región sudanesa.

"La violencia a gran escala y los desplazamientos de civiles ya no son los grandes síntomas de esta crisis", apuntó.

El responsable de los cascos azules precisó que los ataques de los rebeldes a las fuerzas gubernamentales, y viceversa, son "localizados".

Al mismo tiempo, advirtió que la reducción de la intensidad de la violencia no se ha traducido en un progreso en la resolución pacífica del conflicto, pese a las intensas gestiones de los organismos internacionales para reavivar el proceso de paz.

"Han pasado más de cinco años desde que el Consejo de Seguridad abordó por primera vez esta crisis. Pese a que la situación en la zona ha cambiado, en cierta manera nos encontramos tan lejos de alcanzar una solución como cuando este organismo trató este asunto por primera vez", subrayó.

Le Roy instó a Jartum a hacer "concesiones de peso" y aumentar la inversión en Darfur, al tiempo que pidió a los diferentes rebeldes que consensúen una posición política común y antepongan el bienestar de la población a sus intereses particulares.

Asimismo, señaló que la resolución del conflicto también dependía de la superación de las profundas diferencias entre los gobiernos de Sudán y Chad, así como del progreso en la implementación del acuerdo de paz en el sur de Sudán entre el Gobierno central y los ex rebeldes del Movimiento Popular para la Liberación de Sudán (MPLS).

UNAMID cuenta en la actualidad con unos 9.000 efectivos uniformados menos de los 25.000 autorizados por el mandato que le otorgó el Consejo de Seguridad, que expira el próximo 31 de julio.

Reino Unido ha presentado a los otros catorce miembros del máximo órgano un proyecto de resolución para ampliar por un año el mandato de la misión conjunta y reforzar su autoridad, dijo el embajador británico ante la ONU, John Sawers.

La probable renovación del mandato de UNAMID coincide con el nombramiento por parte de la ONU y la Unión Africana de un nuevo responsable militar, el general ruandés Patrick Nyamvumba, que sustituirá al nigeriano Martin Agwai.

El conflicto de Darfur se inició cuando en febrero de 2003 dos grupos insurgentes se levantaron en armas contra el régimen de Jartum en protesta por la pobreza y la marginación que sufrían los habitantes de esta región.

Desde su inicio, cerca de 300.000 personas han muerto y otros dos millones y medio se han visto obligadas a abandonar sus hogares, según cálculos de la ONU.