Georgia prefiere guerrear en el plató de Eurovisión

Tras enseñarle el puño a Rusia en el campo de batalla durante el pasado verano, Georgia parece haber decidido trasladar su resistencia al vecino gigante hasta el terreno musical. La candidata georgiana a Eurovisión este año es una canción que ataca al líder ruso por excelencia, Vladimir Putin, y que está provocando intensas reacciones entre sus compatriotas.

STR (REUTERS)

Stefane & 3G en actuación en Tbilisi.

'We Don't Wanna Put In', es el título de la tonada que interpreta el grupo georgiano Stephan & 3G , en un juego de palabras simplón que puede leerse como 'No queremos a Putin'. Pero el primer ministro ruso no es precisamente famoso por su fácil sentido del humor cuando se trata de cuestiones que tocan al orgullo nacional y, pese a la vacuidad del texto, su entourage no ha tardado en hacerse eco de la contrariedad. Dimitri Peskov, portavoz de Putin, ha calificado la canción de acto de 'hooliganismo' y, en declaraciones a la agencia de noticias Ria Novosti, comentó que le parecía desafortunado que Georgia utilizase un concurso televisado "para promocionar ambiciones pseudopolíticas". Representantes del mundo ruso de la cultura como Yana Rudkovskaya, productora de Dima Bilan, la ganadora de Eurovisión 2008, calificó la composición georgiana de "inmoral" y dijo a la emisora Echo Moskvy que "debería prohibirse por insultos contra nuestro país".

Georgia tenía previsto boicotear la edición de este año del Festival —que se celebra en Moscú— en protesta por la anexión «de facto» rusa de dos regiones separatistas georgianas tras la guerra que enfrentó a ambos países en agosto pasado. Pero, al parecer, ha optado por ajustar cuentas infligiendo a Rusia un "revolcón lírico". "Ya que hemos decidido participar en Eurovisión , es preciso que le enviemos un mensaje a toda Europa, y ante todo a Moscú", precisó a Reuters el productor de la canción Kakha Tsiskaridze.

Moderar ánimos

Pero tras el fuerte rechazo inicial, algunos sectores rusos parecen haber empezado a templar ánimos. Un alto funcionario ruso del medioambiente, Oleg Mitvol, ha manifestado que la letra georgiana no es más que un chiste, y como tal debe tomarse. "Después de provocar una reacciones muy potentes, ese es el espíritu que ahora empieza a generalizarse", explica desde Moscú Svetlana Kounitsyna, editora del portal de noticias ruso dailyonline. "Eurovisión solía ser un acontecimiento interesante; también en el seguimiento de qué países votaban por qué otros. Pero ahora se ha convertido en un juego político tontorrón. No recuerdo ni un solo grupo musical reciente de mérito que haya sido descubierto gracias a Eurovisión".

Portavoces del concurso (organizado por la European Broadcasting Union, EBU, con sede en Ginebra y sin ninguna conexión formal con la Unión Europea) aseguran que "las canciones de tipo político nunca han sido permitidas en el escenario de Eurovisión". Pero esta no es la primera vez que las connotaciones ideológicas crean polémica. En el 2005, el grupo de rap ucraniano GreenJolly tuvo que modificar la letra de su canción candidata a Eurovisión porque estaba plagada de referencias a la Revolución Naranja, que estalló en contra del fraude electoral en las presidenciales de ese país el año anterior.

En el 2006, la cantante bielorrusa Polina Smolova, interpretó una canción que alababa al autoritario líder de su país, Alexander Lukashenko, con versos del tipo: «No me vuelvas a decir que es un mentiroso acabado; yo me siento segura porque sé que es bueno».

"La canción de Georgia es un buen ejercicio de publicidad para el grupo Stephan & 3G porque muchos países lo votarán en solidaridad con los georgianos, votos que muy probablemente no le hubieran dado al grupo si la situación con Georgia hubiese sido distinta", concluye Kounitsyna.