Valencia.- Una corrida amable por la condescendencia del tendido y la falta de entidad de los toros, hoy en Valencia, se saldó con el triunfo de "El Juli" y "El Fandi", que cortaron dos orejas cada uno, saliendo los dos a hombros.
FICHA DEL FESTEJO.- Tres toros de Jandilla y tres -tercero, cuarto y quinto- con el hierro de Vegahermosa, del mismo encaste y casa ganadera. Corrida terciada y, salvo el bravo sexto, baja de raza, noblona y de poca entidad.
Juan Serrano "Finito de Córdoba": pinchazo y estocada (silencio); y dos pinchazos y descabello (silencio).
Julián López "El Juli": pinchazo y estocada (una oreja); y metisaca y estocada (una oreja).
David Fandila "El Fandi": pinchazo y metisaca "en los blandos" (silencio); y estoconazo (dos orejas y petición de rabo tras un aviso).
El banderillero Álvaro Montes, herido por el segundo toro al clavar el tercer par, fue atendido en la enfermería de "una cornada en el tercio superior del muslo izquierdo con dos trayectorias: una que abarca la región antero-interna, disecándola en abanico, y otra descendente, que rompe por completo el músculo sartorio y alcanza el paquete vascular sin lesionarlo. Y traumatismo craneofacial, con erosiones múltiples pendientes de estudio por TAC, de pronóstico menos grave".
Al haber sufrido también el herido "convulsiones y pérdida de consciencia" dada la violencia del golpe del toro, el doctor Cristóbal Zaragoza no quiso aventurar el pronóstico como definitivo, dejándolo en principio en "menos grave" pero pendiente aún del estudio por TAC que se le haría en las próximas horas en el Hospital General Universitario, adonde fue trasladado.
La plaza se llenó "hasta la bandera" en tarde soleada y apacible.
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TIRÓN Y CARISMA DEL FANDI
La petición de rabo para "El Fandi" en el último toro fue definitiva para calibrar los criterios que se habían seguido a lo largo de la tarde para enjuiciar los contenidos del festejo. Una petición si no numerosa al menos muy ruidosa.
Y no está hecha esta observación con idea de descalificar opiniones, criterios y gustos. Que en esto de los toros cada cual es muy libre para identificarse con un estilo determinado, y en consecuencia expresar al final su satisfacción o descontento, pues son sagrados -deben serlo- los derechos de los parroquianos que pasan por taquilla.
El público "pagano" (de pagar) siempre tiene razón. Es lo que hay.
Aunque valen consideraciones para entender mejor esa explosión de júbilo incontenible. Una de ellas es el carisma de este torero, todo corazón en su entrega. Y aún más, su espectáculo incandescente en banderillas, apoyándose en unas portentosas facultades físicas.
"El Fandi" es un nombre feliz como transciende por su mirada, su sonrisa, sus gestos y ademanes. Tosco en la forma de moverse por el ruedo, pero nada finge. Lo hace todo con personal naturalidad, de modo que en cada gesto o movimiento se le adivina un gran componente de nobleza y generosidad. Su entrega también es máxima, sin duda.
Por eso tiene incondicionales en todas partes. Los empresarios saben bien de su "tirón" popular. Y los que van a verle son los que no se interesan por ningún otro torero.
¿Quién se atreve entonces a llevarle la contraria a "los enfandilados" teniendo en cuenta lo que se divierten?. Lo único que habría que tener en cuenta en sus actuaciones es que el jurado popular que emite el veredicto final de los trofeos suele ser demasiado benevolente, con él naturalmente, y de paso también con los que le acompañan en el cartel.
Por eso en tardes como ésta de "café para todos", en las que se desnaturaliza un poco bastante la categoría de la plaza, más que nada hay que hacer hincapié en la condescendencia del tendido, que acepta sin rechistar una impresentable corrida. Una birria de toros por presencia, y por contenido.
Toros anovillados y tan justos de fuerzas que la suerte de varas fue un trámite. La raza brilló por su ausencia. En todo caso el sexto fue la excepción, toro bravo, con fijeza y buen son.
Con éste formó "El Fandi" un alboroto, mezcla de dos estilos antagónicos. Porque "El Fandi", conviene decirlo, también sabe torear, aunque lo exprese pocas veces, pues le renta más "lo otro".
Variado de capote. Lucido, para qué decir, en banderillas. Y eficaz y mandón con la muleta: no de arriba a abajo, si no de adelante para atrás. Toreó de rodillas como de pié (la muleta siempre plana), más templado en todo de lo que acostumbra. Aunque sin disimular ciertas marrullerías, inadvertidas en un contexto extremadamente pasional. Mató, en fin, de un soberbio estoconazo. Y le dieron las dos orejas, dicho está todavía con petición de rabo.
En su toro anterior la cosa no pasó de las banderillas, por ser el toro abanto, huidizo y tardo, y porque tampoco acertó el torero en la colocación y la estética.
"El Juli" aprovechó el ambiente para triunfar con el mínimo esfuerzo. Así el momento cumbre de su primera faena fue un circular invertido muy "arrebujado". Algo parecido en el quinto metiéndose ya en el epílogo en los terrenos del toro al ensayar un "parón" a base de hacerle ir y venir al "jandilla" describiendo "ochos" a su alrededor. Dos orejas, una y una, no está mal.
Y "Finito". Cómo estaría para que en tarde tan amistosa entre toros, toreros y público, sólo le echaron cuentas para pedirle que abreviara.
Grave lo de "Finito", que lejos de llevar gente a la plaza, resta. Por eso, todavía más mérito del "Fandi". Y del "Juli".
Por Juan Miguel Núñez
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