Lula critica a países ricos al sancionar ley que regulariza a indocumentados

Brasilia.-  El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, reiteró hoy sus críticas al trato que los países más ricos dan a los inmigrantes al sancionar una ley para regularizar a los extranjeros indocumentados y pidió a sus líderes que sean "más sensibles" y "solidarios" con quienes "sólo buscan un futuro mejor".

Lula aprovechó el acto de firma de la nueva norma para alzar la voz en nombre de "latinoamericanos, africanos, árabes, asiáticos" y "todos" los inmigrantes que sufren "prejuicios" en las naciones más desarrollados.

Según el líder brasileño, "la migración irregular es una cuestión humanitaria que no puede ser confundida nunca con la criminalidad", pues "nadie deja su tierra natal porque quiere, sino porque lo necesita o cree que puede construir una vida mas digna en otro lugar".

Lula recordó su propia historia y la pobreza que obligó a su madre, cuando él era aún un niño, a abandonar junto con toda su prole el árido noreste de Brasil y encarar un viaje de unos 3.000 kilómetros para buscar un futuro mejor en Sao Paulo.

"Partimos en busca de oportunidades", declaró el presidente, quien dijo que por su propia experiencia está convencido de que "los países mas ricos deberían tener un enfoque más solidario sobre la cuestión de la inmigración".

Reiteró además un polémico comentario que hizo durante una visita del primer ministro británico, Gordon Brown, en marzo pasado, cuando declaró que la crisis financiera internacional había sido provocada "por hombres blancos y de ojos azules".

Según explicó, con esas declaraciones le salió al paso a "lo que ya se insinuaba sobre la persecución que los inmigrantes podrían sufrir" como consecuencia de la crisis en el mundo más desarrollado e intentaba defender "a los pobres que buscan una oportunidad".

Sostuvo que "si la crisis perjudica a todos, con toda seguridad perjudica más a los más pobres", y pidió que "se cree un mundo sin fronteras", en el que no sólo se permita el "libre tránsito" del "dinero, las maquinarias y las materias primas, sino también de los seres humanos".

La ley de amnistía para los ciudadanos ilegales sancionada por Lula establece que los extranjeros que hayan ingresado a Brasil antes del pasado 1 de febrero en situación irregular tendrán derecho a solicitar un permiso de residencia temporal por dos años y que, una vez transcurrido ese período, podrá convertirse en permanente.

El texto dice que "los extranjeros beneficiados por esta norma tendrán los mismos derechos y deberes que los brasileños natos, con la excepción de los privativos a quien nació en el país, como la posibilidad de postular a cargos electivos".

En 1998, una amnistía similar permitió la regularización de cerca de 40.000 inmigrantes ilegales, y ahora se calcula que esta puede beneficiar a unos 200.000 extranjeros.

Lula consideró el acto "una oportunidad para sacudir la conciencia y los corazones de los dirigentes del mundo" en relación a las migraciones y anunció que la próxima semana, cuando asista a la Cumbre del Grupo de los Ocho (G-8), le dirá "a los líderes de los países más importantes cómo Brasil trata a los inmigrantes"

El presidente afirmó que esta amnistía "no significa que Brasil dejará de ser duro con el narcotráfico o el crimen internacional", pero aseguró que el combate a las mafias no le impide al país "ser generoso con seres humanos de cualquier parte del mundo que quieren construir un futuro".

En el mismo acto, también estampó su firma en un proyecto para una nueva Ley de Extranjeros, con la que su Gobierno pretende "humanizar" la legislación en vigor, que data de 1980.

El proyecto será enviado la semana próxima al Congreso y, según fuentes oficiales, apunta a "conferir un carácter más humano a la inmigración" y contempla "la situación de miles de extranjeros que se encuentran indocumentados en el país y son blanco de traficantes de personas o de drogas, entre otras organizaciones criminales".