Los Kirchner calientan la campaña electoral argentina con el fantasma del caos

Buenos Aires.-  La presidenta argentina, Cristina Fernández, y su esposo y antecesor, Néstor Kirchner, han entrado de lleno en la campaña para las elecciones legislativas del próximo junio con un mensaje alarmista que apela al voto del miedo y que ha calentado el clima político y provocado las iras de la oposición.

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(EFE)

Analistas políticos locales coinciden en que la dureza de la estrategia del matrimonio presidencial se basa en las encuestas, que arrojan dudas sobre el triunfo del oficialismo en junio. EFE/Archivo

"El 28 (de junio) no sólo está en juego la posibilidad de seguir con este modelo y este proyecto, también está en juego la estabilidad y la calidad democrática", dijo la presidenta en un acto celebrado en la casa Rosada este miércoles.

El tono de Fernández profundiza en la estrategia de su esposo, quien esta semana desplegó una intensa actividad partidista y advirtió reiteradamente que el país podría caer "en el vacío y en la crisis de 2001" si el oficialismo pierde la mayoría en el Congreso en los comicios legislativos del 28 de junio.

"Si Cristina no tiene mayoría legislativa, volvemos a la crisis de 2001, a la pobreza, a la desocupación, esto explota", insistió Kirchner, actual líder del Partido Justicialista (PJ, peronista).

En la memoria de los argentinos todavía está abierta la herida de la crisis que hundió al país hace ocho años, bajo el gobierno del radical Fernando de la Rúa, quien abandonó precipitadamente el poder en medio de un caos institucional y político sin precedentes.

Kirchner, a quien oficialismo y oposición dan por candidato en las próximas elecciones aunque todavía no ha se ha pronunciado formalmente, ha convertido las legislativas de junio en un test para las presidenciales del 2011 y ha desatado las iras de la oposición y el descontento en algunos sectores del peronismo.

Alberto Fernández, ex jefe de Gabinete de Néstor Kirchner y de su esposa, ha sido uno de los primeros en desmarcarse de su antiguo jefe y negar la posibilidad de que Argentina vuelva a la pesadilla de 2001.

Desde la oposición, que ha bautizado la operación como "yo o el caos", no se han escatimado críticas contra la "estrategia K".

Para Elisa Carrió, de la Coalición Cívica, se trata de desplegar el "aparato del miedo", en una "actitud terrorista que quiere sembrar el terror".

El conservador Mauricio Macri, jefe del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, se lo ha tomado con una dosis de humor: "Por ahí coincido con Kirchner, el país explota, pero explota de alegría si pierde el kirchnerismo".

A juicio de Margarita Stolbizer, candidata de la opositora Unión Cívica Radical, el mensaje de los Kirchner demuestra una "intolerancia que tiene que ver con su inseguridad".

Analistas políticos locales coinciden en que la dureza de la estrategia del matrimonio presidencial se basa en las encuestas, que arrojan dudas sobre el triunfo del oficialismo en junio.

La clave está en los resultados de la provincia de Buenos Aires, tradicional bastión peronista, azotado ya por los primeros coletazos de una crisis económica que, según los expertos, se agudizará en el país en el segundo semestre del año.

"El oficialismo está perdiendo votos en los cinturones de Buenos Aires porque se ha empezado a sentir a la crisis, pero es lógico, han gobernado en la provincia durante 22 de los 26 años de democracia y no ha logrado aliviar la pobreza ni elevar la calidad de vida", apuntó a Efe un empresario que prefirió mantener el anonimato.

Si finalmente se postula como diputado, Kirchner estaría arropado en la lista por el gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli, y por la actriz Nacha Guevara, un popular personaje para los argentinos porque encarna a Eva Perón en el musical sobre la vida de la esposa de Juan Domingo Perón.

En vísperas de unas vacaciones en Tahití, Nacha Guevara, cuyo verdadero nombre es Clotilde Acosta, se estrenó esta semana como candidata con unas contundentes declaraciones: "el país va a ser una bolsa de gatos" si pierde el oficialismo, porque "no hay oposición constructiva, creativa ni inteligente".

La principal amenaza de Kirchner es el peronista disidente, diputado y empresario Francisco de Narváez, que ha desarrollado una elaborada campaña en la que no escatima recursos.

Kirchner puede todavía deshojar la margarita de su postulación hasta el próximo 9 de mayo, cuando vence el plazo para la presentación de las listas electorales.