Sólo del 10 por ciento de los trastornos del espectro autista se conoce su causa genética

Pamplona.-  Una investigación sobre genética y transtornos del espectro autista en población infantil desvela que tan sólo el 10% de los trastornos generalizados del desarrollo (TGD) detectados tienen una causa genética conocida.

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Una investigación sobre genética y transtornos del espectro autista en población infantil desvela que tan sólo el 10% de los trastornos generalizados del desarrollo (TGD) detectados tienen una causa genética conocida. EFE/Archivo

La investigación, premiada en el Congreso sobre la importancia de la detección precoz de enfermedades mentales en los niños y adolescentes, celebrado la semana pasada en Pamplona, ha sido presentada hoy en rueda de prensa por la especialista del Servicio de Genética del Hospital Virgen del Camino, María Antonia Ramos, y por la psicóloga clínica del centro de salud mental infanto- juvenil Natividad Zubieta, María José Aibar.

Es un estudio que ha sido realizado en colaboración de ambos centros navarros durante tres años, y que, según ha explicado la directora del centro Natividad Zubieta, María Josefa Iribarren, intenta buscar las causas genéticas a un problema "muy grave" como es el autismo, del que se detectaron 182 casos en ese tiempo.

Por su parte, la doctora Ramos ha indicado que la parte de los TGD se sabe que tienen una causa genética que "es muy compleja" en la mayoría de los casos, puesto que sólo el 10% de ellos tienen una causa genética conocida. Además, ha apuntado que el riesgo de recurrencia para los hermanos es de un 2 a un 8%, mientras que la tase de concordancia en gemelos monocigóticos oscila entre un 70 y un 90%.

Se trata de un tipo de desórdenes de inmadurez cerebral caracterizados por alteraciones en el comportamiento que se refleja en la dificultad para la interacción social, la comunicación, y para las tareas que necesitan una mayor abstracción.

Según ha explicado Aibar, desde 1991 hasta 2006 los resultados acerca del numero de pacientes son equivalentes a los que se recogen en otros libros, por lo que a su juicio esto supone que la red pública navarra los detecta de "forma adecuada".

Por su parte, Iribarren ha matizado que desde 1991, sumando todos los tipos de autismo, que afecta más a los niños que a las niñas, hay una prevalencia de 2 casos por cada mil o 21 por cada 10.000, lo que supone que se han cuadruplicado las prevalencias que se manejaban hace unos años.

Esta conclusión ha abierto el debate entre los profesionales acerca de si se detecta más o la prevalencia del autismo es cada vez mayor.

Aunque Iribarren ha aseverado que "está claro que se detectan más", y según ha apuntado Ramos "cuando se busca más se conoce más y se encuentra más", ha matizado que la incidencia de los trastornos del espectro autista ha aumentado a nivel global.

Asimismo, ha destacado los tres criterios para su diagnóstico como son las alteraciones en el área del lenguaje, las dificultades para la convivencia y tendencia al aislamiento, así como conductas repetitivas.

La directora del centro Natividad Zubieta ha subrayado que se están haciendo "muchos" diagnósticos en edades muy tempranas, niños entre 2 y 3 años, después de que los padres se hayan alertado al detectar que no mantienen la mirada, no prestan atención o no reaccionan ante algunos ruidos o tienen dificultades para hablar.

Asimismo, los especialistas han resaltado que también se están detectando casos en niños que rondan los 14 años, que no tienen retraso asociado, y que han pasado por la escuela "como niños raros" que sacaban buenas notas en asignaturas de memorizar pero que empezaban a tener problemas en las materias que implicaban una mayor abstracción.

Iribarren ha indicado que la mayoría de los casos que se detectan tardíamente se debe a que los pacientes suelen acusar depresión ya que están triste por las dificultades que tienen en el colegio así como por la complicación que tienen para relacionarse con sus compañeros.

Por último, ha comentado que según el grado de autismo que presenten pueden estar en determinadas aulas en centros educativos ordinarios y aquellos con una patología menos severa puede estar integrado en las clases "normales", aunque conforme el niño crece muchos acaban en centros específicos.