Ricoh CX1, una cámara para obsesos

Se veía venir. Los fabricantes de cámaras están cada vez más atentos a las nuevas técnicas de la fotografía digital que tanto triunfan entre los aficionados. La creación en la propia máquina de imágenes de alto rango dinámico (HDR), la captación de 'instantes decisivos' disparando rapidísimas ráfagas, la grabación de vídeos 'slow motion', o la obtención de fotografías con una amplia profundidad de campo, son algunas de las cosas que permite la Ricoh CX1, una compacta cuyo lanzamiento ha sido ya anunciado y que sin duda marcará tendencia.

Si eres de los que te gustan las cámaras clásicas probablemente abominarás de la CX1, pero si en cambio eres de los que les encanta experimentar con la tecnología digital a la hora de captar fotografías y vídeos, no le pierdas la pista a esta Ricoh, promete deparar muchas sorpresas. Esta es una cámara que parece haber sido creada con la intención de que pasemos horas y horas experimentando con ella y con Photoshop, y esto último pese a que no es capaz de disparar en modo RAW.

Haciendo dos fotos para lograr una

Sobre el papel, todo apunta a que en Ricoh han sido de lo más hábilés a la hora de enfrentarse a algunos retos que hoy plantea el mercado de la fotografía digital. La característica que más nos ha llamado la atención de la CX1 es que puede disparar a gran velocidad dos imágenes con distinto nivel de exposición que se fusionan en una, logrando un rango dinámico extendido. Es la primera cámara del mercado que utiliza esta técnica. Aún no hemos podido ver ninguna foto para comprobar el resultado, pero nos imaginamos que el mayor reto al que se enfrentan en Ricoh con este procedimiento es evitar que las fotos tengan un color un tanto irreal.

Como concepto, la verdad es que nos parece de lo más ingenioso, pues la cámara no hace otra cosa que generar una imagen HDR. Al escoger este atajo, la firma opta por un astuto método para lograr imágenes ricas en matices en las luces y las sombras. En lugar de incoporar un sensor de alto rendimiento —como sucede en el caso de las Fuji equipadas con alguna versión del SuperCCD o de las Sigma que incluyen el Foveon X3— en Ricoh han optado por un diminuto pero veloz CMOS de 1/2.3". Según explican, con ello se amplía la horquilla de la sensibilidad hasta 12 EV. Habrá que verlo para creerlo.

La arquitectura CMOS, bastante extraña en una compacta, explicaría la rapidez de esta CX1, que logra ráfagas de 4 fps —aunque la velocidad decrece a 3 fps a partir de la foto número 60—. También filma en vídeo a 120 fps, por lo que se apunta también al carro del 'slow motion'. Lo que va a defraudar a más de uno es que no graba en alta definición, pues el tamaño máximo de los clips es de 640 x 480 píxeles. Por otra parte, la máquina ha sido diseñada para que no se escapen los 'instantes decisivos'. Para ello dispone de un modo de disparo continuo que captura ráfagas a un tamaño máximo de dos megapíxeles. Al activarlo, podemos elegir uno de los 30 fotogramas tomados dos segundos antes o después de que pulsemos el disparador.

Otra función curiosa es que puede hacer siete tomas de un mismo motivo enfocando a siete zonas distintas. De la secuencia resultante elegiremos la foto que más nos convence. Esta técnica imaginamos que será especialmente útil al usar el modo macro, que es donde el enfoque suele dar quebraderos de cabeza, pero no sería de extrañar que en Ricoh también hayan pensado en las posibilidades que brindan algunos programas, como Photoshop CS4, a la hora de fusionar estas siete imágenes para lograr una foto final con una profundidad de campo prácticamente ilimitada. Algo que hoy por hoy sólo logran las cámaras de estudio de gran formato.

Una óptica poco luminosa, pero versátil

Su óptica, de la que aún no sabemos nada sobre su calidad, es bastante versátil, pues incorpora un objetivo de 7x con una longitud focal de 28-200mm con estabilizador de movimiento. Por lo que no vamos a tener problemas para disparar en interiores ni para acercarnos a sujetos lejanos. De esta forma, Ricoh parece querer competir con los modelos 'bridge' de otros fabricantes. Respecto a las aberturas máximas del diafragma, éstas oscilan entre los f3,3 del gran angular y los f5,2, por lo que en este sentido la cámara flaquea un tanto y nos veremos obligados a disparar en más de una ocasión a más de 400 ISO. Algo que no es una mala noticia para una cámara con un sensor modesto, y más cuando el fabricante se obstina en que tenga casi 10 megapíxeles.

Al igual que la Ricoh GX200 incorpora un nivelador y un acelerómetro que demostraron ser muy útiles a la hora de encuadrar cuando probamos esa cámara, también puede reconocer caras, compensa el desenfoque producido por el movimiento de la mano, e incopora ciertas ayudas para endulzar la titánica tarea de revisar los centenares de fotografías que pueden llegar a dispararse en una sesión.

La CX1 demuestra también sus ambiciones en su cuerpo completamente metálico y disponible en negro, plateado, y rosa pálido. Otro aspecto que parece bastante trabajado es la generosa y sorprendente pantalla LCD de tres pulgadas y casi un megapíxel de definición que incorpora, que es más propia de una réflex avanzada que de una compacta. Ricoh asegura que ha hecho los deberes para que no se ensucie ni queden marcas sobre ella. No se ha informado sobre su precio oficial, pero probablemente supere los 300 euros. De este aspecto dependerá en gran medida su éxito, con la que está cayendo.

En definitiva, la CX1 es una cámara que nos ayudará bastante a la hora de captar imágenes y vídeos cuyo principal destino sean los blogs, las redes sociales, y ocasionalmente el papel o una pantalla de televisión. Cada vez parece más claro que, en cierto lenguaje fotográfico, lo importante no es tanto definir un motivo y ajustar unos parámetros como elegir una foto de entre todas las que la cámara hace por nosotros.

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