El don de la oportunidad de Lance Armstrong y su socio Johan Bruyneel

Le Grand-Bornand (Francia).-  El español Alberto Contador salió de los Alpes vestido con el maillot amarillo y dispuesto a ratificar en las contrarreloj de Annecy su condición de número uno indiscutible, factores de carrera que no han impedido a su compañero estadounidense Lance Armstrong y su director, el belga Johan Bruyneel, seguir desviando la atención hacia asuntos personales, como el futuro común de ambos.

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(EFE)

El corredor estadounidense del equipo Astana, Lance Armstrong, tras cruzar la meta de la decimoséptima etapa del Tour '09, de 169 kilómetros, disputada entre las localidades de Bourg-Saint-Maurice y Le Grand Bornand.

Con el Tour en el momento clave y decisivo se le ocurrió a Armstrong la idea de lanzar en una reducida reunión informativa el anuncio para este jueves del nombre del patrocinador que le permitirá seguir en activo la temporada 2010. "Todos atentos a mi twitter", dijo el texano.

Y lo hizo dos días después de la exhibición de Alberto Contador en Verbier, cuando el texano le ofreció eterna lealtad "al cien por ciento" hasta que el Tour los separe en París, para siempre, el próximo domingo. Esa fidelidad, al parecer, no incluía centrar toda la atención en la carrera y evitar distraer al líder de la carrera y del equipo Astana.

Por si quedaban dudas sobre su oportunismo a la hora de hablar, Armstrong se descolgó con unas declaraciones en las que comentaba aspectos sobre su compañero, y sin embargo rival, Alberto Contador.

Admite en las mismas que no mantiene una buena relación con el corredor de Pinto "por cuestiones idiomáticas y culturales" y asegura que si Miguel Indurain hubiese llegado a su equipo una vez retirado el navarro, le hubiera respetado como líder por tratarse de una leyenda.

"Contador es duro, pero muy complicado", dice también Armstrong en unas reflexiones que no hubieran perdido la mínima respetabilidad si las hubiera realizado, por ejemplo, el lunes 27 de julio, con el Tour finalizado y el maillot amarillo en la casa del Astana. ¿No es ese el objetivo de la escuadra kazaja?.

Pero Armstrong tiene amigos. Y socios. Hay que mirar por el futuro y compartir filas con Contador no entra en sus planes. Ni en los del corredor de Pinto.

Así que el resultado a sus gestiones laborales se confirman también en boca del director, Johan Bruyneel, el mismo que dejó en manos de la carretera la decisión de quién debía ser el jefe de filas. Si su amigo Lance, gloria del pasado, o Contador, brillo del presente.

Pues Bruyneel se sumó a la fiesta la víspera de la etapa del Gran Bornand, en la que los rivales de Contador debían quemar las naves para intentar destronarle. Para "calmar" al madrileño airea los trapos sucios del equipo. "Armstrong y Contador no son compatibles", atiza.

Al menos, Bruyneel, no oculta que mientras con el americano mantiene una relación extra de amistad, con proyectos para el futuro, al español solo le trata desde la perspectiva profesional. Así que el técnico disparó al aire lo que ha sido, no solo un secreto a voces, sino una evidencia: la guerra civil en el Astana.

Y lo hizo en plena carrera, jugándose el Tour de Francia, ya ajeno al movimiento que generan las salidas en el Tour, separado del español de las ruedas de prensa, en las que no aparece desde la víspera de la salida en Mónaco.

A cuatro días de la previsible entrada triunfal de Contador en París, su nuevo gregario texano, ahora cuarto en la general superado por los dos hermanos luxemburgueses (Frank y Andy) Schlek y su director alteran el ambiente con sus proyectos futuros. Esa es la labor de equipo, la fidelidad prometida. El don de la oportunidad en su mínima expresión.