El Eibar sueña con repetir la gesta de hace diez años

Eibar (Guipúzcoa).-  Al Eibar sólo lo queda apelar a la épica para evitar el descenso al que parece condenado y el club guipuzcoano rebusca en su historia para encontrar la ilusión necesaria en hazañas como la protagonizada hace diez años, cuando fue capaz de sobreponerse a una situación peor que la actual.

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(EFE)

Los centrocampistas del Celta, el argentino Ariel Rosada (d) y el brasileño Renan Fernandes (i), intentan robarle la pelota al centrocampista del Eibar, Nacho Insa. EFE/Archivo

Con sólo 29 puntos, a 11 del puesto decimoctavo, el conjunto armero ve muy de lejos la salvación, pero en la temporada 1998-1999 lo consiguió a pesar de contabilizar a estas alturas de la competición apenas 27 puntos y estar distanciado en 13 de las plazas anheladas.

De la mano de Alfonso Barasoain, que había sustituido en el banquillo a Enrique Ormaetxea, el Eibar protagonizó un final de Liga inverosímil, puesto que a falta de cinco jornadas era vigésimo en la clasificación, a 9 puntos del Barcelona B de jugadores como Xavi Hernández o Carles Pujol, y a 11 del filial del Mallorca, en el que militaban dos pujantes delanteros llamados Albert Luque y Diego Tristán.

Sin embargo, el conjunto eibarrés, resignado a su suerte, afrontó cada uno de los cinco partidos finales descargado de tensiones y consiguió que no le pesara la obligación de tener que ganar cada fin de semana para no certificar el descenso matemático.

Así, superó 2-0 al Osasuna, salió airoso del Rico Pérez ante el Hércules (1-3), venció en Ipurúa al Barcelona B (2-0) y logró situarse con 41 puntos a falta de dos jornadas, aunque Leganés y Mallorca B tenían para entonces 46 y le superaban en el 'average' particular.

Por ello la empresa era muy complicada, ya que bastaba con que sus adversarios puntuaran para irse a Segunda B, pero en el penúltimo capítulo de aquella espectacular remontada los resultados le sonrieron y un gol de Igor Arenaza en el Carlos Belmonte de Albacete, ya en el minuto 82, le permitió llegar a la última jornada aún con vida.

El guión lo hubiera podido suscribir el mismísimo Alfred Hitchcock, ya que después de tanto remar el Eibar parecía condenado a morir muy cerca de la orilla, puesto que el caprichoso calendario emparejó en el desenlace a Logroñés y Leganés, a quienes les era suficiente con empatar entre sí para salvarse, mientras que el descendido Hércules visitaba al Mallorca B entre las suspicacias de los armeros, al pertenecer los dos clubes mediterráneos a un mismo propietario.

Ipurúa se llenó para tentar al destino y la afición azulgrana disfrutó de un cómodo 3-0, encauzado desde los primeros minutos con un gol de Goyo, al que siguieron los de Iturrino y Arenaza, contra el Toledo que dirigía Gregorio Manzano, que de esa manera se quedó sin promoción de ascenso.

Mientras en Las Gaunas se confirmaba el esperado 0-0 entre riojanos y madrileños, las expectativas del Eibar se ceñían al Luis Sitjar de Mallorca, donde el Hércules se adelantó 0-2 y llevó la euforia contenida a las gradas de Ipurúa, aferradas al transistor.

En el minuto 69 el filial mallorquín acortó la diferencia (1-2) y, cuando en el minuto 86 se corrió la voz de que se había pitado un penalti en aquel estadio, cundió el nerviosismo, que sin embargo se transformó en euforia desbordada al conocer que la pena máxima favorecía al Hércules y que su transformación a cargo de Conte (1-3) sirvió para certificar la increíble hazaña eibarresa.

El equipo que dirige Josu Uribe no tendrá sencillo repetir aquella gesta, pero cuando menos la historia reciente le obliga a intentarlo, de momento con la búsqueda el sábado en Murcia de una victoria que ponga fin a nueve jornadas sin ganar.