Si los 'zapaterólogos' aciertan, el presidente del Gobierno dejará que Pedro Solbes se marche a su casa poco después de la cumbre del 2 de abril en Londres. De esa cita, que debería ser más histórica que Bretton Woods, parece que no saldrá nada definitivo, a tenor de cómo van las cosas —valga de muestra el último encuentro de los ministros de Economía y Finanzas para preparar la reunión—. Salvo que Obama dé la talla, los demás presidentes y ministros del momento están lejos de ser unos estadistas. Ninguno de los personajes que irá a esa cumbre se asemeja a personalidades como Roosevelt, Churchill, Keynes o William Clayton. Quizá Gordon Brown podría ser un proyecto de Keynes.
Una falla de Pedro Solbes. Pastorea a las ovejas bajo la mirada de ZP.
Pero si dejamos a un lado el deprimente asunto de la falta de talla política de los presidentes de los países de la UE y nos centramos en lo que tenemos y en lo que se rumorea en casa, resulta interesante aprovechar este primer acueducto del año —San José da mucho de sí— para abordar el manido asunto de la sucesión de Pedro Solbes. El vicepresidente económico llegó a esta segunda legislatura tan arrastrado como en la primera, y ahora se ha convertido en el chivo expiatorio de la crisis económica, como corresponde en momentos tan graves como el actual.
Solbes es la víctima política del actual panorama —su popularidad ha pasado de ser la segunda mejor del Gobierno a estar entre los últimos ministros— pese a que ha quedado demostrado que, en los últimos meses, el único ministro de Economía es el propio José Luis Rodríguez Zapatero. De los ocho debates económicos celebrados en el año que ha pasado desde las elecciones, siete los ha protagonizado el presidente, y uno, el de Presupuestos, Pedro Solbes. Es un hecho comentado en columnas y sesudas tribunas que el actual inquilino de La Moncloa prefiere ministros de perfil bajo —así lo afirma él en reiteradas conversaciones privadas— y poner él la cara en lo bueno y en lo malo.
Pedro Solbes comete el pecado de no ocultar su falta de ambición. Felipe González acaba de definirle claramente: "¿Que puede estar cansado? Tiene derecho: lleva cuarenta y tantos años como servidor público", ha dicho el ex presidente. Solo que uno no puede ni debe mostrar ese cansancio, ni siquiera con bromas a destiempo —rarísimo en el estilo socarrón del alicantino—, como aquella de que "envidia" al ex ministro Bermejo en eso, en que sea ex ministro.
Aceptada por los politólogos la premisa de que Zapatero tiene que dar un giro y cargarse a los dos vicepresidentes —Solbes y María Teresa Fernández de la Vega—, las personas más maduras del centro y de la izquierda, esas que temen al Zapatero ocurrente y que, entre susurros, tiemblan solo de pensar quién será el sucesor del ahora desgastado titular de Economía. Y hay dos teorías. A saber:
En este caso, apostará por un sustituto de perfil más dócil, manejable, cercano a su generación. Seguirán las medidas ocurrentes, importadas sobre la marcha por el presidente dependiendo de quién sea el personaje más influyente del momento o con quién se haya visto (puede ocurrir que sea Gordon Brown y haya suerte), adaptando la Directiva de Servicios de Bruselas (pdf: 223kb) —por ejemplo— que debía haberse importado hace tres años.
¿Será Almunia?
Entre estos candidatos a la cartera de Economía se citan: Javier Vallés, jefe de la Oficina Económica de La Moncloa, en alza y con influencia últimamente, discreto y listo, pero falto de experiencia; David Vegara, secretario de Estado de Economía actual, con empatía con el presidente, pero también fiel a Pedro Solbes; Octavio Granado, secretario de Estado de Seguridad social y entrenador del ministro Corbacho; o Aurelio Martínez, actual presidente del ICO, catedrático y técnico de prestigio y de menor perfil político. Con alguno de estos nombres, ZP seguiría siendo ministro de Economía y parcheando la crisis con más o menos fortuna.
Esta opción significaría que, sin dejar de ser presidente, ZP buscaría un ministro independiente, capaz de afrontar la gravísima situación que atraviesa España, la Unión Europea y el mundo. Es decir, dejaría aparcada su vanidad y se impondría el sentido común y la experiencia. Para ello debería, primero, hacer "un pacto de reconciliación generacional" con los propios socialistas de su partido, con los hombres de los anteriores equipos de Felipe González, de forma que pueda escarbar entre quienes fueron ministros o altos cargos en los tres gobiernos socialistas de González, que tengan formación y el ego cubierto —como ha pasado con Solbes— y que puedan dar la talla para afrontar "el futuro aterrador" que Krugman pronosticó delante del mismo presidente español esta semana.
Tras abordar ese gran paso de la "reconciliación generacional", como dicen algunos de sus colegas de partido, el presidente debería de tener la suficiente grandeza y sentido común como para preparar un Plan de Estabilización, un Pacto de Estado, aunque ya lo haya dicho Felipe González, y es sabido que el presidente Zapatero aún no ha podido superar el complejo de Edipo frente a su predecesor socialista, aunque el sevillano nunca fue su padre político.
Entre los nombres que se mencionan para afrontar con talento, experiencia y dignidad la sustitución de Solbes está siempre, en primer lugar, el de Joaquín Almunia, actual comisario de Economía en Bruselas. Si bien es verdad que Almunia, en 'petit comité', nunca quiere y está seguro de que Zapatero no se lo ofrecerá, lo cierto es que si así fuera —oh, milagro— habría muchas maneras de arrastrar al ex ministro de Trabajo de González al puesto de Solbes. Como ya las hubo con el mismo Solbes.
Junto al nombre de Almunia se citan el del catedrático de Economía Emilio Ontiveros; el del consejero de Economía de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán; e incluso el del mismo gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, aunque a éste le suceda lo mismo que a Vegara: son corresponsables, de lo mucho o poco que se ha hecho hasta ahora.
Pero señor lector de esta web, si aún está usted ahí, lo honesto será decirle la verdad: esta última alternativa, la de seleccionar un ministro de Economía con peso, experiencia y sabiduría, tiene menos posibilidades que la primera. Zapatero, tal y como confirman sus allegados pero no se atreven a decírselo a la cara, está en la fase de encontrarse cada día más listo, espabilado y dispuesto a salvarnos él solito. Algo encomiable, si no fuera porque no se aprende economía ni sociología "en dos tardes" y por lo peligroso que resulta no escuchar nada más que a quienes te dicen lo que quieres oír.
NOTA: Esta información ha sido elaborada tras las consultas a tres ex ministros (¿se nota?), dos economistas, dos personas expertas en los pasillos de La Moncloa y dos portavoces de dos ministerios. Es tan aburrido citar 'fuentes anónimas', 'próximas a' y demás eufemismos periodísticos para no citar las fuentes, que nos hemos permitido esta variación.
Si quieres firmar tus comentarios, regístrate o inicia sesión »
En este espacio aparecerán los comentarios a los que hagas referencia. Por ejemplo, si escribes "comentario nº 3" en la caja de la izquierda, podrás ver el contenido de ese comentario aquí. Así te aseguras de que tu referencia es la correcta. No se permite código HTML en los comentarios.
La función pulsabotones de los parlamentarios pasa ahora también a los ministros +
Soitu.es se despide 22 meses después de iniciar su andadura en la Red. Con tristeza pero con mucha gratitud a todos vosotros.
Fuimos a EEUU a probar su tren. Aquí están las conclusiones. Mal, mal...
Algunos países ven esta práctica más cerca del soborno.
A la 'excelencia general' entre los medios grandes en lengua no inglesa.
Caminante no hay camino, se hace camino al andar. Citar este verso de Machado no puede ser más ocurrente al hablar de Mariano Rajoy. Tras la renuncia de Zapatero y las voces que señalan que la estrategia popular podría verse dañada, es necesario preguntarse algo. ¿Ha hecho camino Rajoy? ¿Se ha preparado para ser presidente? Quizás la respuesta sorprenda.
En: E-Campany@
Recomendación: Albert Medrán
“Algunos luchamos por tener los pies en suelo.” Lo decía ayer en su Twitter Raül Romeva, uno de los cuatro eurodiputados españoles (Oriol Junqueras, de ERC, Ramon Tremosa, de CiU, Rosa Estarás del PP y él, de ICV) que apoyaron la enmienda para evitar que el presupuesto comunitario de 2012 contemple los vuelos en primera clase de los parlamentarios europeos. No era una excepción. Lo escribía ahí porque es lo que hace siempre: ser transparente.
En: E-Campany@
Recomendación: Albert Medrán
Son los cien primeros, como podrían ser doscientos o diez. Lo importante es el concepto. La idea de tener unos días para llevar a cabo la transición desde la oposición al gobierno. Del banquillo, a llevar el dorsal titular. Nunca tendremos una segunda oportunidad de crear una buena primera impresión. Y los cien primeros días son esa primera impresión. Veamos su importancia.
En: E-Campany@
Recomendación: Albert Medrán
“Os propongo que sea el Comité Federal, en la próxima reunión que tengamos, después de las elecciones autonómicas y municipales, el que fije el momento de activar el proceso de primarias previsto en los Estatutos del partido para elegir nuestra candidatura a las próximas elecciones generales.” De esta manera, Zapatero ha puesto las primarias en el punto de mira tras anunciar que no será candidato a la reelección. Tras este anuncio, observamos algunas reflexiones sobre el proceso
En: E-Campany@
Recomendación: Albert Medrán
Lo sentimos, no puedes comentar esta noticia si no eres un usuario registrado y has iniciado sesión.
Si quieres, puedes registrarte o, si ya lo estás, iniciar sesión ahora.