Más moluscos que mariscos para el turismo gastronómico en tiempos de crisis

Santiago de Compostela.-  Las ensaladas, la paella y la comida rápida, regadas con agua, forman parte del menú habitual de muchos turistas que visitan Santiago de Compostela, donde demandan más moluscos que mariscos y menos pescado y carne en tiempos de crisis económica.

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Las ensaladas, la paella y la comida rápida, regadas con agua, forman parte del menú habitual de muchos turistas que visitan Santiago de Compostela, donde demandan más moluscos que mariscos y menos pescado y carne en tiempos de crisis económica. EFE/Archivo

La calle del Franco es la más frecuentada por los turistas, pues desemboca en la catedral, y en ella pueden encontrar dónde comer, elegir souvenirs o probar productos típicos de Santiago como la tarta o los caprichos de almendra.

Los restaurantes, mesones y tascas copan casi todos los locales comerciales, pues a lo largo de unos trescientos metros de calle se pueden contar más de una treintena, aunque estas últimas están perdiendo el terreno que van ganando las tiendas de recuerdos y camisetas.

De entre los turistas de las diversas nacionalidades que se pueden encontrar en Compostela, como italianos, alemanes, ingleses, franceses o portugueses, además de algún oriental, son los españoles los que mejor comen, según informaron a Efe los restauradores.

Sin embargo, en estos tiempos de crisis eligen más moluscos que mariscos y menos parrilladas que menús a la hora de comer. Algunos incluso optan por comer con la única finalidad de proveerse de energías para continuar la visita y por ello incluyen en su dieta hamburguesas, bocadillos y cerveza.

Otros se decantan por experimentar el placer de los sabores como parte de su viaje y son más exquisitos en sus elecciones.

Es el caso de los españoles, que piden buenos vinos y carnes y más marisco que los alemanes, que se decantan por las tortillas, los franceses que pican algo de carne, o los ingleses que prefieren pescado, todo ello regado con un albariño o un ribeiro, coincidieron varios cocineros.

En este plan, el restaurante acaba eligiendo al turista más que a la inversa, y por ello el descenso de viajeros se aprecia más en los comedores de alto nivel, en los que se sigue degustando producto de primera calidad, que en tascas y mesones, donde abundan productos de la tierra como la empanada, el pulpo, el queso o el vino, pero sobre todo de fuera de ella, como la paella.

Así, en los primeros se comen más percebes, centollas y buenos pescados de la ría, acompañados de más vinos blancos que tintos, y en los segundos "la gente de fuera viene a buscar berberechos, almejas y mejillones" y "suelen pedir mucho la paella, les gusta mucho", explicaron los encargados de tres establecimientos.

Otra cocinera apuntó que los "alemanes son más bien de ensaladas, sin demasiada historia, no se preocupan demasiado por nuestra materia prima", al igual que los ingleses y franceses que "van mucho a la ensalada y los pescados", añadió otro restaurador.

De todas formas, la calle cuenta con más posibilidades, según los gustos, pues también se puede comer en un turco o un chino, o hacer lo mismo en un lugar de tapas variadas.

Al final, lo importante es comer.