La burbuja Armstrong pierde fuerza ante el huracán Contador

Mónaco.-  La cota de favorito de Lance Armstrong para ganar el Tour de su regreso cayó enteros tras la contrarreloj que abrió la carrera, en la que la burbuja creada por el tejano desde su anuncio de retorno a la carretera perdió fuerza ante el huracán de su jefe de filas Alberto Contador.

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El tejano, gran especialista de la lucha contra el crono, tuvo que conformarse con la décima posición en su primer contacto con la carrera que ganó en siete ocasiones, hasta que colgó la bicicleta hace tres años.

Las rentas que perdió no fueron definitivas -22 segundos con Contador- pero suficientes para demostrar que no es el ciclista expeditivo de sus mejores años.

En su septenato, iniciado en 1999 y que acabó en 2005, Armstrong se apoyó siempre en las cronometradas para cimentar sus triunfos finales.

Salvo en una ocasión, sólo perdió contrarreloj contra especialistas en la disciplina, ciclistas que se consagran a ese tipo de etapas pero que no eran rivales en la general.

Sólo el alemán Jan Ulrich le arrebató en 2003, el Tour del centenario, una contrarreloj, disputada en Cap Decouverte. Aquel fue el Tour más difícil de Armstrong -tampoco ganó la otra contrarreloj de la edición-, pero entonces fue en la montaña donde puso las bases de su triunfo final en París.

Pero incluso cuando no ganaba, el tejano mostraba su fortaleza en la pelea contra el crono.

En Mónaco no fue el caso. Fue de los primeros en tomar la salida, los puestos reservados a los menos favoritos, a los que no tienen opciones. Estuvo rodeado de los gritos del público, del aliento de la gente que en sus anteriores descensos a las carreteras francesas le recibía con una frialdad cargada de envidia.

A punto de cumplir 38 años, su resultado fue sorprendente, pero para que parezca grande hay que contarlo acompañado del dato de la edad y de los tres años que llevaba apartado de las carreteras.

"He estado nervioso y es lógico tras años de ausencia. No he estado del todo cómodo, he recuperado las emociones de la competición. Es como empezar de cero. No se vuelve a la competición tan fácilmente. Es como un nuevo comienzo", dijo al término de la carrera.

Pero no se empieza de cero en las puertas de la cuarentena y el margen de mejora de Armstrong es limitado.

En los últimos días, el Tour de 2009 se había resumido a un duelo doméstico entre Contador y Armstrong. La primera etapa resolvió muchas dudas, por el comportamiento contundente del español y porque el tejano estuvo lejos de su mejor momento.

El director del equipo, Johan Bruyneel, se mostró más rotundo que de costumbre a la hora de marcar la jerarquía de la formación.

"Alberto es el líder del equipo", indicó el director que en los últimos días había dejado correr las dudas sobre quien mandaba en Astana.

El astuto Bruyneel tendrá que lidiar con viarios gallos en el gallinero de Astana y aseguró que lo hará en beneficio del equipo. "No podemos controlar la carrera de principio a fin y si tenemos varias bazas podemos utilizar algunas para jugar al despiste", agregó.

El alemán Andreas Kloden fue cuarto y el estadounidense Levi Leipheimer sexto. Dos ciclistas que más que poner en entredicho la capitanía de Contador relegan a un puesto muy postrero la revolución tranquila de Armstrong.

Y tras los 15,5 kilómetros de Mónaco, el Astana parece más cómodo que antes del inicio de la prueba. Bastaba con ver la sonrisa de Contador para darse cuenta de que el de Pinto siente que tiene al equipo tras de si.