Prepárate para recibir a Lucinda Williams, la reina del country

Años, por no decir décadas, se ha pasado el público español amante del country rock esperando que la considerada en 2002 por la revista Time "mejor compositora americana", se dignase a pisar suelo español. La espera ha valido la pena porque ayer, Lucinda Williams arrancó antes de ayer su gira española en el País Vasco para presentar su último disco 'Little honey'.

Alejandro Arteche

La reina del country en nuestro país.

Lleno absoluto, entradas agotadas desde hacía semanas y despistados merodeando por la puerta del Antzokia bilbaíno intentando que se obrara un milagro. El milagro se producía dentro con la presencia de Lucinda Williams, la multiplicación de entradas como en un remake de los panes y los peces se hará en otro momento. Ayer no tocaba.

«Se aconseja no fumar, es decir, no fuméis. Si vais a hacer fotos que sea sin flash y si vais a beber hacedlo en vasos de plástico que las botellas están muy mal vistas.» Así nos recibían en el escenario antes del concierto. Lo de fumar pues bien, me da igual. Lo de las fotos sin flash pues lógico, pero lo de ponerte en un bar a beber en vasos de plástico pues como que no. ¿Tomarte una Coronita en vaso de plástico? Por favor, estamos en un bar y somos gente civilizada que no acostumbramos a tirar botellas al escenario. No me gustó tanta prohibición para un concierto en un bar de aforo medio.

Yo no sé si era por la organización americana o qué pero el tema de la seguridad fue un poco agobiante en el concierto. Para los que no conozcan el Antzokia –local señero de conciertos en Bilbao - es un antiguo cine parroquial convertido en sala de conciertos cuya decoración respeta el antiguo proscenio del teatro. Al escenario se accede por cuatro escalones donde el público de las primeras filas de los conciertos acostumbra a sentarse para dejar ver a los de atrás, colocar las chaquetas o bolsos… Ayer el equipo de seguridad estaba bastante nervioso con el tema e impedía que nadie se sentase y que nadie colocase allí nada. No sé cuantos conciertos habré visto en ese local. Cientos, supongo, y de todo tipo. Jamás nadie ha osado invadir el escenario y molestar al artista a pesar de todas las facilidades que tiene para ello.

Eso, unido a la caza y captura de alguno de los miembros de seguridad que no dudaba en tirarse entre la gente en plan Rambo en cuanto veía destellar en décima fila un pequeño flash de cámara compacta para ir a montarle la bronca al pobre cuitado y que el resto del concierto se lo pasó haciendo gestos y animando al guitarra del grupo como si fuera un fan y no un trabajador y hablando con una amiguita a volumen bastante alto (teniendo que llamarle la atención gente del público porque acostumbraba a hacerlo en las baladas y temas lentos), hizo que la actuación se hiciera en algunos momentos incómoda.

Menos mal que ese pequeño gran «pero» del exceso de celo en algunos casos y la mala educación en otros de ese miembro de seguridad, no enturbió para nada el concierto. La gente llevaba mucho tiempo esperando la oportunidad de ver a Lucinda Williams en concierto y no estaba dispuesta a que nada ni nadie les aguase la fiesta.

Con una banda de acompañamiento que antes habían servido de teloneros con una especie de country psicodélico instrumental –nos lo presentaron como experiencias sonoras o sueños musicales o algo así lo que hacían- que se hizo pesadito, al final apareció la ganadora de tres premios Grammy.

Diciendo saber "un poquito español", Lucinda Williams apareció con zapatillas, unos vaqueros viejos y una camiseta. Si no llega a ser por el enorme sombrero blanco de cowboy del batería y la correa de guitarra estilo rinhestone de Lucinda, cualquiera diría que eran el típico grupo de amigos aficionados al country que se juntan los sábados en el bar del pueblo a tocar. Sí claro, eso hasta que escuchas las primeras notas y comienza la cristalina voz de Lucinda Williams a cantar. Ahí se nota que son innecesarios disfraces o artificios. Lo que importa es la emoción y la calidad y con Lucinda Williams hay a toneladas.

Grandes éxitos de su carrera coreados a voz en grito por muchos de los que estaban allí, algún que otro clásico, baladas acústicas y grandes dosis de country electrificado. Nueve discos dan para mucho y muy bueno.

Casi al final del concierto sonó uno de los temas más conocidos de su nuevo cd, 'Honey bee', mucho más rápido y eléctrico que en el disco, que ya es decir. Abrumada por el calor del público, los constantes gritos de admiración cuando reconocían los primeros compases de uno de sus éxitos y los piropos que le lanzaban, Lucinda Williams soltaba una tímida sonrisa de vez en cuando. Era la primera vez que estaba en España pero el público respondía igual que en casa, y ella relajada y tranquila.

Al final del concierto un último bis. Lucinda Williams sola con su guitarra entonaba un melancólico 'Angel' de Jimi Hendrix. Al terminar se despidió diciendo "ésta estaba dedicada a Michael Jackson". Ella se retiró al camerino con el resto de la banda a celebrar el exitoso comienzo de su gira española y sus fans salieron con la felicidad pintada en la cara por una noche mágica e irrepetible. Al menos hasta la próxima vez que nos visite, que espero no tarde tanto como ahora.

La gira de Lucinda Williams por España continúa en:

• 16 Julio 'La mar de músicas' Cartagena
• 17 Julio 'Teatro Principal' Zaragoza
• 18 Julio 'Joy Eslava' Madrid
• 20 Julio 'Apolo' Barcelona