José María Merino se siente renacido al ser Hijo Adoptivo de León

León.-  El escritor José María Merino es desde hoy Hijo Adoptivo de León, la ciudad que le vio crecer, que siempre ha considerado su tierra y donde hoy ha "renacido" con una filiación recibida con "orgullo, júbilo y agradecimiento".

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(EFE)

El escritor José María Merino. EFE/Archivo

"Es uno de los momentos más gratificantes y conmovedores de mi vida", ha asegurado el escritor nacido en La Coruña en un emotivo acto celebrado en el Salón de Plenos del consistorio, donde una veintena de niños le han entregado un libro en el que recogen sus impresiones sobre el escritor.

A pesar de haber nacido en La Coruña, Merino asegura haberse considerado siempre leonés, como si el nacimiento en otra ciudad hubiera sido a sus efectos un hecho "accidental y fortuito" que en nada ha afectado a la conciencia de su identidad.

En esta línea, ha explicado que este título le presentaba la "incuestionable incertidumbre" de que pese a "saber bien" que no nació en León, "nunca había racionalizado este hecho lo suficiente".

Ha justificado este sentimiento señalando que León fue el ámbito que conoció en su infancia, desde antes siquiera de tener uso de razón, el espacio que impregnó sus primeras impresiones vitales.

Por avatares de la Guerra Civil, su padre, natural de Trabajo del Camino (León), se traslado a Galicia, donde conoció a su madre y donde nació Merino, en concreto en La Coruña en 1941, una ciudad en la que no permaneció ni doce meses, ya que ese mismo año la familia regresó a tierras leonesas.

La ciudad, la provincia y el reino han marcado su trayectoria literaria a través de los grandes nombres de las letras españolas con los que estableció vínculo, y del poder de los lugares marcados con la "misteriosa grandeza de lo legendario".

Su amistad con Luis Mateo Díez y Juan Pedro Aparicio no le ha impedido disfrutar de otros escritores leoneses actuales y pasados.

Ha recordado que títulos como la "Pícara Justina" o "El señor de Bembibre" llenaban las estanterías de la biblioteca familiar y escritores como Antonio Gamoneda, Antonio Pereira o Victoriano Crémer paseaban por sus mismas calles, como "vecinos de carne y hueso".

Este ambiente contribuyó a crear en él una afición literaria que encontraba en León "ejemplos y nutrientes".

Su inclinación por lo mítico y lo legendario le hizo recordar a su padre, que nutrió su imaginación con los relatos sobre el pasado de la ciudad y el reino; y a su abuelo, que habitaba en una callle por la que pasan los peregrinos del Camino de Santiago, y que le enseñó a ver la Vía Láctea, en lugar de en la carretera.

Elementos como la ventana de la celda en la que estuvo en cautiverio Francisco de Quevedo; la Orden de Santiago; la invasión de San Isidoro por la afrancesada, y los avatares constructivos de la Catedral, ayudaron a construir un espacio literario en su memoria.

Este vínculo se concretó hoy con el reconocimiento de su identidad, después de recibir el diploma acreditativo como Hijo Adoptivo de León de manos de su alcalde, Francisco Fernández.

El alcalde dijo que celebraba hoy ser representante de los leoneses, porque el cargo le ofrece "el privilegio de conocer a los mejores", en referencia a Merino.

Tras la entrega del diploma al recién galardonado por el Premio de Las Letras de Castilla y León, le esperaba un secreto y un regalo.

La concejala de Cultura, Evelia Fernández, le ha confesado que decenas de niños de cinco colegios de la ciudad habían realizado trabajos para interpretar su obra, con motivo del acto de adopción.

El regalo llegó de la mano de sus nuevos y pequeños hermanos adoptivos, que han recogido sus trabajos en un libro, que el escritor ha recibido "con unas ganas inmensas" y como uno de los "regalos mas entrañable que siempre llevará consigo".

El acto ha concluido con la actuación del Cuarteto Pallarés, que ha interpretado con la sala en pie El Himno a León.