Las renuncias de Kirchner y de una ministra son los primeros coletazos de la derrota

Buenos Aires.-  La dura derrota del Gobierno de Cristina Fernández en las elecciones legislativas del domingo en Argentina desembocaron hoy en la renuncias de una ministra y también la del ex presidente Néstor Kirchner a la dirección del gobernante Partido Justicialista (PJ peronista).

La ministra de Salud, Graciela Ocaña, presentó hoy su dimisión en medio del avance de la gripe A, que hasta ahora causó 28 muertos y 1.587 enfermos en el país, y será reemplazada por el médico Juan Manzur, de 40 años, que hasta ahora era el vicegobernador de la provincia de Tucumán (norte).

La designación de Manzur, quien de 2003 a 2007 fue ministro de Salud de Tucumán, fue anunciada por el jefe del Gabinete, Sergio Massa, quien evitó hacer conjeturas sobre otros cambios en el Gobierno, como ha pedido sectores de la oposición que triunfaron en las elecciones del domingo.

Una vez escrutado más del 95 por ciento de los votos en todo el país, el oficialismo fue derrotado en las provincias de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe y en la capital argentina, que en conjunto reúnen al 57 por ciento del padrón electoral.

A modo de resumen, los analistas coincidieron hoy que siete de cada diez electores votaron contra el Gobierno de Fernández, con lo cual el oficialista Frente para la Victoria perderá la mayoría que tiene en las dos cámaras del Parlamento.

"Cuando un resultado no es el que uno pensó en su momento debe tener las actitudes que le corresponden", dijo Kirchner en una declaración exclusiva a la agencia oficial Télam para anunciar su renuncia "indeclinable" a la presidencia del PJ, cargo que ejercía desde mayo de 2008.

Kirchner, de 59 años, le pidió al gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, vicepresidente primero del partido, que asuma el liderazgo y se mantenga el frente de la provincia, el mayor distrito electoral del país.

"Hay que desdramatizar la política", apuntó el ex presidente, tras su derrota frente al peronista disidente y empresario Francisco de Narváez, aliado con la derecha.

Los resultados provisionales muestran que el oficialismo y sus aliados perdieron 22 de sus 137 escaños de diputados y cuatro de sus 40 bancas en el Senado, con lo que dejarán de tener la mayoría propia en ambas cámaras el 10 diciembre próximo, cuando asuman los legisladores elegidos este domingo.

El Acuerdo Cívico y Social será la segunda fuerza política, con 76 escaños de diputados, quince más que los actuales, mientras que la alianza entre peronistas disidentes y conservadores Unión-Pro sumará once bancas, hasta totalizar 25 y convertirse en el tercer grupo mayoritario.

En el Senado, el Frente para la victoria se mantendrá como fuerza mayoritaria secundada por el Acuerdo Cívico y Social, con 23 escaños tras subir siete, y por peronistas disidentes que mantuvieron su representación y quedaron con 9 bancas.

"Espero que la Presidenta lea bien el resultado de la elección", advirtió hoy De Narváez al reclamar "cambios" en el Gobierno de Cristina Fernández.

El dirigente opositor llamó a "evitar que el gobierno lea equivocadamente el resultado de esta elección, que se radicalice y no dialogue". "Nuestra vocación es cooperar", subrayó.

De Narváez, un empresario de 55 años, de origen colombiano nacionalizado argentino, es el principal aliado del alcalde de Buenos Aires, Mauricio Macri, líder de Propuesta Republicana (Pro), que dentro de la fórmula Unión-Pro ganó por amplio margen la elección de diputados en la capital argentina.

La otra fuerza ganadora en los comicios del domingo fue el Acuerdo Cívico y Social, una alianza de la Unión Cívica Radical, el partido más antiguo del país, con socialistas e independientes, que pasará a convertirse en la segunda fuerza parlamentaria detrás del Frente para la Victoria, que se mantiene como primera minoría.

La web oficial del PJ fue sacada hoy de servicio después de que piratas informáticos la intervinieran con mensajes para burlarse del ex mandatario, considerado el "gran perdedor" del domingo.

La mayor sorpresa de las elecciones del domingo fue la derrota del oficialismo en la sureña Santa Cruz, la provincia natal de Kirchner, a manos de una fuerza que forma parte del Acuerdo Cívico y Social.