Las Fallas le sacan los colores al fútbol valenciano

Valencia.-  La crisis no iba a acapararlo todo. En las Fallas siempre han tenido cabida la crítica sociopolítica y las reivindicaciones de todo tipo pero pocas veces se tratan asuntos potencialmente conflictivos como la religión o el deporte, aunque este año el fútbol ha quedado irónicamente retratado en uno de los monumentos.

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(EFE)

Vista de la falla de Almirante Cadarso-Conde de Altea, dedicada al turismo del futuro, en la que aparecen sendas reproducciones de los jugadores del Valencia CF David Villa y David Silva, con las maleta echas para irse de viaje con la agencia Barçaló Viajes.

La delicada situación por la que atraviesan los dos clubes de fútbol de la ciudad ha acaparado decenas de portadas y minutos en los informativos. El Valencia y el Levante, ambos inmersos en celebraciones conmemorativas (90 y 100 años de historia, respectivamente) y a la vez en un oscuro "pozo" económico, son objetivo fácil para la crítica, en este caso artística.

A propuesta de la comisión San Vicente-Periodista Azzati, el artista setabense Xavier Herrero ha ideado un monumento fallero dedicado plenamente al fútbol de la ciudad de Valencia en el que se reflejan, con la habitual sorna fallera, las miserias, estrecheces y mezquindades de este deporte.

La idea surgió de los mismos falleros de esta histórica comisión con más de 120 años de vida y 50 ininterrumpidos de militancia en la categoría Primera A.

En el cuerpo central de este monumento de 45.000 euros, David Villa mete un penalti por la escuadra a un desconocido portero de nombre Juanra (que luce la camiseta del Olimpic de Xàtiva y estética Cañizares) mientras Manolo "el del bombo" festeja el tanto subido al larguero y una fallera enciende un cohete.

Pero lo realmente llamativo de la Falla reside en los detalles, en la periferia, donde aparecen "borregos" accediendo al campo por la entrada general frente a los directivos y sus "chulazas acompañantes", que pisan alfombras rojas y son atendidos por serviciales porteros.

Justo al lado, un aficionado del Valencia desata toda su pasión al oír el gol por la radio. Salta en el sofá bufanda en mano y desparrama las longanizas del bocadillo que sostiene con la otra.

La crítica se ceba especialmente con el Valencia. El escudo del 90 aniversario aparece inclinado y con varios lemas añadidos: "Una ayudita po fabó" o "Los presidentes marionetas colocados por los políticos que visitan el palco ahora están todos escondidos esperando la solución del artista Soriano".

La rivalidad social, más que deportiva, entre Valencia y Levante, queda patente con dos llamativos "ninots" en los que se puede ver a David Albelda montado en una cabra frente a Rubén Suárez, el hijo del mítico "Cundi", a lomos de una rana.

Una valla de obra recuerda que el negocio del ladrillo sigue muy vinculado al del balón y alude a la apariencia de temporalidad de los actuales directivos de ambos clubes, si bien no hay en toda la falla una sola mención a la actual directiva del Levante, que se puede interpretar como ejemplo de su escaso calado social.

En cambio, otros personajes de este mundo del fútbol como Pedro Villarroel, Juan Villalonga, Juan Bautista Soler o Vicente Soriano sí tienen sus coplillas dedicadas con más o menos saña como "Villarroel, foc en ell" o "Villalonga te la clava ben fonda".

Además, se proponen nuevos patrocinios para la camiseta del Valencia como "Bad Experiencia", en alusión a la polémica surgida en torno al actual patrocinador y otras marcas menos pretenciosas y más valencianas como "Carnissería Pepica" o "Pirotecnia el Xino".

Los árbitros son grandes ratas que yacen empachadas junto a trozos de queso con los escudos del Real Madrid, el Barcelona o el Sevilla, además de que se aprovecha cualquier resquicio para ofrecer futbolistas a precios de saldo y las maletas repletas de billetes de 500 euros vuelan con vida propia.

"Y no hemos colocado la cara de algunos directivos porque con esto del fútbol la gente se vuelve muy loca y temíamos que nos destrozasen la falla", explica José Lloret, presidente en funciones de la comisión.

"Es un monumento atrevido, moderno, porque no tiene un cuerpo central compacto sino que más bien la escena está dispersa. Tenemos muy complicado repetir el primer premio que logramos el año pasado", concluye Lloret.

Jordi Ferrer