Encontrar la caja negra, un desafío a la altura de la búsqueda del Titanic

Aunque el Organismo de Investigación y Análisis francés (BEA) advierte que hay pocas posibilidades de encontrar la caja negra del vuelo AF-447 de Air France, ni las autoridades brasileñas ni las francesas tienen intención de rendirse hasta el final. Dentro de ellas podrían alojarse algunas de las claves para averiguar por qué el avión se precipitó en medio del Atlántico el lunes pasado. Algunos hablan ya del "reto del siglo" que pondrá la tecnología mundial a prueba. Disponen de poco más de un mes para dar con ellas.

(EFE)

Aquí es donde tendrán que buscar la caja negra, bajo el rastro de queroseno.

"No soy muy optimista", aseguraba esta mañana el director del BEA, Paul-Louis Arslanian, en una rueda de prensa en la que reconoció las limitaciones de la investigación de este accidente debido a la profundidad del océano en la zona en la que se busca la aeronave (4.000 metros) y a la accidentada orografía del fondo marino, con estribaciones montañosas.

La caja negra del Airbus A330 de Air France está hecha para resistir a la presión marina hasta 6.000 metros y emitir señales durante unos cuarenta días. De acuerdo con Arslanian, estas señales pueden detectarse a un kilómetro de distancia. Esto añade otra dificultad y es que, para poder encontrarla, primero habría que circunscribir de forma mucho más precisa el área de búsqueda, y todo a contrarreloj. Además, para encontrar los restos, serán necesarios navíos equipados con un sónar especial que detecta la presencia de objetos bajo el mar mediante ondas acústicas, lo que supondrá un esfuerzo tecnológico impresionante.

Algunos expertos hablan ya de la búsqueda más complicada de la historia desde que se llevaron a cabo los trabajos para recuperar los restos del Titanic en 1985, todo un reto para los robots submarinos que deben encontrar los restos. Uno de ellos es el Nautile, que precisamente participó en las labores de búsqueda del mítico transatlántico y se utilizó para sellar el Prestige, y que llegará allí dentro de ocho días. Martine Del Bono, otro portavoz del BEA, ha advertido que "nunca" se ha encontrado una caja negra a tal profundidad. "Es poco probable", agregó.

¿Qué hay en su interior?

En los aviones modernos, la caja negra no es una, sino dos. Una de ellas contiene los datos del vuelo, como la evolución del motor, que podría decirnos en este caso si el accidente se produjo en verdad por un fallo de esas características. Es la Flight Data Recorder. La otra caja, llamada Cockpit Voice Recorder (CVR), es la que contiene las grabaciones de las conversaciones que tuvieron lugar antes del siniestro.

Antiguamente, la información contenida en estos aparatos tenía una duración muy limitada, de días, por lo que recuperar las cajas y analizar su contenido era una carrera contrarreloj. Hoy en día se les ha dotado de unos microcircuitos de memoria flash,que pueden almacenar la información durante varios años sin necesidad de energía. Su capacidad es de unos 80 megabytes, lo suficiente como para grabar dos horas de voces de cabina y cualquier movimiento que se produzca en el instrumental de vuelo durante un día entero. Todo esto está protegido por un potente blindaje de acero capaz de resistir aplastamientos y, por dentro, por un aislante térmico que protege de los incendios, las altas temperaturas y la presión.

Así es la caja negra.

El proceso de recuperación de los datos que hay dentro de la caja negra suele ser lento y complicado. Según un ingeniero aeronáutico consultado, suele durar mínimo un año, que podría convertirse en dos, a no ser que Air France decidiera suministrar un informe preliminar que ayude a frenar las especulaciones, como las que se produjeron en los momentos posteriores al accidente, que hablaban de turbulencias o un rayo. Estos datos concuerdan con los de algunos expertos investigadores que aseguran que "puede llevar varios días escuchar media hora de grabación de voz de la cabina", ya que es necesario identificar a las personas que hablan, averiguar lo que dicen y analizar cualquier interacción que se detecte. La National Transportation Safety Board, la comisión investigadora estadounidense, que suele participar en las investigaciones de la mayor parte de los accidentes aéreos que ocurren en el mundo, advierte siempre que analiza un siniestro, que los primeros resultados sólo se facilitarán pasados 12 o 18 meses.

Según el BEA, éstas "no son la única herramienta" para determinar las causas de un siniestro ya que "a veces no aportan nada". Pero quedan pocas pistas más a las que aferrarse, aparte de los restos de fuselaje que se encuentran desperdigados por el océano (muchos de ellos juntos a las propias cajas negras). Normalmente, tras identificar las grabaciones de las cajas negras, se comparan con las de la torre de control. El problema, esta vez, es que la última comunicación directa por voz entre el vuelo AF447 y los controladores aéreos, según la información disponible, se produjo hacia las 3.30 de la madrugada, hora española, y anunciaba "fuertes turbulencias". A partir de entonces ya no hubo más intercambio de información directa.