Llegan a Michoacán 2.500 soldados para frenar la furia del narcotráfico

Morelia (México).-  El Ejército mexicano inició hoy el despliegue de 2.500 soldados en el estado de Michoacán en respuesta a los ataques del cartel de La Familia, que en los últimos días han dejado quince policías muertos.

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(EFE)

Militares mexicanos recorren la ciudad de Morelia, estado de Michoacán, donde se inició el despliegue de 2.500 soldados ante el reciente recrudecimiento del combate entre las fuerzas de seguridad y los cárteles de drogas.

Inmóviles como estatuas de terracota, cientos de soldados aguardaban en el patio de la guarnición militar de la capital, Morelia, la orden para sumarse al operativo contra el narcotráfico que espera socavar el dominio del grupo criminal.

Ante un recinto tapizado con hombres uniformados de verde, el general Mauricio Sánchez recordó que el operativo debe "respetar los derechos humanos de la población civil".

Con estos nuevos efectivos son ya 3.500 los militares que resguardarán el castigado suelo michoacano, que vive desde mayo un repunte de la violencia del narcotráfico y una ola de detenciones de cargos públicos presuntamente asociados al hampa.

Además, la semana pasada fue ordenado también el despliegue de 1.500 policías federales y 1.500 marinos para reforzar la seguridad en la zona.

El Operativo Conjunto Michoacán, al que se opone el Gobernador estatal, Leonel Godoy, por considerarlo invasivo, se concentra en Morelia, el cercano enclave de Uruapan y el estratégico puerto de Lázaro Cárdenas, a orillas del Pacífico.

Es aquí donde La Familia ha establecido su base para conquistar el mercado de las drogas en México, en dura pugna contra el cartel del Golfo y su brazo armado: el temido y sanguinario grupo de sicarios conocido como Los Zetas.

Son varios los estados donde, por turno, se ha ido fijando el ojo Calderón, decidido a frenar la violencia en el país, que supera ya los 13.500 muertos en los más de dos años y medio de gestión presidencial.

Antes de Michoacán fueron los norteños Chihuahua, que concentra 11.000 efectivos de las fuerzas de seguridad, y Sinaloa, con más de 5.000.

Ante la corrupción reinante en las policías municipales y estatales y sus menores recursos, no ha quedado otra opción que usar al Ejército y a la Policía Federal.

Tras varios ataques contra instalaciones policiales, la semana pasada los sicarios de La Familia abandonaron en una autopista los cadáveres ensangrentados de doce agentes federales, en respuesta a la captura de Arnaldo Rueda, alias "La Minsa", líder operativo del cartel.

Después, un programa de la televisión estatal recibió una llamada de un sujeto que se identificó como Servando Gómez Martínez, alias "La Tuta", sustituto de "La Minsa" en la cúpula del cartel.

La voz, que el Ejecutivo presume pertenece realmente a "La Tuta", ofreció un pacto a Calderón, que el Ejecutivo mexicano rechazó tajantemente.

Se dice que La Familia tiene ojos y oídos por todas partes en Michoacán. No es un cartel al uso. Su líder, Nazario Moreno, alias "El Chayo", es autor de una especie de Biblia para sus soldados de la droga. Cuenta con sus propias clínicas de desintoxicación en las que, se dice, interna a jóvenes que luego reclutará.

"Michoacán trabaja", dice el eslogan del Gobierno estatal; La Familia también. Sin descanso, va desbancando en los titulares a los carteles de Sinaloa, Juárez, Tijuana y El Golfo.

Los militares cuentan con tres helicópteros Blackhawk, entre otras aeronaves, para prevenir o responder a los reiterativos y nada discretos ataques de los sicarios. Desde el cielo sólo se ven los verdes campos del agrícola Michoacán, alguno que otro campesino arando, los mil tejados de Morelia y su emblemática Catedral.

"Si alguien va a atacar a mi padre, a mi madre, a mis hermanos, por buscarme a mí, me van a encontrar pero de otra manera", amenazó el lunes "La Tuta", el enemigo público número uno del momento.

Surcando el azul, los Blackhawk olfatean en su búsqueda, aunque sin éxito, por ahora.