GRANADA.- ¿Crisis? ¿Qué crisis? Los bares de Granada rebosan clientela casi cualquier día y casi a cualquier hora. ¿El secreto?: acompañar cada consumición con algo de comer. Lo de tapear en esta ciudad es, más que una tradición, un ritual de obligado cumplimiento por el que tienen que pasar por igual granadinos y visitantes (además de una de las señas de identidad de la capital). Pero, ¡ojo! No es tapa todo lo que acompaña a la cerveza, porque no es lo mismo que te pongan unas aceitunas a que te den un arroz o un bocadillo de lomo con sus patatas fritas incluidas. En cualquier bar te darán algo de picar, pero lo suyo es moverse conociendo el terreno y escogiendo los lugares que más se ajusten a lo que vas buscando. Ante la enorme competencia que en materia de tapas existe en esta provincia, la diferenciación del producto se ha convertido en la clave.
Unas clásicas berenjenas, gambas y mollejas en Los Diamantes (¡qué hambre!).
Las calles de Granada esconden verdaderas joyas de este arte y ninguna es secreta, sólo hay que conocerlas. Lo primero es saber cómo funciona eso de las tapas. "Es fácil", pensaréis, "te pides una birra y te ponen la comida gratis", pero existen algunas normas. Hay dos mecanismos para servir tapas: a la carta o las que van sirviendo según el orden que tienen ellos establecido. En el caso de las que se escogen a la carta hay una regla no escrita (aunque muchos bares se encargan de recordarlo en sus cartas de tapas), según la cual se permite un máximo de dos variedades por grupo, es decir, que nada de eso de pedir cada uno una cosa distinta. Otro aspecto importante a tener en cuenta es que el tapeo tiene un horario que suele ser de 13 a 16 h (o 17 h) al mediodía y de 20 a 00 h por la noche, por lo que lo más común es que cierren entre estos dos turnos (con honrosas excepciones). Una vez aclarados estos 'principios', podemos pasar al meollo de la cuestión: cuáles son los mejores sitios de Granada para tapear.
Empezaremos por los clásicos, lugares con solera e historia o sitios donde degustar tapas tradicionales, que pueden ser una buena opción para picar algo al mediodía, por ejemplo. Dentro de este grupo, no se puede dejar de ir al Diamante, famoso por sus tapas de pescado fresco. Situado en la calle Navas, al lado del Ayuntamiento —una de las que más bares de tapas alberga— la fama de este lugar queda patente en cuanto intentas entrar, porque siempre está lleno.
Otra visita casi obligatoria es el Ca Julio (C/ Hermosa, en Plaza Nueva), que ahora mismo está cerrado porque están rehabilitando el edificio, pero que volverá a abrir, esperemos, en breve. Este barecillo sin ningún encanto a primera vista es famoso por el pescado frito que te ponen como acompañamiento a la bebida, con la peculiaridad de que ésta puede ser gazpacho, así que te puedes tomar un buen vaso de gazpacho y, de tapa, unos boquerones, o lo que toque. Eso sí, hay que ser tenaz y estar entrenado en eso de pedir a través de la muchedumbre porque también suele estar repleto (cosa que no es muy difícil, teniendo en cuenta el tamaño del local).
En la plaza de Pescadería hay otros dos 'must' de la tradición tapera: el Cunini y el Oliver. Sitios familiares por los que han pasado generaciones de granadinos y en los que siempre puedes probar un buen arroz o más pescado fresco.
Pero si lo que te apetece es más que picar algo, comer de verdad, entonces lo mejor es que te pases por alguno de los bares donde lo que se lleva es la cantidad (los favoritos de los estudiantes). El Reventaero (Camino de Ronda 101), como su propio nombre indica, es un lugar en el que con dos o tres consumiciones acabas lleno a reventar. Sus tapas son, más que tapas, platos combinados (con huevo, chorizo y patatas, por ejemplo) o bocadillos y con la segunda tapa te ofrecen, además, el postre: un flan cortesía de la casa. El lugar es grande, pero, aún así, se suele llenar, así que conviene ir pronto para encontrar mesa. Otra opción para hambrientos, sin salir del centro de Granada, es El Nido del Búho, en la calle Doctor Pareja Yébenes, alrededores de la plaza de toros.
Algo más alejado está el mítico barrio de La Chana, famoso por sus bares de tapas, donde puedes encontrar, entre otros, El Arenal (C/Virgen del Monte s/n), uno de los sitios más concurridos de la capital. En un artículo sobre los bares preferidos de los granadinos, su dueño asegura que gastan diariamente una media de 40 kilogramos de calamares, 100 de patatas y 50 de lomo, algo que muestra la afluencia del lugar. Otro clásico a la hora de ponerse las botas es el Ecu (Avenida Palacio de los Deportes), en el barrio del Zaidín, donde es difícil pasar de la segunda tapa.
En el caso de que lo que te apetezca sea una tapa especial, bien por el tipo de comida bien por el tipo de bar, también hay una más que aceptable oferta. Para empezar, están los que fusionan platos u ofrecen tapas exóticas. Dentro de este grupo destacan La Bella Kurva (C/ San Jerónimo, alrededores de la plaza de Derecho), donde se puede degustar sushi, fideos de arroz con sésamo y soja, tortellini... Y todo sentado en mesas y sillas en las que te tienes que subir escalando de lo altas que son. La decoración es bastante original y tanto la música como la iluminación hacen que sea un sitio agradable que, a última hora de la noche, se convierte en un bar de copas.
¡En Granada nos encanta tapear!
El Poë es otro clásico en esto de la cocina fusión y uno de los sitios preferidos por los erasmus. Situado en la calle Verónica de la Magdalena 40, lo mismo te sirven una feijoada que un pollo al estilo tailandés.
Por último, me gustaría hacer mención tanto al Reca, en la plaza de la Trinidad, con su lentejas con curri y sus mesas al sol, como al Marrakech, en calle Elvira, donde las consumiciones van acompañadas de mini kebabs (o mini Shawarmas, que es como se les llama en Granada).
Otros sitios con tapas especiales (o de autor) son La Pajuana (C/ Rosario 12) y el DeCuadros. El primero es sin duda uno de mis favoritos tanto por calidad como por cantidad, donde la comida se sirve con una presentación inmejorable (además de estar buena) y en un entorno de diseño. Lo malo es que el lugar es bastante pequeño, por lo que se hace imposible entrar, a no ser que se llegue temprano. En cuanto al DeCuadros, más que hablar de uno, hay que especificar que son tres. Las tapas son las mismas en todos ellos (queso frito, tortellini, crepes rellenas de espinacas...), lo que cambia es el ambiente. Mientras que en el DeCuadros situado en la calle Conde de Cifuentes puedes encontrar un bar más pequeño y tradicional, en el de la calle Pintor López Mezquita, cerca de Pedro Antonio de Alarcón, las tapas se comen sentados en sillones de diseño y al ritmo de música de djs y en el de la Plaza de Toros se trata de música más tranquila, pero con el mismo tipo de decoración y un ambiente más cercano a la cafetería que al bar.
También hay bares de tapas de ambiente, entre los que podemos encontrar el Rojo Bar (C/ Laurel de Tablas 10), todo pintado de este color, con cocina creativa y buena música, y La Tortuga (C/ Elvira), de ambiente desenfadado y con una importante carta de tapas entre las que se incluyen bastantes vegetarianas.
No te pierdas los quesos y el jamón del Soria.
Por último me gustaría hablar de lugares que, por distintos motivos, son peculiares. Si eres un melómano, te gustará el Loop Bar & Records (C/ San Matías 8), donde, además de tomarte una bebida con su tapa, podrás comprar vinilos y disfrutar, de vez en cuando, de música en directo. Este sitio, además, no cierra durante la tarde, por lo que suele ser una buena opción cuando llega la hora en la que todos los bares echan la persiana pero uno no quiere irse a casa (o cuando se pretende empalmar las tapas del mediodía con las de la noche). El Amador (Pintor López Mezquita 13) es un lugar de peregrinaje para los fans del grupo granadino Los Planetas, por aparecer en su tema Qué puedo hacer, pero se pueden llevar una decepción al constatar que sus ídolos no pasan por ahí tanto como dice la canción y que las tapas no son nada del otro mundo (abundantes pero cutres).
El Soria, en la plaza de la Trinidad, es un barecillo tradicional en el que ponen buenos quesos y buen jamón y que suele tener una clientela de lo más moderna. De hecho, el establecimiento tiene su propio Myspace, llevado por Fran, su dueño, quien siempre está dispuesto a darte conversación.
Para frikis, el mejor es sin duda El Rincón de Michael Landon, en la calle Rector García Duarte 2, con sus fotos de series de los 80 y con sus tapas con nombres como Webster o V, además del altar dedicado a Michael Landon y el trivial Landon (todos los miércoles). Existe, además, un Rincón de Michael Landon II 'The Revenge' (Conde de Tendillas), con la misma filosofía que el primero y muy cerca de éste pero más espacioso, por si uno estuviera lleno.
Por supuesto son todos los que están pero no están todos los que son, así que se aceptan nuevas sugerencias.
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