Tampa (Florida.- Tampa (Florida, EEUU), 27 ene (EFE).- Desde que llegaron los Acereros de Pittsburgh y los Cardenales de Arizona a Tampa para protagonizar la 43 edición del Partido del Super Bowl admitieron que sus triunfos para luchar por el título de campeones los consiguieron con estilos completamente opuestos.
Ambos equipos son conscientes que cuando se enfrenten el próximo domingo, solo uno de ellos se quedará con el título de campeones de la Liga Nacional de Fútbol Americano (NFL). EFE/Archivo
Pero ambos equipos son conscientes que cuando se enfrenten el próximo domingo, sólo uno de ellos se quedará con el título de campeones de la Liga Nacional de Fútbol Americano (NFL).
El entrenador jefe de los Acereros, Mike Tomlin, de 36 años, dejó muy claro en su primer contacto con la prensa que todo lo que habían hecho durante los partidos anteriores les iba a servir para buscar la gran victoria.
"No tenemos que cambiar nada, simplemente adaptarnos al ambiente especial que tiene un Super Bowl y luego hacer en el campo las cosas para las que hemos trabajado durante toda la temporada", comentó Tomlin. "Respetamos a nuestro rival y eso es lo más importante".
Tomlin, que ya vivió, en el 2003, la gran fiesta del Super Bowl, pero como entrenador de la secundaria de los Bucaneros de Tampa Bay, que bajo la dirección de Jon Gruden consiguió el título, ya conoce como funciona el "circo" la semana del Super Bowl y dijo que estaban preparados para superar todas las pruebas.
También llegó con la lección aprendida el mariscal de campo de los Acereros, Ben Roethlisberger, que hizo historia al ser el más joven que lanzó el ovoide en un Super Bowl, pero también fue el peor.
Roethlisberger ganó, en el 2004, el quinto Super Bowl en la historia de los Acereros, cuando ganaron 21-10 a los Halcones Marinos de Seattle, en Detroit, pero sufrió dos interceptaciones y el triunfo no se debió a su trabajo sino a las peores decisiones de los árbitros que se recuerdan en la historia de la NFL.
"Personalmente tengo una espina clavada, y vengo decidido a jugar mejor en esta ocasión, aunque al final lo único que cuenta es la victoria, sin importar lo que hayamos hecho cada uno", destacó Roethlisberger.
Otro que es consciente que su trabajo será importante con el equipo es el profundo Troy Polamalu, que tendrá con toda seguridad la nada agradable misión de marcar al receptor estrella de los Cardenales Larry Fitzgerald, pero está seguro que toda la defensiva del equipo funcionará.
"Vamos a lograr detener no sólo a Larry Fitzgerald sino al resto de los buenos atacantes que tienen los Cardenales", comentó Polamalu, que disputará su segundo Super Bowl. "Ha llegado el momento de demostrar que nuestra defensa siempre da la oportunidad al ataque para que anote un punto más y podamos ganar".
Mientras que en el ataque de los Acereros esa responsabilidad la tendrá una vez más el receptor abierto Hines Ward, que para nada quiere hablar de la lesión que sufrió ante los Cuevos de Baltimore en la final del Conferencia Americana (AFC) y dijo que está listo más que nadie.
"Voy a jugar, y hubiese jugado si el partido era la semana pasada", comentó Ward, ganador del premio de Jugador Más Valioso (MVP), en el 2004. "Es el sueño de cualquier profesional, estar en el Super Bowl y para nada me lo voy a perder y más cuando podemos hacer historia si conseguimos el sexto título".
Tampoco lo quieren hacer los jugadores de los Cardenales que llegaron a Tampa para disputar el primer Super Bowl en la historia del equipo, más conocido en la NFL, por ser el "gran perdedor".
El entrenador jefe de los Cardenales, Ken Whisenhunt, que trabajo con los Acereros y conoce mejor que nadie a su rival, dijo que se equivocaban los que pensasen que su equipo llegaba con menos posibilidades que sus rivales.
"Somos un equipo que hemos logrado mejorar muchos aspectos de nuestro juego y cuando salgamos al campo tendremos todas las opciones a conseguir la victoria", señaló Whisenhunt. "Nada de lo que se diga de nosotros nos afecta como cuando dijeron que con marca de 9-7 no íbamos a llegar a ninguna parte".
Mientras, el veterano mariscal de campo, Kurt Warner, de 37 años, gran líder del equipo, que vuelve a conseguir su segundo título de Super Bowl, dijo que todos estaban preparados para hacer historia.
"Tengo suerte de ya haber pasado por todas estas festividades antes, por lo cual en estos momentos me estoy concentrando únicamente en el partido del domingo", declaró Warner, que buscará ganar dos Super Bowls en décadas distintas y hará su tercera participación en el partido por el título de la NFL.
Mientras que los receptores abiertos Anquan Boldin y Fitzgerald, a diferencia de lo que se ha dicho del enfrentamiento que existía entre ellos por el protagonismo del segundo en el partido de la final de la Conferencia Nacional (NFC) ante las Águilas de Filadelfia, reiteraron que estaban más únicos que nunca.
"Nuestra mayor virtud es la unión de equipo", subrayó Boldin. "Todos debemos estar juntos e ir en la misma dirección, los roces en el campo son algo normal entre profesionales, que al ir al vestuario murieron".
Lo que sí tienen muy claros todos los jugadores de los Cardenales es que con su juego y especialmente con hombres como Boldin y Fitzgerald están listos para seguir haciendo historia, aunque a su llegada a Tampa sean la Cenicienta de la 43 edición del Super Bowl.
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