Greenpeace pide un nuevo plan energético para Euskadi y coherencia a López

Bilbao.-  El director de Greenpeace en España, Juan López de Uralde, se ha felicitado por el anuncio hecho por el lehendakari en su discurso de investidura en torno a sus compromisos para el 2020 sobre reducción de emisiones, pero ha subrayado la necesidad de elaborar un nuevo plan energético para Euskadi para ser coherente.

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(EFE)

El barco de Greenpeace Rainbow Warrior atracó en el Museo Marítimo de Bilbao, donde analizó los impactos climáticos en Euskadi.

"Para hacer efectivo un compromiso de la reducción de las emisiones es necesario un nuevo plan energético para Euskadi", ha afirmado López de Uralde en una rueda de prensa celebrada en la cubierta del buque insignia de Greenpeace, el Rainbow Warrior.

Este barco llegó ayer a Bilbao, donde permanecerá hasta el domingo, en su primera escala en el marco de la gira que esta organización va a realizar por España -A Coruña, Sevilla y Barcelona- coincidiendo con su 25 aniversario en la península.

El objetivo de esta gira es concienciar a la ciudadanía de las consecuencias del cambio climático y difundir el informe "La crisis del clima. Evidencias del cambio climático en España", en un año muy importante, según ha recordado su director, ya que en diciembre se celebrará en Copenhague la cumbre mundial.

"El cambio climático no es una teoría científica sino una realidad constatada", ha asegurado, y ha añadido que hay que tomar medidas ya porque no se trata de "simples anécdotas, sino de efectos dramáticos" para la población mundial.

López de Uralde se ha felicitado por el anuncio de López de lograr los objetivos fijados en Europa para el 2020 de reducir el 20% de las emisiones de CO2, algo que, según ha matizado, sólo se conseguirá con medidas "muy diferentes a las planteadas hasta ahora".

"No se puede luchar contra el cambio climático invitando a los ciudadanos a usar menos el coche. Eso es atacar un cáncer con una aspirina", ha añadido el director de Greenpeace, que ha reclamado un nuevo plan energético que no esté supeditado como "hasta ahora" al dictado de los departamentos de industria y transporte.

Ha exigido medidas concretas como el cierre de una central térmica de Pasaia o proyectos de centrales de ciclo combinado, entre otras, porque, según ha denunciado, los efectos de ese cambio climático son ya evidentes en el País Vasco.

La responsable de la campaña de cambio climático de la organización, Aída Vila, ha explicado que en España se está produciendo un aumento de la temperatura mucho más rápido que en el resto de Europa, y que si la media mundial de incremento fue en siglo XX de 0,7 grados, en Europa se sitúa en 0,95 y en España en 1,5.

Además, ha indicado que en San Sebastián el aumento registrado entre 1971 y 2000 fue de 1,86 grados.

Según Vila, los expertos pronostican aumentos de temperatura de hasta 1,3 grados centígrados en Euskadi para mitad de siglo, lo que, junto al descenso de las precipitaciones previstas, incidirá negativamente en el proceso de "mediterranización" en el que "ya está inmersa" Euskadi.

Ha explicado que la costa norte de España es una de las más afectadas por el deshielo de los polos y ha asegurado que se ha detectado una subida media de 1,9 milímetros anuales durante el pasado siglo.

Otras consecuencias para el País Vasco son el aumento de especies invasoras, la migración altitudinal de especies (por ejemplo el descenso de los bosques de hayas), la migración de especies marinas o la acidificación marina.

"Cada centímetro de aumento del nivel del mar supone una pérdida de línea costera de un metro", lo que para las costas vascas sería muy perjudicial, ha matizado López de Uralde.

Vila ha indicado que el objetivo es evitar un incremento de la temperatura de 2 grados ya que supondría "efectos irreversibles" y que es necesario que las emisiones de dióxido de carbono alcancen "su pico" en 2015 y con la mayor brevedad desciendan.

Para ello, ha dicho que es necesario que en Copenhague los países desarrollados aprueben una reducción conjunta del 40% de las emisiones y que pongan sobre la mesa 110.000 millones de euros para que los países en desarrollo puedan hacer frente a la crisis.

La anécdota del día la ha puesto la visita a la ría del Nervión de un delfín, que ha sido ayudado por los bomberos a iniciar su viaje de vuelta hacia el mar.