El día del libro

El debate entre intelectuales y periodistas se centra en el papel. ¿Sobrevivirán los diarios tradicionales? ¿Continuarán editándose libros con hojas? ¿Cuándo sustituirán definitivamente los periódicos de internet y los electrónicos Kindle y Sony Reader a periódicos y libros de papel? Mucho antes de lo que ustedes creen. Para que se hagan una idea, les diré que en la comunidad de Castilla-La Mancha, cuna de Cervantes, hemos tomado la iniciativa y, si todo sigue como está previsto, en el año 2018 habremos prescindido no sólo del papel, sino de cualquier tipo de formato que incite a la lectura. Pero de momento, lean...

Teresa Viejo se suma a la fiesta de la ignorancia.

Más de la mitad de los castellano-manchegos, un 51,4%, confiesa no abrir jamás un libro. La cifra ha aumentado desde 2007, cuando los que no leían nunca eran "sólo" el 43,1% de los habitantes de Toledo, Albacete, Ciudad Real, Guadalajara y Cuenca. ¡Buen trabajo! Si los castellano-manchegos somos capaces de seguir despreciando la lectura a este frenético ritmo, en el año 2018 podríamos convertirnos en la primera comunidad sin lectores de España y, por tanto, ocupar un lugar de honor en el libro, vaya por Dios, Guinness de los Records.

Pero cuidado, no piensen ni por un momento que los castellano-manchegos somos más "bolos" por el hecho de despreciar a Gutenberg y sus chorradicas. Al revés: somos cada día más espabilados. Fíjense, por ejemplo, en cómo los promotores del aeropuerto de Ciudad Real, el proyecto estrella de esta Comunidad y de Caja Castilla-La Mancha, van a ganar 3.000 millones de euros sin que aún haya despegado o aterrizado un solo avión en sus pistas: la recalificación de los terrenos, que compraron como rústicos y quieren convertir en industriales, les proporcionará esa bonita cifra.

Es evidente que leer es una boutade, un pasatiempo de snobs, y que no es necesario perder el tiempo entre libros y periódicos para ser una persona de bien y ganarse la vida con solvencia. Basta con saber firmar con una equis los documentos que nos preparen unos abogados que, por qué no, pueden venir desde otra comunidad. ¿Analfabetos? Quizás, pero millonarios.

Si los castellano-manchegos gozamos de tan excelente nivel de ignorancia es porque en la región se toman medidas para alcanzar algún día ese soñado "lectura 0%", como despreciar las actividades culturales o invertir cifras miserables en educación. Pero créanme, pocas resultan tan eficaces como financiar una televisión autonómica. Toros, casposos western y magazines presentados por Teresa Viejo forman la columna vertebral de Castilla-La Mancha Televisión. Una Teresa Viejo que, para sumarse a esta fiesta de la ignorancia, anoche invitó a su programa a muchos niños. A las 11.00 los chavales, que se supone que al día siguiente tendrían que madrugar para ir al colegio, se encontraban en el plató, en directo, escuchando las simplezas de la presentadora.

Una mediocre educación durante la infancia y la juventud, trasnochar en los programas de televisión y carecer de alternativas culturales en los años mozos... Esto es prácticamente todo lo que necesitamos los castellano-manchegos para pasarnos la vida mirando a la pantalla y sin pisar una biblioteca.

¡Feliz día del libro en el resto de Comunidades!

Un motivo para no ver la televisión.

El camino del tabaco.
Autor: Erskine Caldwell.
Editorial: Navona

Este espectacular libro, excelentemente presentado (tamaño comedido, papel agradable, gran portada, precio ajustado), es uno de los primeros títulos presentados por una editorial, Navona, que se ha propuesto recuperar obras olvidadas de grandes escritores. Steinbeck, Twain, London, Stevenson...y Caldwell.

Erskine Caldwell, el menos conocido de todos ellos, escribió en los años 30 sobre la miseria de los campesinos sureños. "El camino del tabaco" cuenta la desgarradora historia de una familia que no tiene absolutamente nada. Ni siquiera esperanza. Se ha hundido el cultivo del tabaco, han perdido sus tierras y no tienen nada para comer. Sus diecisiete hijos o están muertos o desperdigados por un país sumido en la pobreza y la ignorancia. En este panorama desalentador se desarrolla una lucha por la supervivencia inmediata y la muerte digna: los protagonistas sólo piden ser enterrados con un traje limpio.

'El camino del tabaco' es un áspero recorrido por una tierra yerma. Los protagonistas son seres defectuosos, con labios leporinos y orificios nasales como cañones de escopeta, capaces de destrozar un coche nuevo en dos días, esquivar el hambre mascando tabaco y luchar entre su apego a la tierra y la necesidad de escapar. En medio de esa miseria atroz, descomunal, Caldwell sorprendentemente encuentra un hueco para la sensualidad y la piedad. Una pequeña obra maestra para guardar junto a 'Las uvas de ira'.