En teoría, un lector de fuentes web (o 'feeds') en formato RSS (en adelante, lector RSS) es una gran idea. Hace muchos años, a medida que los blogs se iban convirtiendo en una parte cada vez más abundante de mi repaso diario de noticias, me enganché a Bloglines, uno de los primeros programas surgidos para RSS. Hasta entonces, solía leer decenas de sitios distintos cada día e iba con muchísima frecuencia a cada sitio a comprobar si se había actualizado con algo fresco. Con Bloglines, simplemente tenía que enumerar los sitios que me gustaban y él haría las visitas por mí. Era fantástico —¡en lugar de escrutar la web en busca de historias interesantes, ellas acudían a mi encuentro!—.
Acaba con su tiranía.
Durante los últimos años, el RSS se ha vuelto una forma cada vez más habitual de moverse por la web. Casi toda publicación en línea, e incluso muchos sitios web que no son de actualidad, como Craigslist o eBay, permiten leer su contenido de esta manera. Terminé por pasarme de Bloglines a Google Reader, un programa para RSS más potente, que llegaría a usar durante horas cada día.
Pero el RSS empezó a desalentarme. ¿Habréis experimentado ese bajón que os da al abrir vuestro correo electrónico y enfrentaros a cientos de mensajes a los que tenéis que dar respuesta, al percataros de que el correo electrónico se ha convertido en una despiadada faena más entre vuestros quehaceres diarios? Así fue como empecé a sentirme ante mi lector. Los RSS te animan a suscribirte a noticias en exceso. Cada vez que uno encuentra un nuevo post interesante en un blog, la tentación de suscribirse a todos los posts de dicho blog está servida —después de todo, uno no quiere perder ripia—. Con el tiempo te acabas encontrando con que estás suscrito a cientos de blogs, y acabas por darte cuenta de que muchos de ellos no te sirven de nada. Es como tener la bandeja de entrada petada con correos de listas de distribución hiperactivas que ya te trae sin cuidado leer.
Es cierto que muchos lectores RSS tienen buenas herramientas para organizar vuestros feeds, y tipos más capaces que yo seguramente dan con maneras de disponer sus blogs por categorías de tal forma que resulte sencillo que la experiencia les lleve a buen puerto. Pero ése era justo mi problema: comenzó a incordiarme la idea de tener que ponerme a pensar en 'organizar' mi lector. Es más, detestaba lo sosa que era la interfaz del software; cuando lees blogs a través de lectores de feeds en formato RSS, sólo te encuentras con texto, nada de diseño. De manera que cada blog presenta el mismo aspecto que otro cualquiera. Y yo no quería que Gawker tuviera la misma cara que el New Republic; el cuerpo me pedía una diferencia visual, al igual que espero del National Enquirer que tenga una apariencia distinta a la del New York Times.
Hace cosa de un año, planté el RSS y comencé a buscar una nueva forma de leer cosas en línea. Al final encontré un sistema que me encaja mucho mejor: marcadores, pestañas de navegador y el botón central del ratón. Mi técnica me permite peinar la Web para dar con asuntos calientes o temas interesantes con mayor eficacia —y con menor sentimiento de culpa y pasándomelo mucho mejor— de lo que podía esperar de los post que me mostraba mi lector RSS.
Hace cosa de un año, planté el RSS y comencé a buscar una nueva forma de leer cosas en línea. Al final encontré un sistema que me encaja mucho mejor: marcadores, pestañas de navegador y el botón central del ratón
Antes de exponer cómo funciona, permitidme apelar a su debido mérito: anduve enredando durante mucho tiempo hasta dar con mi sistema, pero no fue hasta que leí un post de Michael Surtees, en su blog DesignNotes, que lo pulí. Surtees organiza los sitios que lee en función de la frecuencia con que pretende consultarlos. En su navegador, creó carpetas y marcadores con nombres tales como M1, M2, M3, y así sucesivamente. Los números indican frecuencia —tiene docenas de blogs con marcadores en la carpeta M1— y éstos los visita mucho más a menudo que los de la carpeta M3. Cuando comienza su lectura diaria de blogs, Surtees abre la carpeta M1 en pestañas —es decir, pulsa en la opción para cargar todo el contenido de la carpeta por separado en distintas pestañas del navegador, llenando su pantalla de páginas y páginas de posts. (Surtees usa Firefox, pero se puede hacer lo mismo con cualquiera de los principales navegadores).
Mi sistema es similar, sólo que yo le pongo nombres más simpáticos a mis carpetas. En la carpeta '8 a.m.' guardo los sitios que controlo en cuanto me levanto cada mañana: Techmeme, Google News, Drudge, el Huffington Post, Buzzfeed, Digg, y otros que se hacen eco del repertorio de noticias del día. En la lista de mi carpeta '10 a.m.' tengo sitios con información diaria menos apremiante —cosas como Kottke, Andrew Sullivan, Marc Ambinder, Josh Marshall, Salon y Fark. También he creado carpetas para páginas que me gustaría visitar varias veces por semana, otras para sitios a los que sólo me asomo una vez a la semana, e incluso alguna más para blogs en los que sólo entro unas cuantas veces al mes. Como Surtees, también tengo una carpeta destinada a esos blogs que aún no sé si me convencen —cuando encuentro algo nuevo que tiene pinta de ser interesante, lo guardo en la carpeta 'Test'. Me asomo a estos sitios de vez en cuanto, y, cuando le sigo encontrando atractivo a uno, lo arrastro a mis otras carpetas de consulta habitual.
Tal vez parezca que todo esto requiere demasiado esfuerzo, pero descubrí que, tras invertir un tiempo nada desdeñable en la configuración inicial, mantener este sistema es más sencillo que mantener organizado tu lector RSS. También es más rápido —a un lector RSS le lleva cierto tiempo pasar de un blog a otro, pero cuando abres un conjunto de sitios en pestañas puedes ir de uno a otro de forma instantánea. Y, claro está, se muestra cada sitio íntegramente, no en una versión RSS capada. (Alguna advertencia: si mantienes abiertas muchas pestañas durante mucho tiempo, puede que tu navegador se ralentice, sobre todo si no estás usando Firefox. A veces tengo que cerrarlo y volverlo a cargar para que vaya más rápido. Las aplicaciones con complementos para reanudar una sesión como Tab Mix Plus resultan de gran utilidad en este caso; también son inestimablemente valiosas cuando tu navegador deja de funcionar de repente).
Con mi sistema también puedo aprovechar y hacer uso generoso del gran desconocido entre los métodos abreviados integrados en los navegadores modernos: las posibilidades de manejo de pestañas del botón central del ratón, también conocido como rueda. Si piensas en la rueda como herramienta para desplazarte por la ventana, amigo mío, te estás perdiendo algo: el botón central sirve para mucho más que eso. Por ejemplo, es la mejor forma de abrir un link en una pestaña en el fondo. Compruébalo tú mismo: pulsa y suelta el botón central en este link y —en la mayoría de los navegadores más recientes— verás como se aparece la página de inicio de Soitu en una nueva pestaña. Puedes usar el mismo botón para cerrar cuanto antes pestañas no deseadas —de igual manera, pulsa y suelta la pestaña que acabas de abrir y verás cómo desaparece. En Firefox, el botón central tiene un potencial más: pulsa un espacio en blanco en la barra de la pestaña y reaparecerá la pestaña que acabas de cerrar, toda una bendición en caso de que hayas hecho desaparecer sin querer algo importante.
Armado con el botón central del ratón, navego sin demora por mis blogs diarios. Cuando abro un agregador como Buzzfeed, por ejemplo, exploro a través de cada link y visito lo que quiera que me parezca interesante pulsando el botón central. Estas páginas se cargan en una cascada de pestañas a la derecha de la página que tengo abierta en ventana. Y así es como paso la mayor parte del día —accediendo a un montón de pestañas, valiéndome del botón central para visitar todos sus links pertinentes, y luego recorriendo pestaña tras pestaña en una búsqueda incesante de noticias nuevas—. Os lo aseguro: es la diversión total.
Pero tan sólo estoy hablando de cómo me lo he montado yo —me intriga cómo os las arregláis vosotros para surfear cada día—. Sé que no todo el mundo detesta los lectores RSS como yo; si habéis encontrado la manera de apañároslas bien con RSS, o si habéis dado con un método totalmente distinto de estar al filo de la noticia, hacédnoslo saber.
*Artículo originalmente publicado en el medio digital estadounidense Slate.
(Traducción: Carola Paredes)
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