Por una China sin canas

PEKÍN (CHINA).-  Cada mañana paso las páginas del China Daily, el periódico inglés del Gobierno chino, y en casi todas las fotos veo que los altos ejecutivos y políticos chinos, independientemente de su edad, parecen tener el pelo negro tizón. Los genes asiáticos seguro que ayudan, pero es algo más. Y es que en China, el tinte entre estos hombres es tan común como lo es la bicicleta en Pekín.

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(KYODO NEWS)

Compara la cabellera de Hu Jintao con la del primer ministro albanés...

Tanto el presidente, Hu Jintao, de 66 años como su predecesor, Jiang Zemin, de 82, tienen el pelo negro. Los nueve miembros del Comité Permanente del Buró Político del Comité Central que tienen más de 54 años tampoco tienen un cabello blanco. "Es una cuestión de imagen", dice Li Jianguo, que trabaja en el Banco de China y se tiñe el pelo. "El pelo negro es mejor, te hace parecer mucho más saludable y joven".

Esta pasión por el pelo negro es algo presente en la política, pero también en el mundo de los negocios. Esto queda claro en cualquier periódico o revista que habla de los ricos y famosos de China y en sus fotografías. Li, de 44 años, se tiñe el pelo desde hace un año, cuando descubrió sus primeras canas. "No es adecuado ir a una reunión de negocios con pelo blanco", dice Li, que suele ir a una barbería a teñirse.

En todo el mundo cada vez hay más hombres que se tiñen el pelo, pero pocos países son como China, donde es difícil encontrar alguien con cabello blanco. En España, tenemos al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, con sus canas, y en Japón, el ex primer ministro Junichiro Koizumi, famoso por su cabellera gris.

Algunos expertos dicen que esta obsesión viene de la importancia dada a la salud y la juventud, combinada con los cambios sociales de la vida moderna. En China, prácticamente tres de cada cinco personas tienen menos de 40 años, haciendo que los trabajadores mayores sean fáciles de sustituir.

Este deseo de juventud hace que los chinos cada vez consuman más productos colorantes. Pero aunque los tintes entre los hombres son comunes y la gente habla del tema sin tapujos, el salón Si Lian, conocido por ser visitado por prominentes figuras políticas, se ha negado a una entrevista.

La cultura consumista, que nos dice que podemos tener todo lo que queremos, infravalora la sabiduría que viene con la edad y la experiencia. Así, los hombres como Lin toman pastillas y utilizan champús especiales, aparte de los tintes. En China, existen medicinas tradicionales que mantienen el pelo negro purificando el hígado y los riñones. En el metro y la televisión se pueden ver anuncios de champús que hacen que no aparezcan canas.

Esta propensión al uso de tintes no ha sido algo común siempre y hasta hace unos años esta práctica había sido algo tabú. Hay un proverbio chino que dice que hay que dejar las cosas tal cual son. Confucio dijo que el cuerpo, el pelo y la piel son herencias de "nuestros progenitores y no debemos herirlas o causarles daño". Durante la dinastía Qing (1644-1912), los Manchús que habían conquistado a los Han, les ordenaron raparse el pelo como símbolo de subyugación. Y la palabra china baitou (白头) —que literalmente significa pelo blanco— se utiliza en muchas frases hechas y poemas sustituyendo la palabra viejo o anciano. Incluso hoy, los monjes budistas se rapan el pelo como acto de renuncia a la vida mundana.

Pero para Lee Feiyue, de 39 de años, esta tradición confuciana se perdió hace mucho tiempo tras la Revolución comunista y cultural. "Lo único que queda hoy es la presión social a parecer lo más joven posible", dice Lee, que es vicedirector de una empresa de tecnología con 40 personas a su cargo. Cuando sabe que no va a tener reuniones durante un tiempo, Lee no se tiñe el pelo.