Alfredo García, un juez internacional que encarna "la locura" por el boxeo

Valladolid.-  El juez vallisoletano Alfredo García, presidente del Comité de Árbitros de España y miembro de la comisión Europea de la Asociación Internacional de Boxeo Amater (AIBA), reconoce, durante una entrevista concedida a Efe, que es "un loco" del boxeo, deporte al que lleva vinculado cuarenta y cuatro años.

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(EFE)

El juez árbitro de boxeo, Alfredo García. EFE/Archivo

"El boxeo es un deporte de locos. Como se te meta en la sangre, no sale. Gracias a él he recorrido el mundo dos veces y he hecho muchos amigos, pero he dejado de ganar mucho dinero, algo de lo que no me arrepiento", indica García, quien relata de forma enérgica y continuada, como si alternase un "crochet" con un directo al mentón, múltiples vivencias que vertebran su trayectoria sobre la lona.

Empezó como púgil a los 17 años y llegó a ser campeón de España universitario, pero, a los 24, las obligaciones conyugales le condujeron a colgar los guantes. No obstante, no podía desprenderse tan fácilmente de su mayor afición, la cual, a sus 61 años, aún compagina con su trabajo como comercial.

Desde entonces, ha "tocado todos los palos", asevera, dado que se ha consagrado al ámbito pugilístico, el mismo que le mantiene una espina clavada: acudir a unos Juegos Olímpicos.

"Me clasifique con el número dos para Atlanta 1996 y no fui pese a haber cumplido los pasos previos. Para Sydney 2000 logré el tercer puesto y tampoco acudí. Los dirigentes de la AIBA no respetaron la clasificación. Me he encontrado con muchos problemas a lo largo de mi carrera porque digo lo que pienso y he defendido mis ideas", denuncia.

El último varapalo lo ha recibido hace más un mes, ya que, después de ser designado en un principio como delegado Técnico de los Juegos del Mediterráneo que se celebrarán próximamente en Pescara (Italia), la AIBA optó finalmente por encargar dicha tarea a un juez inglés.

No obstante, Alfredo García no pierde la ilusión y se entusiasma ante un nuevo proyecto de la AIBA encaminado a crear una nueva competición por franquicias a nivel profesional y mundial para el año 2010 que, a su juicio, puede servir para relanzar el boxeo en España.

Él estaría involucrado en el mismo, merced, sobre todo, a su experiencia en la competición profesional, ya que, se ha encargado de pitar treinta europeos y ocho mundiales. "Soy el único que lo hace y nadie me ha dicho nada", indica.

Una trayectoria que le vale para formular que "el boxeo amater es un deporte y el profesional un espectáculo" que, según dice, en España no ha crecido en los últimos años por "la imagen que da un determinado cine de que el boxeo es algo sucio".

En este sentido, se lamenta de la escasa repercusión de este deporte de contacto en el público español, después de haber sido el juez, por ejemplo, de un Campeonato de Europa celebrado en Amsterdam ante unos 14.000 espectadores.

"En otros países los pabellones se llenan y el boxeo es un deporte rey. En un preolímpico en Kazajistán vi como con 130 ordenadores estudiaban a boxeadores y hacían probaturas. Los chavales empiezan con siete y ocho años en las escuelas. Ese es el camino, ya que, cuando los padres ven cómo lo hacen, pierden el miedo", subraya.

Y es que, Alfredo García asegura que en el boxeo amater "es impensable que al púgil le pueda pasar algo, ya que se le hacen dos controles por un médico, al principio y al final, está la ambulancia y si ha recibido muchos golpes en la cabeza se le hace un electro. Todo está muy controlado".

Defiende a capa y espada la belleza del boxeo, un deporte que, para él, inculca "unos valores humanos impresionantes como el compañerismo, el respeto total al árbitro y a encajar correctamente las victorias y las derrotas".

Además, opina que "físicamente es de los más completos", así como deja claro que el boxeo "ha recuperado a mucha gente de la calle que ha ido al gimnasio y se ha hecho un hombre".

Por todo ello, Alfredo García no ha encontrado el antídoto al veneno que desde hace más de cuatro décadas le ha llevado a disfrutar de un deporte que es su vida y que le ha permitido viajar, hacer amigos y vivir experiencias insólitas.