¿Ha cambiado la seguridad en el transporte urbano tras el 11-M?

Los medios de transporte público con gran afluencia de personas son uno de los objetivos de los grupos terroristas que buscan hacer el mayor daño posible a la población. Lamentablemente, lo hemos comprobado en los últimos años con atentados como el 11-M en los trenes de Cercanías de Madrid, el del 7-J en el metro y autobuses de Londres, e incluso antes cuando una secta liberó en 1995 gas sarín en el suburbano de Tokio.

Mazintosh - Fotogranada (Flickr)

Interior de un vagón del metro de Madrid

¿Ha cambiado la seguridad o el modo de operar de estos medios de transporte tras el atentado más grave ocurrido en España hace ahora cinco años? Lo cierto es que las empresas que gestionan las redes de transporte colectivo en la capital, como Renfe o la EMT, no están muy abiertas a dar detalles cuando se les plantea esta pregunta. En parte, lo que resultaría comprensible, por no desvelar sus estrategias de seguridad, pero sobre todo, por ser este un tema muy sensible que prefieren no tratar con los medios.

Sí responde Metro de Madrid, que asegura que el 11-M marcó un antes y un después para la seguridad de los medios de transporte. "Después de ese día, se tomaron medidas en el suburbano tanto a nivel técnico como humano: por una parte, se incrementó el número de dispositivos de seguridad y videovigilancia —hoy contamos con más de 4.000 cámaras— y lo que ocurre en algunas estaciones se controla a tiempo real desde el puesto de mando", nos cuentan.

Desde el departamento de Seguridad de Metro de Madrid aseguran que "hay una mayor presencia de agentes en toda la red del subterráneo y que se ha establecido una estrecha relación con la Policía Nacional, del que siempre hay un agente en el puesto de mando para que la coordinación sea más rápida".

¿Se utilizan detectores de metales en el suburbano? "No, no contamos con esas medidas de seguridad", responden desde Metro, donde reconocen que desgraciadamente, "no se puede controlar todo y es muy difícil evitar un ataque suicida como el que sucedió esa mañana de jueves de hace cinco años".

Esto puede hacer pensar que una persona que viaje en metro o en autobús esté más expuesto al peligro que otro que conduzca su coche privado. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Como explica Pedro Sauret, director técnico del Fundación del Real Automóvil Club de Cataluña (RACC), "dejando a un lado esta tragedia, el metro y el autobús son los medios de transporte urbano más seguros". Sólo en Madrid, entre los años 2004 y 2007, fallecieron 367 personas en accidentes urbanos (incluidos atropellos) y más de 51.000 resultaron heridas, según datos de la Dirección General de Tráfico (DGT).

Sauret opina que "sucesos como el 11-M sin duda nos hacen reflexionar en cuanto a la seguridad, pero sin embargo no son un problema del funcionamiento interno del medio transporte, ya que un atentado así podría haber ocurrido en cualquiera de los sistemas de transporte urbano". Para el director técnico del RACC, "los autobuses y el metro de Madrid tienen un nivel de seguridad bastante elevado, sobre todo comparado a los accidentes de tráfico en ciudad, con motos y peatones, en los que se registran muchos más fallecidos y heridos". Y es que, según los últimos datos de la DGT de 2007, en España murieron 2.000 personas en accidentes de coche, 471 motoristas y 29 peatones en centros urbanos.

Daquella manera (Flickr)

Un autobús de la EMT en la Puerta del Sol

Si hubiera que comparar el metro con el autobús, Sauret opina que "el autobús es algo menos seguro que el suburbano en cuanto a pequeñas incidencias tales como una frenada —donde los colectivos más vulnerables, como los niños y las personas de tercera edad, pueden resultar heridos—, o los atropellos que se producen en el momento de descender del vehículo.