El nuevo Yankee Stadium se mostró majestuoso en su inauguración

Nueva York (EEUU).-  No podía ser de otra manera, la última maravilla de un estadio construido en Estados Unidos, que valió 1.500 millones de dólares, tenía que estar en Nueva York, y ser la casa de los legendarios Yanquis, símbolo del deporte pasatiempo nacional, el béisbol.

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(EFE)

Vista general de la ceremonia de inauguración del nuevo Yankee Stadium, en Nueva York, antes del partido entre los Yankees de Nueva York y los Indios de Cleveland.

La fecha histórica de la inauguración oficial para un partido de la temporada regular fue hoy, jueves, cuando los Yanquis de Nueva York se enfrentaron a los Indios de Cleveland y el nuevo palacio del béisbol deslumbró a todos.

Los que habían comentado que se trataba de una auténtica "catedral" deportiva, estaban en lo correcto porque desde cada uno de sus rincones se comprende porque tuvieron que pagar 1.500 millones de dólares.

La instalación deportiva no sólo ha sido montada con todos los últimos adelantos arquitectónicos, tanto de diseño como de materiales utilizados, sino los avances tecnológicos e informáticos están presentes para que la funcionalidad del estadio sea única.

Especialmente para los jugadores que tienen computadoras portátiles en cada uno de los casilleros del vestuario, mientras que los fanáticos poseen un Hard Rock Cafe entre sus atracciones y entradas individuales por valor de más de 3.000 dólares.

Los jugadores también disfrutan de amplios y lujosos espacios en sus instalaciones, que incluyen piscinas y amplias zonas para practicar bateo detrás de las casetas, todo un mundo de confort a la hora de practicar el deporte profesional que además les paga millones de dólares.

Antes que los aviones de combate F-16 sobrevolaron el nuevo estadio durante la gran inauguración, ya se había podido comprobar que se estaba ante un estadio majestuoso, que ocupa el puesto dejado por el legendario Yankee Stadium, donde durante 85 años, los Yanquis establecieron su historia con iconos como Babe Ruth y 26 títulos.

Precisamente, el gran objetivo de los directivos de los Yanquis, encabezados por el dueño George Steinbrenner es conseguir desde su inicio que el nuevo Yankee Stadium sea el escenario del vigésimo séptimo título.

Sin llegar al lleno completo, oficialmente asistieron 48.271 espectadores, de los 52.325 asientos que tiene el aforo completo, los fanáticos disfrutaron de un día único en Nueva York.

El clima no pudo ser más perfecto con un sol brillante en la calle 161 del barrio del Bronx, donde tanto significa la presencia del campo y de los Yanquis.

Varias horas antes del inicio del juego vespertino con los Indios de Cleveland, los fanáticos colmaron los alrededores del estadio que desde su exterior reluce con su fachada de granito y caliza, y situado al cruzar la calle del anterior recinto que aún sigue en pie.

Dentro del nuevo recinto hay de todo para el aficionado, con un restaurante de parrilladas, bares para el gusto más exigente y un café en las tribunas del bosque central. También hay 67 suites preferenciales que cubren de derecha a izquierda las gradas.

El segunda base dominicano Robinson Cano reconoció que era muy difícil poder destacar algo, porque todas las cosas tenían un gran valor y eran extraordinarias.

"Diría que es el estadio completo, hecho a la perfección y por lo tanto no podría escoger algo que sea lo mejor, porque todo es espectacular", subrayó Cano.

En el inmenso clubhouse, sus compatriotas relevistas José Veras y Dámaso Marte, que fueron luego los grandes perdedores del partido ante los Indios, tecleaban en sus computadoras portátiles para conocer todo lo relacionado con las alineaciones del partido y estadísticas de los Indios.

Su documentación no les iba a servir de mucho porque luego fueron castigados con nueve carreras, que le iba a costar la derrota a Veras.

"No te puedes quejar de nada", comentó Marte. "Simplemente tienes todo lo que necesitas y mucho más".

El legendario Reggie Jackson, uno de los 40 ex Yanquis que estuvieron presentes en el juego, lo resumió con una alusión a la personalidad del propietario del equipo: "Se construyó al mejor estilo de George Steinbrenner ... Hay que gastar el dinero y hacerlo bien".

El honor del primer lanzamiento fue para Yogi Berra, el legendario ex receptor de 83 años, acompañado por el capitán Derek Jeter, que defendió que su bajo rendimiento no tiene nada que ver con el haber participado en el Clásico Mundial.

Aparte de estar en el grupo de ex jugadores presentes, el puertorriqueño Bernie Williams volvió a demostrar sus dotes de artista y músico al interpretar con guitarra un tema musical.

El ex jardinero se ha abocado a una carrera artística y esta semana sacó a la venta su segundo álbum de música instrumental.

Mientras que la cantante pop Kelly Clarkson fue la encargada de interpretar el himno nacional.

Hasta ahí todo había sido fiesta, diversión y admiración por el nuevo estadio, pero ya en el diamante con los abridores, ex compañeros, Cliff Lee, por los Indios, y C.C.Sabathia, por los Yanquis, en acción sobre el montículo el lujo de las instalaciones quedó en un segundo plano.

Especialmente, cuando los Indios con Lee, y los relevistas, el dominicano Rafael Pérez y el venezolano Rafael Betancourt, le dieron toda una lección de pitcheo a los bateadores de los Yanquis.

Todo lo contrario de lo que sucedió con Veras y Marte, que, tal vez, con tantas estadísticas que sacaron antes del partido con las nuevas computadores portátiles que poseen en el vestuario, se confundieron y fueron destrozados por el bateo de los Indios.

De ahí, que la reflexión más interesante de la jornada histórica fue la que hizo el entrenador de la banca de los Yanquis, Tony Peña, quien dijo que el equipo no puede distraerse en los lujos a su alrededores y discusiones por tener la nómina más cara.

"No pensamos en cuánto costó construir este estadio y cuánto costó traer a un pelotero", comentó Peña. "No perdemos tiempo en eso. Nos enfocamos en estar tranquilos y concentrados en cómo ganar series. Tenemos talento grande en nuestras manos".

Nadie cuestiona todo lo dicho por Peña, pero la realidad es que los Yanquis super millonarios no ganan una Serie Mundial desde el año 2000, la pasada temporada se quedaron sin estar en la competición de otoño por primera vez desde 1993 y de momento, tampoco pudieron ganar el partido más simbólico de la nueva.