El drama de las viudas de Irak

Las mujeres en Irak han tocado fondo. Muchas jóvenes han tenido que abandonar la escuela, miles se han visto empujadas a la prostitución, y los índices de suicidio no han parado de crecer desde la última guerra. Según datos de Naciones Unidas, el analfabetismo entre las iraquíes ha escalado desde un 2% en la década de los setenta y los ochenta hasta un 27% en la actualidad. Otros sondeos indican que la violencia doméstica se ha multiplicado en los últimos cinco años, lo mismo que los crímenes de honor. De su drama se ha hablado en un seminario en Madrid sobre la sociedad civil de Irak organizado por el centro CITpax.

STRINGER/IRAQ (REUTERS)

Estudiantes en un funeral simbólico en Bagdad.

Estos devastadores datos son testimonio del horror que ha padecido Irak en su historia reciente: 24 años de dictadura de Sadam Hussein, guerras y sanciones de Naciones Unidas, y la invasión de 2003 liderada por Estados Unidos con el huracán de violencia que ha provocado.

Uno de sus efectos es que la mayoría de la población de Irak es hoy femenina y su proporción respecto a los hombres en torno a 65/35, según algunos estudios. El Ministerio para la Mujer iraquí cifra el número de viudas en el país en 2 millones, o sea, el 8% de la población, pero otros sondeos indican que ese dato podría alcanzar el 10,7%, 300.000 de ellas sólo en la capital, Bagdad.

"En realidad, no sabemos cuántas viudas hay en Irak porque no existen estadísticas fiables sobre las mujeres. Pero lo que sí sabemos es que estas mujeres no tienen ninguna fuente de ingresos, ni un lugar en el que vivir, ni gas ni electricidad", explica Salma Jabou, asesora en temas de género del presidente iraquí Jalal Talibani. "Muchas optan por la mendicidad o la prostitución, y las niñas sufren también porque se ven forzadas a trabajar y dejar la escuela", dice Jabou en Madrid.

Otro dato preocupante es que las mujeres parecen engrosar cada vez más los cuadros activos de la insurgencia. Aunque los niveles generales de violencia han descendido en Irak, el número de mujeres terroristas suicidas ha ido en aumento. El año pasado, protagonizaron 32 ataques con éxito, en comparación a ocho en el 2007, según cifras de los militares estadounidenses. El atentado suicida más letal de este año fue perpetrado hace dos semanas por una mujer, quien se inmoló durante una peregrinación de chiítas al sur de Bagdad, matando a 40 personas y dejando una estela de 80 heridos.

Una obra de Holly Wong.

¿Ideología o desesperación? Jabou confirma lo que muchos militares y oficiales de inteligencia han atestiguado: que los insurgentes se aprovechan de la vulnerabilidad económica y social de las mujeres, y de las graves dificultades psicológicas y emocionales que padecen como resultado. "Los grupos fanáticos utilizan a las mujeres en esta situación de fragilidad, abusan de que tienen una vida sin recursos, o de que buscan venganza porque han perdido a sus familias en la guerra, o de que su abatimiento las lleva a desear la muerte", dice.

El fenómeno es tan significativo que ha llevado a la autora germano-iraquí Nadje Al-Ali a analizar en su libro 'What Kind of Liberation?' (¿Qué clase de liberación?) si la situación de las mujeres iraquíes ha empeorado o mejorado desde la invasión estadounidense de 2003. Al-Ali, académica de la School of Oriental and African Studies (SOAS) de Londres concluye que la situación de la mujer iraquí ha retrocedido a los niveles de los años 30 como resultado de la última guerra. El libro sugiere además que los grupos de extremistas islámicos están intentando imponer condiciones de estilo talibán a mujeres que, a diferencia de las afganas, han tenido tradicionalmente altos niveles educativos y culturales. El estudio, basado en entrevistas a 120 mujeres iraquíes, describe un clima de "hiper-patriarcado" que incluye a las fuerzas de ocupación, los extremistas islámicos y los propios líderes iraquíes. Según los testimonios de las entrevistadas, a las mujeres se las está acorralando en el interior de los hogares por el grado de presión que se vive en el exterior.

Un 25% de escaños para mujeres

La parlamentaria Bakshan Zangana del Kurdistán iraquí, que asiste también al seminario de Madrid, no está del todo de acuerdo. "La posición de las mujeres en los órganos de toma de decisiones ha mejorado, y en la vida política, además de que con el régimen de Sadam Hussein no teníamos ninguna libertad de expresión", señala.

La participación de las mujeres en el proceso político ha aumentado en efecto desde el final de la guerra: cinco de las carteras ministeriales del gabinete de Talibani están ocupadas por mujeres, el 25% de los escaños del parlamento iraquí están reservados, según estipula la Constitución, para mujeres, y en la región autónoma del Kurdistán, la asamblea parlamentaria ha decidido aumentar esa cuota al 30%. Aunque no todos esos escaños acaban por cubrirse, "al menos la introducción de cuotas ha permitido que entre seis y ocho defensoras de los derechos de la mujer estén el Parlamento, algo que de otra manera no habría ocurrido", dice Zangana.

Pero voces más críticas se quejan de que los argumentos de las diputadas no se escuchan y de que su capacidad de acción es muy reducida. A principios de febrero, la secretaria de Estado para asuntos de la mujer, Nawal Al-Sawaari, dimitió de su cargo alegando falta de recursos y apoyo para atender a un "ejército de viudas, desempleadas y oprimidas mujeres".

La inseguridad del país y la agresividad de grupos radicales, como al Qaeda, está arrinconando también a las mujeres. "En los últimos años, las iraquíes han padecido la presión de los extremistas por infinidad de causas, desde no cubrirse la cabeza hasta haber aceptado entrar en el escenario político", dice Zangana. "La violencia de las calles hace que muchas mujeres sólo salgan de sus hogares cuando es absolutamente necesario y dejan incluso la compra a sus hijos, hermanos o esposos. Las familias no mandan a las niñas a la escuela por miedo el terror. Pero esta situación está mejorando".

Lo que no parece mejorar son los índices de violencia doméstica, amenazas, crímenes de honor, o agresiones sexuales, según documentan organizaciones de derechos humanos desde Human Rights Watch hasta Naciones Unidas. "No es que vayan en aumento, es que ahora se habla de ello y antes se ocultaba totalmente", sostiene Zangana. "En nuestra tradición, la violencia doméstica es algo normal".

Desde su posición de asesora presidencial, Jabou dice que es necesario modificar más leyes, mejorar la educación, y cambiar la mentalidad de los iraquíes, el cómo perciben y sienten la situación de las mujeres.

"Las mujeres son la espina dorsal de la sociedad iraquí", afirma tajante el ministro para Asuntos de la Sociedad Civil, Thamer al-Zubaidi, que también participa en el seminario de la capital española. "Su papel es muy valorado, pero Dios otorgó un rol a los hombres y otro, a las mujeres. El problema es que las mujeres iraquíes tienen un gran complejo porque ven que las mujeres occidentales tienen unas libertades de las que ellas no disfrutan, porque corresponden a culturas distintas".