El coche eléctrico no basta para acabar con la contaminación

El Gobierno de Gordon Brown anunció recientemente que los británicos tendrán unos incentivos económicos de entre 2.000 y 5.000 libras para comprar un automóvil eléctrico a partir de 2011. La medida fue acogida entre gran expectación mientras el Ejecutivo sacaba pecho ante la posibilidad de convertirse en el líder mundial del transporte de bajas emisiones de monóxido de carbono. Sin embargo, los científicos le han despertado esta semana de manera brusca advirtiéndole de que el plan "está bien", pero "no es ni mucho menos suficiente" para acabar con el problema de la contaminación.

(REUTERS)

El Centro de Investigación de la Energía de Reino Unido (UKERC, por sus siglas en inglés) ha publicado un informe donde matiza que el "comportamiento de los conductores" es incluso más importante que la tecnología del vehículo. En otras palabras, que al ciudadano no basta con subirle los impuestos del coche o ponerle cuatro ruedas con batería, sino que también es necesario "enseñarle a andar, montar en bicicleta" y concienciarle del "club del automóvil", esto es, que comparta con más gente vehículo si todos hacen el mismo recorrido. "Sin políticas eficaces para gestionar la demanda de los viajes, las reducciones de emisiones a través de la tecnología de estos coches se prevé difícil y puede llegar demasiado tarde", reza el comunicado.

El transporte por carretera representa el 22% del total de las emisiones de carbono de Reino Unido. La mitad de éstas proceden de los coches. Tras analizar más de 500 estudios internacionales referentes a las políticas utilizadas en otros países, el organismo dictaminó que los hábitos de vida más saludables pueden tener consecuencias más importantes que las que proceden de los cambios de tecnologías de los vehículos.

Algunos de los principales impactos podrían provenir de simples cambios de comportamiento: adaptar la manera de conducción para obtener la mayor eficiencia del combustible podría reducir entre un 10 y 15% las emisiones por kilómetro; promover el uso de la bicicleta o animar a la gente a caminar si las distancias son asequibles podrían conseguir que las emisiones descendieran un 5%.

La ONG Amigos de la Tierra aseguró que el informe de este organismo es una "prueba más" de la necesidad de una "revolución verde del transporte". "Los automóviles eléctricos, aunque importantes, no son suficientes para hacer frente a la contribución del transporte al cambio climático. Tenemos que cambiar el 'cómo' y el 'cuánto' de nuestros viajes", matizó un portavoz.

De momento, el Gobierno británico asegura que con el plan de los coches eléctricos se ha dado el primer paso para cambiar las cosas. Según el Ministerio de Transporte, el subsidio forma parte de un programa del Ejecutivo valorado en 250 millones de libras (unos 282 millones de euros) y destinado a apoyar un transporte de baja emisión de monóxido de carbono. Por su parte, el alcalde de Londres, el polifacético Boris Jonhson, también estudia implantar un servicio público de alquiler de este tipo de vehículos que estarían disponibles en estaciones repartidas por toda la ciudad, tal y como ya se hace en París. A priori, el coste de las instalaciones eléctricas de recarga (rondan los 3.000 euros) supone una de las principales trabas, aunque en el barrio de Westminster ya existen 60 puntos de carga, 12 en la calle y 48 en aparcamientos subterráneos.