Que lo que no haga Obama, lo haga Jimmy Carter (en América Latina)

Le llaman 'the quiet American' —robándole el título de su célebre novela a Graham Greene—, pero su última visita por América Latina —que le ha llevado por Ecuador, Perú, Bolivia y Brasil— no ha pasado desapercibida. El 'negociador' o 'pacificador', sus ya tópicos apelativos, ha pisado una zona del continente que no conocía demasiado personalmente (no así su fundación, el Centro Carter) —e ignorada por su país durante ocho años de Administración Bush— para poner paz en algunos conflictos tan calientes como el que afecta a Colombia y Ecuador, que se miran los dientes desde hace más de un año, o las tormentosas relaciones entre el gobierno boliviano y la oposición.

(EFE)

Carter y Evo Morales, se enseñan los dientes... pero para sonreir.

Mientras el ex mandatario deshace la maleta y coloca sobre la chimenea los dos galardones que ha recibido en su periplo por suramérica —uno en Perú y otro en Brasil—, repasamos qué puede hacer Carter para poner fin a las luchas de contrarios en América Latina y, más allá de esto, qué puede hacer Carter por las relaciones entre su país y la región.

En estos momento, Estados Unidos y América Latina se ecuentran en pleno proceso de reconciliación. No es ningún secreto que desde la Casa Blanca, se plantean la construcción de una nueva relación más justa, lo que viene reclamando la región después de una época convulsa y unas relaciones muy enrarecidas. El acercamiento quedó patente en la pasada Cumbre de las Américas en Trinidad y Tobago, que representó el primer paso y que el fundador del Centro Carter se ha decidido a apuntalar.

¿Pero cómo podrá el viejo Carter conseguir más de lo que la seductora sonrisa de Obama es capaz? Básicamente, con su nombre, o mejor dicho, con su apellido, que tiene un peso considerable en la región. Lo cierto es que su imagen en América Latina vive mucho del gesto simbólico que tuvo cediendo el canal de Panamá a Panamá en 1977. Desde su salida de la presidencia, a través de su fundación, ha adquirido mucho prestigio y la fama de haber contribuido significativamente a las democracias de América Latina. Tanto es así que, según el Colegio de Politólogos de La Paz, anfitriones de su visita a Bolivia, se refieren a él como una persona "a merced a cuya gestión se restauró la democracia en América Latina en el amanecer de los ochenta".

Los expertos consideran que, además de su labor negociadora, Carter ha sido una pieza fundamental de la diplomacia estadounidense en las relaciones con países con relaciones complicadas como Cuba y Venezuela. Aunque en la época Bush las relaciones se han enfriado un poco con estos dos países, algunos éxitos pasados le avalan. Si no, sólo hay que preguntar a Hugo Chávez y su archienemigo, el millonario Gustavo Cisneros. Una reunión a tres bandas sirvió para enterrar las hachas de guerra más afiladas entre el poder económico y el ejecutivo en un país latinoamericano.

Otras gestas no obtuvieron tan buenos resultados. Acompañado de José Miguel Vivanco, director de la sección para las Américas de Human Right Watch, el ex mandatario ha tratado de apaciguar algunos conflictos prácticamente irresolubles como el duelo Hugo Chávez versus oposición. Precisamente ha ocurrido lo contrario y, en los años de la política exterior más agresiva de Estados Unidos, las posiciones se han radicalizado en el continente. La expulsión de Vivanco de Venezuela por un informe muy crítico con el ejecutivo venezolano, ha mermado mucho el papel de estos dos 'negociadores'. Carter es el único que puede ahora dar la vuelta a esta situación.

La máquina de la diplomacia echa a andar

Así se lo expresión el propio Carter al presidente ecuatoriano, Rafael Correa,al que aseguró que "ahora que tenemos un presidente joven, popular y con motivaciones adecuadas podremos resolverlo", en referencia a las malas relaciones entre los dos países. La excusa de la visita era, en realidad, tratar de poner fin al caldeado conflicto diplomático que existe entre Ecuador y Colombia después de que el ejército de este último violara la soberanía territorial para bombardear un campamento de las FARC en el que se encontraba su número dos, Raúl Reyes. Rafael Correa recibió a Carter con la mejor de sus sonrisas y no resultó tan inflexible como en la Cumbre de Río, convocada de urgencia por las Organización de Estados Americanos tras el incidente y que no logró rebajar la tensión.

¿Por qué Ecuador y no Colombia si también es parte del conflicto? Según los expertos porque si se quieren entablar lazos entre la nueva ola de las izquierdas latinoamericanas y las administración Obama, se entiende que se entreviste con un líder de esta facción y no con el representante de la era Bush en el continente que era evidentemente el colombiano Álvaro Uribe.

Pero si hay un hervidero a nivel interno y con las relaciones totalmente congeladas con Estados Unidos, ese es Bolivia. Carter ha sido recibido por las dos partes y se ha marchado de allí con una invitación para recolectar hoja de coca junto al presidente Evo Morales. Su presencia allí es un gesto de reconocimiento del Gobierno boliviano, que expulsó al embajador estadounidense acusándolo de conspirar, junto con la oposición para derrocarlo, momento desde el cual, las relaciones entre Bolivia y Estados Unidos permanecen congeladas.

Por supuesto, no podía faltar la parada en Brasil, el nuevo gran aliado de Estados Unidos en el continente, y la gran potencia regional. Allí se ha reunido con el mandatario del país emergente, Lula da Silva, que podría ser un espejo en el que mirarse. La simpatía y las habilidades diplomáticas del brasileño, así como la neutralidad de la que hace gala, le han convertido en un gran mediador de conflictos, con sus países vecinos.