La sangre es de Valverde

El pasado siempre vuelve, especialmente si tiene forma de bolsa de sangre congelada. Alejandro Valverde, uno de los mejores ciclistas del pelotón, compareció ayer en la sede del Comité Olímpico Italiano (CONI). Es el organismo encargado de combatir el dopaje en el país transalpino. El ciclista español no ha dado positivo: simplemente querían notificarle que una bolsa de sangre perteneciente a la Operación Puerto —la mayor operación contra el dopaje realizada en Europa— le pertenece, y es una prueba ineludible que conlleva una sanción deportiva de dos años.

El 22 de mayo de 2006 la Guardia Civil desarticuló una red delictiva especializada en la mejora del rendimiento deportivo (dopaje), dedicada al tráfico de sustancias ilegales y que sometía a sus clientes —deportistas profesionales— a tratamientos al margen de cualquier control sanitario y en dudosas condiciones. El juicio por delitos contra la salud pública, que finalmente se celebrará, está previsto para este otoño. Entre las pruebas incautadas figuraban más de 200 bolsas de sangre y plasma sanguíneo, parte de la praxis médica poco ortodoxa que Eufemiano Fuentes, el 'cerebro' de la trama, empleaba en su lucrativo negocio.

Se desataron todos los rumores sobre los posibles ciclistas implicados, pero sólo tres días después se citaban fuentes de la investigación que afirmaban "que están la mayoría de los conocidos, salvo Alejandro Valverde". Curioso. De entre todos, uno salvado. A pesar de que Eufemiano Fuentes había sido el médico del equipo en el que había militado Valverde entre 2002 —año de su debut— y 2004, el corredor murciano se libraba de cualquier sospecha. Pocos días antes del inicio del Tour 2006 se filtraron varios documentos del sumario a El País. En uno (el documento 114 del informe policial) aparecía escrito "18 Valv. (Piti)", correspondiente a una bolsa de plasma criogenizado. Piti era el nombre del perro de Valverde.

A partir de entonces ha habido diversas batallas para probar la pertenencia de esa bolsa de sangre a Valverde, siempre truncadas por la negativa del juez instructor a ceder ninguna muestra. El mismo ciclista sí podía haber solicitado una muestra para despejar dudas, pero nunca lo hizo. Siempre ha negado su vinculación con el dopaje y afirma estar completamente limpio. La prueba del ADN es segura al 100%, pero sólo la piden los inocentes. El caso parecía empantanado, y el ciclista seguía compitiendo con normalidad.

Valverde guarda silencio

Hace unos días recibió la convocatoria del CONI. El juez titular Antonio Serrano había estado de baja, y su sustituta había cedido las muestras de sangre que se conservan en un laboratorio de Barcelona a las autoridades italianas. Entre ellas estaba la de la bolsa 18, correspondiente a una extracción de 2004. El CONI ya había sancionado a Ivan Basso —otro ciclista puntero— por unos hechos idénticos, y se ha arrogado del derecho a poder sancionar a Alejandro Valverde, utilizando el procedimiento establecido: comisión rogatoria internacional realizada por la fiscalía para obtener las muestras de la Operación Puerto. La muestra de Valverde para realizar el cotejo la habían obtenido en una etapa que finalizó en Italia durante el pasado Tour de Francia.

El veredicto de la prueba de ADN fue inequívoco: la bolsa 18 pertenece a Valverde. Es la misma sangre. El dopaje sanguíneo, independientemente de las sustancias que pueda haber, es susceptible de sanción deportiva y no caduca hasta pasados ocho años de la infracción. Ayer, los abogados del ciclista español se centraron en quitar autoridad al CONI, pero sin entrar a hablar de la bolsa de sangre. Porque la sangre es de su cliente, y eso ya no lo duda nadie: no es poca victoria después de casi tres años de engaños, ocultamientos y defensas apasionadas de lo indefendible.

A Valverde le dijeron que no hablase. No compareció en la rueda de prensa. A última hora ha emitido un comunicado cochambroso. Tiene quince días para realizar sus alegaciones. A partir de entonces, la sanción surtirá efecto y lo más probable, aunque en la Operación Puerto puede pasar de todo —el juez Antonio Serrano intentó en el último momento negar validez al envío de las muestras de sangre— es que no volvamos a ver competir a Valverde hasta el año 2011, cuando el ciclista tenga 31 años. El CONI tiene otras 41 muestras, sigan pasando.

* Sergio Palomonte es el autor de ciclismo2005.blogspot.com