El "Señor de la alegría" impone su ley en el Carnaval de Río de Janeiro

Río de Janeiro.-  El Carnaval de Río de Janeiro se abrió oficialmente hoy con la entrega de las llaves de la ciudad al Rey Momo, el "Señor de la alegría", que invitó a sus súbditos a disfrutar sin violencia de la fiesta hasta el próximo martes.

Como no podía ser de otra forma, el soberano de la fiesta carioca fue investido en un alegre acto celebrado en el Fuerte de Copacabana, donde el alcalde de la ciudad, Eduardo Paes, le entregó las llaves de la urbe en medio de la fanfarria.

"Vamos a disfrutar este carnaval de la mejor manera posible, con mucha alegría, paz y sin violencia", dijo el Rey Momo, encarnado este año por el empleado bancario Milton Junior, de 29 años.

El soberano de la juerga, vestido con traje blanco y portando la corona, el cetro y la banda que acreditan su dignidad, acudió al acto acompañado por la reina del carnaval, Jessica Maia, y una corte de dos princesas.

El Rey Momo fue recibido entre música de tambores y trompetas y bajo una lluvia de pétalos de flores, y tras finalizar el acto dio con su comitiva una vuelta en la noria gigante instalada en el fuerte para promover la candidatura de Río de Janeiro a los Juegos Olímpicos del 2016.

Con la fiesta oficialmente abierta, la diversión quedó por cuenta de los 160 "blocos" (bandas de barrio) que durante cinco días recorrerán las calles y avenidas de Río de Janeiro con músicas y comparsas que arrastran multitudes bajo el canicular sol del verano carioca.

"Blocos" tradicionales como "Cordao da bola preta" y la "Banda de Ipanema" y otras menos conocidas se encargarán de poner la fiesta popular desde hoy, mientras que en el Sambódromo las escuelas de samba del Grupo Especial harán su propio espectáculo a partir del domingo por la noche.

Doce escuelas de la máxima categoría, cada una formada por un promedio de 5.000 personas, se disputarán este año el título de campeón del Carnaval carioca, en un vistoso espectáculo de música, baile, luces y color que se prolongará hasta las primeras horas del martes que antecede al Miércoles de Ceniza.

Cada escuela presentará un "enredo" (tema) de libre elección que pondrá en escena en el Sambódromo con músicos, carrozas, disfraces y bailarines para deleite del público que paga por acceder al escenario.

El domingo por la noche se presentarán Imperio Serrano, Grande Río, Vila Isabel, Mocidade Independiente, Beija-Flor y Unidos da Tijuca.

El lunes será el turno de Porto da Pedra, Salgueiro, Imperatriz Leopoldinense, Portela, Mangueira y Viradouro.

Para no competir con el prestigio del Carnaval carioca, las escuelas de samba de Sao Paulo desfilarán esta noche y mañana en el Sambódromo de Anhembí, mientras que en otras ciudades la fiesta será básicamente en la calles.

Es el caso de Salvador, capital del estado de Bahía, donde la juerga corre suelta desde ayer animada por cantantes que agitan multitudes desde los "tríos eléctricos", como se denomina a los enormes camiones con potentes equipos de amplificación que recorren las avenidas de la ciudad.

Artistas populares como Claudia Leite y Margareth Menezes, o agrupaciones como Timbalada y Cheiro de Amor fueron de los primeros en presentarse para la multitud congregada en la capital bahiana, donde el Carnaval suele empezar un día antes y terminar uno después que en el resto del país.

De la misma forma, en Recife, capital del estado de Pernambuco, y la vecina Olinda comenzaron los festejos al compás de ritmos populares como el frevo y el maracatú.

Recife será escenario mañana del desfile del "Galo da madrugada", un asociación vecinal que fue reconocida hace algunos años por el Libro Guinness de los Récords como la mayor fiesta callejera del mundo por llevar a las calles a cerca de 1,5 millones de personas en un delirio que parece no tener fin, presidido por un gallo gigante de colores vivos.

Mientras tanto en Olinda, los artesanos de la ciudad daban hoy los últimos toques a los muñecos gigantes que tradicionalmente encabezan la fiesta popular y entre los cuales destaca este año uno que representa al presidente de EE.UU., Barack Obama, cuyo rostro estampado en máscaras se vende como pan caliente en este carnaval.