Violentas protestas de chiíes en Pakistán tras el asesinato de un político hazara

Islamabad.-  Cientos de chiíes protestaron hoy de forma violenta en las calles de la ciudad de Quetta, en el suroeste de Pakistán, por el asesinato horas antes de un político de la minoría hazara, vinculada al chiísmo, según los medios locales.

Los manifestantes quemaron neumáticos y motocicletas, rompieron cristales de comercios y lanzaron piedras contra edificios en varios puntos de la capital de la depauperada provincia de Baluchistán, según las imágenes difundidas por los medios.

Los altercados, que obligaron a cerrar muchas tiendas y oficinas, han dejado al menos cinco heridos, según la Policía, que utilizó gases lacrimógenos para dispersar las protestas.

El presidente del Partido Democrático Hazara (HDP), Hussain Alí Yousfi, fue tiroteado por un grupo de desconocidos esta mañana en la avenida de Jinnah de Quetta.

Según el canal privado "Dawn", el asesinato ha sido reivindicado por el grupo terrorista suní Lashkar-e-Jhangvi (LeJ), una organización supuestamente vinculada a la red internacional Al Qaeda que ataca a menudo a la comunidad chií en Pakistán.

Hace dos semanas, cuatro policías pertenecientes a la comunidad chií, minoritaria en Pakistán, donde gran parte de la población es suní, fueron también asesinados por militantes del LeJ.

"La comunidad étnica hazara, ligada al chiísmo, cuenta con escasa presencia en Baluchistán y está concentrada casi exclusivamente en Quetta, donde hay unas 100.000 personas que vinieron hace siglos de Afganistán", explicó a Efe el vicepresidente del Partido Nacionalista Baluchi, Ishaque Baloch.

"La policía está investigando lo sucedido. No es descartable que la reivindicación del LeJ sea falsa, pues el portavoz que hizo la llamada es desconocido hasta ahora, pero se trata a todas luces de violencia sectaria", dijo a Efe el analista Humayun Khan, del Instituto paquistaní para Estudios Geoestratégicos.

La violencia confesional es frecuente en Pakistán y durante el actual mes sagrado del Muharram, primero del calendario islámico y que los chiíes observan de forma especial, las medidas de seguridad se extreman para evitar atentados y ataques.

Baluchistán es además escenario de constantes episodios de violencia protagonizados tanto por grupos talibanes, con importante presencia en la región, como por organizaciones nacionalistas armadas, que exigen una mayor autonomía para la provincia o la secesión de Pakistán y atentan a menudo contra las autoridades y las fuerzas de seguridad.