Fútbol, dictadura y una historia de amor en 'Paisito'

MADRID.-  Fútbol, dictadura y una historia de amor entre niños se cruzan en la nueva película de Ana Díez, 'Paisito', una coproducción uruguaya, argentina y española, que se estrena el próximo viernes en España.

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EP (EUROPA PRESS)

Emilio Gutiérrez Caba y María Botto en la presentación de 'Paisito' de Ana Díez

"El filme refleja una época siniestra de Uruguay, un país que tuvo una dictadura menos mediática que Argentina y Chile, pero no menos sangrienta", declaró este lunes la directora, añadiendo que la trama "puede servir de metáfora para cualquier otra dictadura".

La película de Díez tiene como hilo conductor la historia de amor entre Xavi y Rosana (interpretados por Nicolás Pauls y María Botto en la edad adulta), ensalzada por la pasión por el fútbol que encandila este país en los años setenta.

Hijo de inmigrantes navarros (a quien dan vida Emilio Gutiérrez Caba y Andrea Davidovics), Xavi, que se convirtió en un famoso futbolista en Uruguay, al alcanzar su treintena, es fichado por el Osasuna de Pamplona. Al llegar a España, se reencuentra con Rosana, que se exilió en ese país con la familia y esperó durante veinte años que Xavi viniera a buscarla. A partir de ahí, ambos tienen que enfrentarse a su pasado, atropellado por la política.

"El filme muestra la perspectiva de la gente que no quería involucrarse en ningún lado", definió el guionista uruguayo Ricardo Fernández, que utilizó hechos de su vida para recrear la historia, ganadora en 2005 del premio Julio Alejandro de Guión. "En Uruguay murieron 3.000 personas en la dictadura, menos que en Argentina y Chile. Somos un equipo de segunda división en este caso, pero la represión fue igual de fuerte", aclaró el guionista.

"NADIE SE ESCAPABA"

Desde el punto de vista del zapatero español republicano Manuel (Gutiérrez Caba), que llegó a Uruguay huyendo de la dictadura franquista, y del jefe de policía demócrata Roberto Severgnini (Mauricio Dayub), padre de Rosana, la película demuestra que era casi imposible mantenerse ajeno a los acontecimientos. "Nadie podía escaparse, fuera bueno o malo", aseguró Fernández.

"No comprometerse era ponerse de un lado", afirmó María Botto, quien recurrió a recuerdos y conversas con familiares para componer su personaje. "Era duro y Ana no me dejaba llorar", bromeó la actriz, hija de Cristina Rota, que sufrió con la represión de Argentina y emigró con sus hijos a España, tras la desaparición de su marido, padre de María y Juan Diego Botto.

Emilio Gutiérrez Caba, que a penas habló durante la presentación de la obra, se animó a opinar sobre a la gran cantidad de dictaduras que América Latina tuvo que enfrentarse en su pasado reciente. "Europa no puede dar lecciones a América Latina en casi nada", sentenció, recordando el conflicto en los Balcanes en el fin de los años 90. "Nada humano es ajeno", añadió, explicando que el personaje de Manuel es su "tímido homenaje" a los exiliados políticos españoles.

REPARTO Y DECORADOS

La obra se filmó hace dos años, durante el invierno uruguayo, y se estrenó hace casi un año en América Latina. "No pudimos estrenar aquí en la misma época y pensamos que merecía la pena esperar el verano aquí, cuando hay menos presión en las salas", reveló la productora ejecutiva Mariela Besuievsky.

Por su parte, Díez explicó que no tuvo dificultades técnicas en encontrar su reparto ("Uruguay tiene una buena tradición teatral") ni decorados que recordasen los años 70 ("es un país que está empobrecido y a penas ha reformado sus edificios").

Eso sí, para tratar de un tema aún incómodo entre los uruguayos, la realizadora tuvo que presentar la sinopsis como "una historia de amor durante los años 70", para no tener problemas de autorización para rodar en algunos sitios. "También fue difícil encontrar el intérprete del malo de la película. Muchos actores se negaron a dar vida a un general por razones políticas", detalló la también directora de 'Algunas chicas doblan las piernas cuando hablan'.