MADRID.- Treinta kilómetros al norte de Madrid, en una zona residencial de lujo, vive bajo el anonimato de su apellido de casada la hija de la vicepresidenta de Zimbabue, Joyce Mujuru, uno de los pilares del régimen dictatorial de Robert Mugabe. Pero a Nyasha del Campo, Nyasha Mujuru hasta que se casó con un empresario español en 2007, se le ha terminado la tranquilidad en Soto de Viñuelas. La empresa Firstar Europe Ltd., con sede en Warrington, Reino Unido, le acusa directamente de intentar venderles, en nombre de su madre, 3.700 kilogramos de oro congoleño cuyo precio en el mercado rondaría hoy los 88 millones de euros. "Oro indeseable", dicen desde Firstar, conscientes de que la política africana está sometida a sanciones internacionales y de que cualquier negocio con ella las contravendría.
La casa donde vive Nyasha del Campo (en la imagen) en Soto de Viñuelas, al Norte de Madrid.
El vicepresidente de la compañía, Bernd Hagemann, ha confirmado telefónicamente a Soitu.es que Nyasha propuso el pasado mes de noviembre esa transacción y que, inicialmente, Firstar consideró la oferta. Pero, según Hagemann, decidieron abortar la compra cuando los investigadores de la empresa en Washington comprobaron que la persona detrás de la operación era la madre de Nyasha y que la procedencia del oro era conflictiva.
Joyce Mujuru se encuentra en la lista de más de 200 oficiales del entorno de Mugabe que están sometidos a sanciones tanto de Estados Unidos como de la Unión Europea por abusos de los derechos humanos —entre otras cosas, no pueden viajar a ninguno de los 27 países de la UE—. La vicepresidenta y su marido, Solomon Mujuru, jefe del Ejército tras la independencia del país africano en 1980, tienen importantes intereses en el sector minero. En un país donde el paro alcanza el 90% y un 75% de la población tiene necesidades básicas de alimentos, según datos de Naciones Unidas, Zimbabue cuenta también con una acaudalada élite favorecida por el presidente .
"Nyasha estaba gestionando la operación, pero su madre era la que financiaba todo, según ella misma nos contó", dice Hagemann. "Cuando le dijimos que no comerciábamos con oro de Congo, respondió: 'no hay problema, en 10 minutos puedo cambiarle la procedencia a Kenia'. Eso fue la indicación final de que estas personas son criminales".
La madre de Nyasha y vicepresidenta de Zimbabue Joyce Mujuru. A la derecha, con Mugabe.
El oro procedente de la República Democrática del Congo no está sometido a embargo, ni de Naciones Unidas ni de la Unión Africana; la decisión de aceptarlo o no en transacciones depende de las compañías: "No nos interesa comprar oro de personas que gobiernan un país (Zimbabue) en el que la gente está muriendo de cólera, o de otro (Congo) donde los niños trabajan en las minas, y el dinero de estas transacciones se utilizaría para comprar armas y matar a más gente", argumenta Hagemann. Diversos informes de Naciones Unidas han señalado en el pasado a altos funcionarios y generales de Zimbabue por su participación en el saqueo de recursos naturales de la República Democrática del Congo, especialmente oro y diamantes, pero hasta ahora nunca se ha hecho nada por llevarlos ante la Justicia.
Según el directivo de Firstar, la propuesta de Nyasha era trasladar el oro vía Kenia hasta Zurich, donde la empresa debería pagar 100.000 dólares en concepto de gastos de transporte por ese recorrido. Pero tras el dossier encargado a su departamento de investigación, Firstar colocó al matrimonio Del Campo, así como a Joyce Mujuru, en la lista negra de su compañía a principios de diciembre pasado, semanas después de que se iniciaran los contactos comerciales. También informó al Departamento del Tesoro de Estados Unidos y al FBI, que los incluyó en sus propias listas.
En el intercambio de correos durante las negociaciones, a los que ha tenido acceso soitu.es, Nyasha aparece bien por el nombre de la empresa Onesafara o como Nyasha del Campo. Los responsables de Firstar insisten en que comenzaron a negociar sin saber con qué personas trataban y sólo decidieron suspender la operación al recibir los resultados de la investigación que realizaron sus expertos en EEUU, y que identificaba a Joyce Mujuru como la madre de Nyasha. Hagemann afirma que tras la ruptura de la negociación recibió una llamada amenazante de la política africana en la que exigía que se les sacara de la lista negra de su página web. Nyasha asegura que el oro —actualmente en tránsito en Kenia— "no es oro conflictivo". Y reitera que los representantes de Firstar estaban al tanto de con quién trataban "desde el principio".
El día de la boda del español Pedro del Campo y Nyasha, en 2007, en las cataratas Victoria.
Firstar International Group fue fundada en 1986 en Atlanta por el ex Gobernador de Florida Wayne Mixon, y en su consejo directivo figuran también Rudolf Kraus, ex parlamentario alemán, y Bill Grant, ex presidente de la asociación de banqueros de Florida. La compañía está especializada en el comercio de materias primas y, además de en Europa, tiene operaciones en Ecuador, Jordania, Irak, Kuwait y Dubai, según la información que aparece en la página web de la compañía.
La operación se ha venido abajo en un momento en el que se ha despertado una auténtica fiebre del oro. Los datos de la crisis económica mundial, cada día más graves, han llevado a la onza a rozar los 1.000 euros (a 967,50 dólares la onza en el Comex de la New York Mercantile Exchange).
El martes nos ponemos en contacto por primera vez con Nyasha del Campo. Lo hacemos a través de la red social Facebook y, pese a que rápidamente conseguimos intercambiar unos mensajes, ella modifica su perfil una hora después. Sostiene que la denuncia de Firstar se debe a motivaciones políticas y acusaciones falsas contra su madre y concluye: "Esta cuestión está ahora en manos de mis abogados, quienes preparan un proceso judicial contra Firstar por difamación, racismo y acoso sexual, entre otras acusaciones".
Al día siguiente la localizamos en Soto de Viñuelas. Junto a su casa, un chalet de lujo de dos pisos y un gran jardín, se muestra reacia a dar explicaciones. Finalmente accede a concertar una entrevista telefónica. Nyasha asegura que trabaja como broker y que lo hace exclusivamente para su empresa y la de su marido, Onesafara International, con domicilio social en Madrid, y Berline Equities Corp., registrada en Suiza. Explica que fue el empresario Dancor Spies, presidente de la compañía sudafricana TAU Holdings Ltd, quien la contrató para que prestara sus servicios en la transacción: "Nosotros hacíamos de intermediarios del señor Spies y él controlaba las 3,7 toneladas de oro".
Pero la venta se torció, agrega, porque "nosotros pedíamos una garantía de pago a Firstar y no nos la querían dar. Querían que lleváramos el oro hasta Zurich pero, sin garantías, nos negamos. Entonces comenzó la campaña de difamación de Hagemann y Felix Eimer (otro empleado de Firstar). Me amenazaron con que si no llevábamos el oro nos meterían en una lista negra y lo hicieron". Eimer, en una entrevista a un medio de Zimbabue, también asegura que trataron de venderles diamantes sin los certificados del Proceso Kimberley y Firstar muestra en su página web el documento (pdf) en el que aparece un lote por valor de unos 15 millones de dólares. Nyasha lo niega también y dice que fueron ellos los que le pidieron diamantes. "Nosotros vendemos maíz de Argentina o azúcar de la República Dominicana. Era la primera operación con oro que hacíamos", concluye la hija de Joyce Mujuru.
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