Grisélida llegó de Puerto Rico y ahora sólo la lotería la sacaría de Córdoba

Córdoba.-  Médica por vocación y andaluza de adopción, Grisélida Ramos Rolón (Puerto Rico, 1950) llegó a Córdoba "por azar" a finales de los años setenta, donde actualmente dirige el hospital privado San Juan de Dios. Dice que sólo un buen premio de la lotería la alejaría ahora mismo de Córdoba y del hospital.

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(EFE)

La portiriqueña Grisélida Ramos Rolón, médica por vocación y andaluza de adopción, que llegó a Córdoba "por azar" a finales de los años setenta, posa ante el hospital privado San Juan de Dios que actualmente dirige y dice que sólo un buen premio de la lotería la alejaría ahora mismo de Córdoba y del hospital.

Cautivada por la forma de entender la vida de los andaluces, asegura que "los tópicos están por algo" y que difícilmente se sabe disfrutar de los "pequeños momentos" y de las "pequeñas cosas" de la misma manera de "Despeñaperros para arriba".

Considera que, desde su llegada a Madrid en 1969, donde estudió medicina en la Universidad Complutense, ha cumplido con "luces y sombras" todos los objetivos profesionales que se ha propuesto y se confiesa enamorada de Andalucía.

Pregunta: ¿Qué camino siguió para llegar a Córdoba? ¿En aquel momento la situaba en el mapa?

Respuesta: Son misterios insondables. Eso se lo tengo que agradecer al MIR. Decidí Córdoba porque era el primer sitio fuera de Madrid al que tenía opción de ir. Yo creo que fue el azar, simplemente el azar.

P.- ¿Y le jugó una buena pasada?

R.- Pues sí. La verdad es que Córdoba es una ciudad muy agradable para vivir. Mi corazoncito lo tengo en Madrid y echo de menos una gran ciudad, pero Córdoba es una ciudad fácil en la vida cotidiana.

P.- ¿Entonces, en el futuro volvería a Madrid?

R.- Ése sí que es un misterio insondable. No, no lo sé porque yo tengo hecha mi vida aquí. Llevo 31 años viviendo en Córdoba y es difícil cambiar porque parte de mi núcleo familiar lo tengo aquí.

P.- ¿Qué destacaría de la vida en Córdoba? ¿Añora algo de su país?

R.- De allí añoro mi familia. En cuanto a otras cosas, añoro las playas. Son las playas más bonitas del mundo. Pero lo que no cambio es la forma de vida que tenemos en España, sobre todo en Andalucía. Aquí se vive muy de cara a la calle, con más libertad, por decirlo de alguna manera. Cuando se tiene buen tiempo durante trescientos días al año, eso influye mucho en el carácter y marca a la gente.

P.- Pero el clima también es bueno en Puerto Rico.

R.- Sí, pero allí el estilo de vida norteamericano ha influido mucho. Quizás se viva demasiado para trabajar. Aunque allí el clima es bueno, no se tiene tiempo para uno mismo.

P.- ¿Así que no se arrepiente de haber cruzado el charco?

R.- No. Soy bastante consecuente con las decisiones que tomo. No me he arrepentido nunca.

P.- ¿Qué calificativo daría a su vida en España?

R.- Ha sido una vida muy satisfactoria y muy positiva. Los objetivos que yo me he marcado personales y profesionales, prácticamente los he cumplido todos con sus luces y con sus sombras. Y en general creo que este es un país agradable para vivir, acogedor, hospitalario, en el que se han conseguido cosas importantes y que ofrece una buena calidad de vida.

P.- ¿Si tuviera que predecir el futuro, dónde se ve en unos años?

R.- Si jugara a vidente, me quedaría en Córdoba a medio plazo. A largo plazo no hago planes nunca, porque hay muchas cosas que se pueden cruzar en el camino. Si me toca la lotería, posiblemente no me quede... y deje de trabajar (risas). Pero definitivamente pienso que tengo mi vida instalada aquí, aunque jugar a vidente es bastante difícil.

P.- ¿Y no echa de menos el trabajo de campo en vez de estar encerrada en un despacho rodeada de papeles y formularios?

R.- Sigo manteniendo parte de la actividad asistencial porque tengo una consulta de endocrinología. Al menos un día a la semana me gusta ver pacientes y mantener el contacto. Lo repito, soy médico y eso no se puede olvidar.