Vieiras y ostras, objeto de análisis científicos para un exquisito comercio

Santiago de Compostela.-  Científicos de una veintena de países analizan estos días en Santiago de Compostela diversos aspectos de las vieiras, ostras y otras especies de pectínidos, caracterizadas por un prometedor comercio en busca de estas exquisiteces marinas codiciadas por la gastronomía.

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(EFE)

Científicos de una veintena de países analizan estos días en Santiago de Compostela diversos aspectos de las vieiras, ostras y otras especies de pectínidos, caracterizadas por un prometedor comercio en busca de estas exquisiteces marinas codiciadas por la gastronomía.

Académicos de Estados Unidos, Rusia, China, Reino Unido, Francia, Canadá, México, Noruega y otros países, participan en la XVII reunión de trabajo internacional sobre pectínidos, una cita iniciada en 1975 en Irlanda que se ha repetido desde entonces cada dos años.

Santiago de Compostela y su símbolo, la vieira, ha acogida esta reunión para examinar desde una perspectiva a la vez científica y comercial, el presente y futuro de esas especies de bivalvos de elevada cotización en los mercados.

La vieira, que se produce en diversos puntos del planeta, aunque han hecho célebre los peregrinos que durante siglos han recorrido el Camino de Santiago, sufre particularmente en Galicia de las toxinas, en particular las que producen amnesia a los comensales.

Cocineros y propietarios de reconocidos restaurantes de Galicia fueron arrestados meses atrás acusados de ofrecer en sus cartas vieiras capturadas furtivamente y susceptibles de contener dicha toxina, un asunto que está todavía en manos de la justicia.

El profesor Juan Blanco, un experto de la Universidad de Santiago de Compostela (USC) que estudia la fisiología de la concentración de esa toxina, indicó a Efe que está investigando "por qué la vieira es capaz de acumularla durante tanto tiempo".

Blanco precisó que "el mejillón elimina el 50 por ciento de la toxina mientras que la vieira sólo 0,4 por ciento" y observó que la vieira gallega "la elimina muy lentamente" de manera que la mayor parte de la acumulación se lleva a cabo en la glándula digestiva, el denominad hepatopáncreas.

La vieira, que se alimenta del fitoplancton en el que se desarrollan las toxinas, no se ve afectada por ella, pero si los humanos al comer esos órganos, por lo que es necesario eliminarlos.

La toxina aparece periódicamente en las aguas de Galicia, como en otros puntos del Atlántico y otras latitudes, pero en las vieiras de las rías gallegas tarda más en eliminarse.

El comportamiento de la vieira con esas toxinas es "casi único", afirmó Blanco, quien indicó que en la costa de Estados Unidos en el Pacífico, hay una especie de navaja que actúa de forma similar.

El profesor Eduardo Uribe Tapia, de la Universidad Católica del Norte, en Chile, señaló a Efe que el fenómeno de las toxinas no es nuevo, "ha existido siempre y está bien documentado".

Uribe Tapia destacó que el naturalista británico Charles Darwin en 1834 ya describió, tras su viajes a Chile, la existencia de "mareas rojas" de toxinas.

Añadió que "los indígenas chilenos del sur en sus canoas llevaban perro y gatos a los que les daban de comer" bivalvos y otras especies marinas para ver su reacción y evitar eventuales intoxicaciones, por lo que concluyó: "siempre hemos vivido con esas toxinas".

Los científicos reunidos en la capital gallega examinan diversos aspectos sobre esas especies de apreciado valor mercantil, que incluyen no sólo enfermedades, sino también el elevado potencial económico de su desarrollo en acuicultura.

Entre los aspectos curiosos que debaten, figuran también observaciones sobre los mecanismos de fertilización de esa especie hermafrodita, particularmente con el comportamiento de la glándula de secreción en la que algunos participantes cuestionaron con humor e ironía posibles similitudes con determinadas reacciones humanas.

Los científicos, que permanecerán hasta el martes en Galicia, tienen previsto visitar la Casa de los Peces en A Coruña, degustar vinos un pazo de la zona de Albariño, efectuar una excursión en barco con almuerzo a bordo por la ría de Arousa y, desde luego, degustar esos pectínidos que constituyen uno de los símbolos más célebres de la peregrinación tanto religiosa como gastronómica.