El retorno del chuletón con patatas (bancario)

"En Estados Unidos les dio por experimentar con la cocina creativa y ahora se han dado cuenta que tienen que volver al chuletón con patatas porque es realmente lo bueno", bromeaba esta mañana el presidente de JP Morgan en España, Enrique Casanueva, en referencia a lo que él había calificado minutos antes como el 'back to the basis' (retorno al origen) de las entidades financieras norteamericanas. La crisis existencial en la que está sumida la banca privada —el patrimonio gestionado en este tipo de entidades ha caído un 30%— desde que irrumpieran en el verano de 2007 las hipotecas 'subprime', la caída de Lehman Brothers y un poco más tarde el villano Madoff han provocado que se piense en volver a lo tradicional. ¿Seguro?

(EFE)

El presidente de la Asociación Española de Banca, Miguel Martín.

Esta mañana, en el transcurso de unas jornadas financieras organizadas por The Wall Street Journal, sólo ha habido acuerdo total en dos puntos: que —por si aún no nos habíamos enterado— el sistema bancario español capea mejor la crisis por el sistema de provisiones ideado por el Banco de España y que —argumento que va cogiendo peso en este tipo de encuentros— nuestro sistema bancario siempre ha sido tradicional: tratando de tú a tú al cliente, ofreciéndoles depósitos, muy próximos al pueblo, etc.

Este argumento, el de que la banca tradicional es 'tipical spanish', lo han repetido Miguel Marín, presidente de la patronal bancaria, Enrique Casanueva, presidente de JP Morgan en España, Enrique García Candelas, director de banca comercial del Santander y Juan Asúa, director en España del BBVA (accionista de referencia de esta web). Sin embargo, una gran parte de los bancos españoles han tonteado o tontean con la banca privada o personal, aquella hecha a medida para el cliente (normalmente con bastante dinero) y que ofrece productos más "sofisticados". A veces lo son tanto que el cliente no sabe ni en lo que invierte.

En lo que también han coincidido varios de los asistentes al foro financiero de esta mañana es en que la confianza del cliente es calve para la recuperación económica y financiera. Confianza que, a tenor por los comentarios de algunos de los que les escuchaban, no está del todo ganada. El presidente de la patronal de pequeñas y medianas empresas (CEPYME), Jesús Bárcenas, ha echado en cara a los banqueros que créditos lo que se dice créditos (a pesar de las líneas del ICO) ven pocos. No ha sido el único. Algún que otro hombre encorbatado se ha preguntado si no se debería echar freno ya a los sueldos astronómicos de los directivos de la banca.

En la calle la situación de falta de confianza no es muy diferente. Mientras que a un lado y al otro del Atlántico se plantean dejar la banca privada por la desconfianza que se ha generado tras la caída de Lehman (la gestora de grandes patrimonios Rothschild Gestión ha cerrado su actividad de banca privada en España y el BBVA ha dejado el negocio de los fondos de inversión alternativos que gestionaba a través de Próxima Alfa Investments), el ciudadano de a pie pierde la confianza en los bancos. En Estados Unidos más de uno ha descargado su furia contra los sueldazos de AIG y ha exigido el suicidio de los directivos de la aseguradora. En España la sequía crediticia desespera a los empresarios y los depósitos (tan clásicos en la banca tradicional) no son tan atractivos como muchos esperaban.

Pero España es sinónimo de banca tradicional, siempre lo ha sido y así seguirá. Al menos eso es lo que no han parado de repetir esta mañana. Que hay que volver a la esencia del banquero, que hay que copiar el modelo español, que hay que volver al chuletón. Mientras unos y otros repiten esto, en España siguen operando filiales de banca privada de, al menos, el Banco Popular, Urquijo, Sabadell, Santander, La Caixa y Kutxa.