"He dejado a mi mujer y los niños en España y he venido al funeral"

LOS ÁNGELES.-  "He dejado a mi mujer y a los niños en casa y me he venido al funeral de Michael Jackson. No podía quedarme en España". Estas palabras de Narciso Lominchar, un empresario madrileño de 46 años, resumen muy bien el ambiente que se vivía hoy en los alrededores del Staples Center. En cada esquina, en cada calle, cientos de fans se agolpaban contra las vallas esperando el milagro de que alguien les diera una entrada para poder despedir a su ídolo. Eran muchos menos de los que se esperaba. Se habló de un millón de personas y al final no llegaron a 50.000. Los llamamientos de la policía para que la gente se quedase en casa habían surtido efecto. Eso sí, los que estaban eran los fans de verdad. Los que nunca le han dado la espalda al 'rey del pop'. Los que dormían a las puertas de Neverland y animaban al cantante cada día a las puertas del juzgado de Santa Barbara.

(B.G)

Un verdadero fan.

Narciso Lominchar decidió venir a Los Ángeles porque con Jackson se ha ido una parte de su juventud. "Sé que puede parecer una locura. Pero ya en el 93 me lo perdí cuando actuó en el Calderón. Y dije, bueno, soy joven. Ya habrá otra oportunidad. Pero no llegó. Y hace cuatro días, sin pensarlo mucho y animado por mi mujer, me planté aquí." Narciso no es el prototipo de fan de Michael. No lleva nada de 'merchandise' encima. Ni sombrero, ni guante de diamantes, ni calcetines blancos. Sólo una bandera de España, con un crespón negro, que dice: "Goodbye Michaelš. "Creo que soy el único español. Hay turistas a los que les ha pillado por aquí y se han acercado. Pero venir expresamente a ello, creo que sólo yo. Ya no va a haber más giras, más singles, más vídeos... Se acabó. Era mi última oportunidad y lo tenía que hacer".

La mañana ha discurrido sin incidentes. Normal, con un despliegue policial diseñado para un millón de fanáticos, que al final tuvo que controlar a 50.000, como para que pase algo. El Ayuntamiento de la ciudad puede darse por satisfecho: a pesar de estar endeudado hasta las cejas, se ha gastado 2,5 millones de dólares en controlar unos pocos miles de seguidores. Y en vez de aprovechar —para darle un empujón a su maltrecha economía— que miles de seguidores de todos los rincones del mundo querían venir a despedirse de Jackson, les ha animado a quedarse en sus casas. "Sin tickets no os acercaréis ni a los alrededores del estadio. Quedaros en casa, se ve mucho mejor por la tele", decían los responsables de la policía. ¿Para qué llenar los hoteles y los restaurantes de una ciudad en números rojos?

(REUTERS)

¿Ha nacido una estrella?

Mientras la familia y los artistas homenajeaban la figura del cantante dentro del Staples, los fans seguían agolpados en la vallas. El buen rollo del principio, donde todo eran canciones y bailes, empezaba a convertirse en reproches a la prensa y la policía porque no habían podido entrar. "Nunca ayudáis. No creo que a Michael le guste lo que estáis haciendo", nos gritó una incondicional fuera de sí a los periodistas. "Ayudarme a entrar. Me he gastado todo mi dinero en venir hasta aquí", decía llorando desesperada Cecile, una estudiante suiza que se había gastado 1.300 dólares en el billete de avión. Finalmente, un productor musical se acerca a la valla y regala una entrada. El afortunado es el seguidor más longevo: Sunny Beverly de 72 años. Sus hijos lo abrazan y le despiden con un "disfrútalo papá, te lo mereces".

Pero no todo ha sido drama. También ha habido seguidores que se lo han tomado con tranquilidad. Los más experimentados esperaban relajados y sin grandes expectativas. "Yo le he apoyado siempre. Iba al juicio todos los días con mi madre a gritar "inocent" y lo importante no es entrar en el estadio, sino estar aquí para mostrar admiración y para explicarle a la gente la gran persona que se ha ido", explica Robert Gardner. "A mí no me enfada no poder entrar, lo que me molesta es la gente que se apunta a esto ahora y no está aquí de corazón", sostiene Fátima Ghanani que nunca tuvo "el privilegio de verlo en directo". Otros se lamentan de que la organización no haya puesto pantallas para que pudieran seguir el 'memorial' desde la calle. "Al menos habría visto algo", dice Maz Loton, que ha viajado desde Birmingham (Inglaterra) y que, por ahora, todo lo que ha visto son policías y periodistas.

Dentro del Staples Center se despide a la estrella del pop más grande de todos los tiempos. Pero ha nacido otra: Paris Katherine Jackson. Si no, al tiempo.

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