El misionero Castellanos ve en la crisis una posibilidad de cambiar el mundo

Gijón.-  Gijón, 19 may (EFE) .- El obispo y misionero Nicolás Antonio Castellanos, ganador del premio Príncipe de Asturias de la Concordia de 1998, ha declarado hoy que la crisis económica "es un buen momento" para debatir sobre la necesidad de llegar a un "un pacto social entre ricos y pobres que permita construir un mundo más justo".

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(EFE)

El obispo y misionero Nicolás Castellanos, ganador del premio Príncipe de Asturias de la Concordia 1998, hace declaraciones a los periodistas hoy en el VI Congreso Mundial de Bioética, en el que ha participado con una ponencia sobre la pobreza.

El sacerdote, que renunció a la diócesis de Palencia en 1991 para dedicarse a las misiones, ha dado hoy una conferencia en el VI Congreso Mundial de Bioética, en la que ha considerado a la pobreza como "la expresión más antiética de la vida" y ha pronosticado que ponerle fin "es posible".

"Si ocurre una desgracia en el mundo, todo se paraliza y se hace un minuto de silencio en memoria de las víctimas pero en este minuto se están muriendo 24.000 personas y todo sigue igual", ha dicho el religioso que desarrolla tareas humanitarias en Bolivia.

El proyecto Hombre Nuevos, que dirige con un grupo de laicos y varios sacerdotes, intenta mejorar las condiciones de vida de los habitantes de menores recursos de Santa Cruz de la Sierra, le ha valido para recibir el premio Príncipe de Asturias de la Concordia de 1998 junto a Vicente Ferrer, Joaquín Sanz Gadea y Muhammad Yunus.

Castellanos ha lanzado una voz de alerta al recordar que "dos mil quinientos millones de personas sobreviven con menos de dos euros al día" y que "la desertización amenaza a mil doscientos millones en un centenar de países" y ha abogado por "construir un mundo más justo",

En ese sentido, ha afirmado "el modelo neoliberal de la globalización no garantiza los mínimos a todos para poder vivir con dignidad porque el crecimiento económico está perpetuando las desigualdades y afecta a las tres cuartas partes de la población, que es víctima de las leyes del mercado",

"El resultado es una situación de desorden social global que compromete la paz y la estabilidad mundial", ha añadido.

Castellanos ha apoyado la tesis del economista Jefrrey Sachs según la cual el fin del hambre está al alcance de la mano y "bastaría que los países ricos destinaran el 1 por ciento de sus rentas para paliar las necesidades de los mil millones de pobres extremos".

El misionero ha asegurado que "se puede acabar con la pobreza del planeta en el año 2025 con un pacto global entre ricos y pobres" que garantice a los países subdesarrollados invertir los recursos naturales en reducir la pobreza antes que en la guerra, la corrupción, el contrabando y la contienda política".

"Los países ricos tienen que tener la voluntad política de cooperar con recursos reales, aunque lo que ocurre es que la distribución de esos recursos se hace sin tener presente el concepto de justicia porque hay medios suficientes para que nadie pase hambre ni sed", ha añadido el misionero español.

Castellanos ha destacado que "esa falta de voluntad política es evidente si comparamos las ayudas al desarrollo, puras migajas, con las multimillonarias ayudas para salvar al sistema financiero".

"La pobreza no es una fatalidad sino una condición, no es un infortunio sino una injusticia, es más bien el resultado de estructuras sociales, maneras de pensar, de sentir y de actuar, es fruto de la persona humana, de sus intereses económicos excesivamente ambiciosos", ha afirmado.

El ex obispo de Palencia ha advertido que "el problema tiene una dimensión planetaria porque la brecha entre ricos y pobres sigue ampliándose y tiene que ver con cuestiones de orden cultural, racial y de género ya que hoy las mujeres son las más afectadas por la pobreza".

El VI Congreso Mundial de Bioética de la Sociedad Internacional de Bioética, que se desarrolla desde ayer en Gijón, ha dedicado la jornada de hoy al análisis del tema de la pobreza y su influencia en distintos aspectos de la salud, y del desarrollo tecnológico.