Telefusión

Hace sólo unos meses Juan Luis Cebrián, consejero delegado de Prisa, afirmó que en La Sexta eran clientelistas, que no tenían palabra y que eran unos vendidos. Desde La Sexta respondieron a Cebrián diciendo que "su prepotencia, autoritarismo, soberbia y manipulación dilapidaban lo que ha representado históricamente Prisa". Hoy sabemos que ambas empresas han reconducido sus iras, y que clientelistas, vendidos, prepotentes, soberbios y manipuladores se han convertido en socios: 'Sogecable y Mediapro ponen fin a la guerra del fútbol', asegura El País en portada. En menos de un mes Prisa e Imagina integrarán sus televisiones. Las aguas regresan a sus cauces.

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¿Cuánto les durará el amor?

La inminente fusión de Cuatro y La Sexta supone una buena noticia para Cuatro y La Sexta, dos cadenas jóvenes que se han puesto la soga al cuello en su afán por conseguir cuanto antes un hueco en el panorama audiovisual. El deporte, sobre todo el fútbol, ha sido su trampolín, pero también se convirtió en campo de batalla y, a punto estuvo, en su ataúd. Ahora, después de meses enfrascados en una guerra sin cuartel en la que en demasiadas ocasiones sobrepasaron los límites (económicos, legales, periodísticos y hasta morales), se dan la mano como si nada y pelillos a la mar. ¡Ah, el dinero, qué gran conciliador!

Decía al comienzo que la fusión de Cuatro y La Sexta es una buena noticia para Cuatro y La Sexta. Las acciones de Prisa, que hasta hace unas horas se usaban para jugar al Monopoly o envolver bocatas de pimientos, han recuperado algo de prestancia. El empresario Jaume Roures por fin ocupa la portada de un diario que no es suyo (Expansión). Y el fútbol de pago se encuentra en el buen camino para comenzar a ser rentable. Eso es todo lo que podemos decir en estos momentos, puesto que desconocemos la esencia de la famosa fusión: los términos del contrato matrimonial.

En cualquier caso, la fusión de Cuatro y La Sexta no es una buena noticia para los telespectadores. La razón es muy sencilla: contradice la justificación que utilizó el Gobierno para conceder estas últimas licencias de televisión. Es decir, la fusión va en contra de la nunca suficientemente ponderada pluralidad. Con la integración de La Sexta y Cuatro se produce, por tanto, un retroceso en cuanto a independencia y libertad. La televisión es menos plural que antes.

Pierden los telespectadores. Ganan las empresas. O quizá ni eso. Paolo Vasile, consejero delegado de Telecinco, sabe mucho, muchísimo de televisión. De mala televisión. Es decir, del 99% de la televisión. Una experiencia que le ha servido para definir la inminente fusión de Cuatro y La Sexta: "de la unión de dos cojos no sale un corredor de maratones".