Qué significa la vuelta de un militar a la dirección del CNI

Una de las novedades que supuso la conversión del Cesid al CNI en 2001 fue la posibilidad de nombrar a directores civiles. Desde entonces, las dos personas que han desfilado por la jefatura de los servicios secretos han procedido de ese ámbito. Sin embargo, el Gobierno ha decidido que un militar, Félix Sanz Roldán, sea quien sustituya a Alberto Saiz, que ha dimitido hoy a causa de unas filtraciones que apuntaban al presunto uso por su parte de fondos públicos para fines privados. ¿Qué implicaciones tiene la vuelta del CNI a manos militares?

(EFE)

El nuevo jefe de los espías.

La posibilidad de nombrar a directores civiles no supuso ningún trauma en el seno de los servicios secretos, ya que en prácticamente todos los países occidentales la inteligencia se encuentra integrada mayoritariamente por civiles. Eso sí, en muchas ocasiones se insistía en que los militares estaban mejor preparados para pilotar el CNI debido a su familiaridad con las complejas cuestiones que son de su competencia.

Ésta es la razón por la que los partidos políticos hubieron de hilar fino en el nombramiento del primer director civil del centro. El elegido fue Jorge Dezcallar, un diplomático (y, por tanto, con importantes contactos internacionales) que fue nombrado con el consenso de PP y PSOE, y que fue bien recibido dentro de 'la casa' (nombre por el que se conoce familiarmente al CNI).

Después de los tres años de mandato del actual embajador español en Washington, el PSOE escogió a Alberto Saiz, un hombre impulsado por el actual presidente del Congreso, José Bono. Este nombramiento fue muy discutido desde el inicio debido a la falta de consenso entre los grupos políticos y a la formación de ingeniero agrónomo y a la trayectoria laboral de Saiz (fue consejero de Industria en el Gobierno de Castilla-La Mancha). Estos detalles hicieron sospechar a más de uno de que no se trataba de la persona mejor preparada para hacerse con las riendas de los servicios de inteligencia.

Todas estas suspicacias iniciales fueron cobrando cuerpo a lo largo de sus cinco años de mandato. En ese tiempo se formó una corriente interna de destacados directivos que discrepaban con la forma de actuar del director, y que estaba formada fundamentalmente por militares.

Los motivos de la discrepancia eran, fundamentalmente, las continuas reestructuraciones de personal (que se leían como un intento por parte de Saiz de rodearse de afines a su persona) y las decisiones tomadas en materia antiterrorista (los disidentes no entendían, por ejemplo, que se concediera mayor relevancia al director de operaciones que a los encargados de las funciones de inteligencia).

La situación descarriló totalmente hace dos meses, cuando el Gobierno decidió renovar en el cargo a Alberto Saiz. "La gente se sentía incómoda pero guardaba silencio por disciplina. Ahora, ante el panorama de estar otros cinco años a las órdenes de Saiz, sus detractores han estallado", nos asegura una fuente relacionada con los servicios de inteligencia.

A partir de entonces es cuando empezaron a producirse una serie de filtraciones sobre, entre otras cosas, el presunto uso de fondos públicos para fines privados por parte del director del centro. Lo insostenible de la situación es lo que ha motivado la dimisión de Saiz, quien ha argumentado que con su marcha pretende evitar el deterioro del CNI y que la imagen del Gobierno no se vea afectada.

Su sucesor, que será nombrado mañana, se trata de Félix Sanz Roldán, un general muy cercano al presidente Zapatero, quien le condujo a lo más alto de la cúpula militar durante el primer Gobierno socialista. Desde el punto de vista de Fernando Rueda, autor de varios libros sobre servicios de inteligencia, el nombramiento de este militar se debe a que "se trata de una persona con suficiente autoridad como para pacificar la institución. Especialmente, si tenemos en cuenta que el principal foco de disensión frente a Saiz estaba integrado por militares".

En todo caso, Fernando Rueda no considera que exista un choque entre los poderes civil y militar en el seno del CNI, ni que el cambio en la jefatura vaya a suponer un cambio radical en el centro. En definitiva, la llegada de Sanz Roldán responde a unas "circunstancias particulares que en este momento aconsejan su nombramiento". Es el séptimo militar que dirige los servicios de inteligencia desde que en 1977 se creara el CESID (que, como se ha dicho, se convirtió en el CNI en 2001).

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