Irán, un viejo "problema árabe" que reverdece con la oferta de Obama

Teherán.-  Irán, siempre presente como una sombra, acaparará este año una mayor parte de los focos en la cumbre anual de la Liga Árabe, preocupada y profundamente dividida por el posible acercamiento de Teherán a EEUU.

La oferta del presidente norteamericano, Barack Obama, ha hecho reverdecer el vetusto "problema iraní" entre los dos bloques que dominan el organismo regional árabe.

Siria, presidente de turno de la Liga, y el anfitrión, Qatar, lideran una facción que apoya el fin del aislamiento de Irán en el contexto regional e internacional.

El viernes, antes de partir a Doha, el mandatario sirio, Bachar al Asad, y su colega iraní, Mahmud Ahmadineyad, enviaron un mensaje al reafirmar la alianza estratégica que vincula a ambos países desde la década de los ochenta.

En una velada acusación contra Egipto y Arabia Saudí, adalides del grupo contrario a la rehabilitación de Irán, Ahmadineyad aseguró que la nueva "coyuntura regional favorece a los países islámicos frente a los sionistas y sus aliados".

"El fuerte sector de los países amistosos como Irán y Siria avanza en el camino de la victoria", subrayó el mandatario iraní en una conversación telefónica con Al Asad.

En los últimos meses, Irán se ha mostrado muy crítico con Egipto, país al que recrimina haber adoptado una postura "pro israelí" durante la última ofensiva de Israel en Gaza, en diciembre y enero pasados .

Egipto, por su parte, ha denunciado "la interferencia" de Irán en los asuntos palestinos, e incluso el presidente egipcio, Hosni Mubarak, afirmó que su país ahora "comparte frontera con Irán", en referencia a la supuesta presencia de agentes iraníes en los territorios palestinos.

Teherán y El Cairo rompieron sus lazos tras el triunfo en 1979 de la revolución islámica que derrocó al último Sha de Persia, Mohamad Reza Pahlevi.

Arabia Saudí, custodio de la ortodoxia suní más conservadora, teme la propagación de las ideas revolucionarias iraníes entre las comunidades chiíes que viven en su territorio y en otros países de la región, como Bahrein, donde el chiísmo es mayoritario.

Riad observa, además, con especial preocupación la implicación de Irán en conflictos que los árabes consideran propias, como Palestina y el Líbano.

En el Líbano, Arabia Saudí respalda a las facciones suníes libanesas frente al grupo chií Hizbulá, aliado de Teherán.

La cota de animadversión ascendió el pasado enero después de que el ministro saudí de Asuntos Exteriores, príncipe Saud al-Faisal, instara a sus colegas a formar un "frente anti-iraní".

En esta lucha regional, El Cairo y Riad han sido hasta la fecha el mejor aliado de Washington en su política de aislamiento de Irán, una estrategia que con la llegada de Obama ven peligrar.

Cuando en la década de los ochenta, la Administración Reagan decidió arrinconar a la teocracia chií, ambos regímenes lograron arrancar a la Casa Blanca la promesa de que siempre consultaría con los árabes cualquier cambio de táctica.

Un compromiso que ahora reclama con insistencia el secretario general de la Liga Árabe, Amro Musa.

Pero los árabes tampoco han logrado formar un frente común en este espinoso problema.

Frente a la ofensiva egipcio-saudí, que acusa a Irán de socavar los intereses árabes en favor de su lucha contra Occidente, países como Argelia o Irak apuestan, con mayor menor fuerza, por un acercamiento.

"La cumbre de Doha deberá hacer frente a las difíciles relaciones entre los árabes e Irán. La brecha entre aquellos que insisten en aislar a Teherán y aquellos que desean restablecer las relaciones es grande, en especial entre El Cairo y Damasco", aseguró a Efe un funcionario de la Liga Árabe contactado por teléfono.

En la misma línea se expresó este fin de semana el representante de Argelia ante la organización, Abd Hajar, quien declaró que "Irán no es el enemigo. Es un país islámico y los musulmanes deben tratar con él".

La opción del diálogo tienen la defiende Qatar, que apoya sin fisuras la propuesta lanzada por Obama.

"Nunca nos pondremos del lado de Estados Unidos en contra de Irán. Irán nunca nos ha hecho daño", declaro este fin de semana al semanario alemán "Der Spiegel", el emir de Qatar jeque Hamad bin Jalifa al Zani.

Qatar, que comparte grandes reservas de gas con Irán en el golfo Pérsico, cree que las sanciones no son productivas y que el diálogo directo entre Washington y Teherán es la única forma de solucionar el conflicto nuclear iraní.

La guinda del desencuentro árabe la colocó a principios de este mes Marruecos, que decidió cortar sus relaciones con Irán tras acusar a Teherán de tratar de injerirse en los asuntos internos de Bahrein y propagar el chiísmo.