Michelle Obama: de su salario a los calcetines de Barack

¿Por qué habla Michelle Obama del mal aliento de su marido? ¿Por qué habla mal del mundo de los negocios cuando ella ha ganado tanto dinero? ¿Por qué tiene tantos detractores? Liza Mundy, autora de 'Michelle Obama, primera dama', ha respondido a nuestras preguntas sobre la próxima primera dama.

(REUTERS)

Los Obama, en la celebración 'We Are One', este domingo.

PREGUNTA: Aunque tiene sus seguidores, los sondeos muestran también que Michelle Obama recoge muchas más opiniones negativas que su marido. ¿Cómo lo explica usted?

RESPUESTA: Durante las primarias, ocurría que daba discursos en los que criticaba severamente a América, a la que reprochaba estar muy aislada y dividida. Tenía un mensaje muy fuerte y a veces muy negativo y eso se le ha reprochado.

Su humor no ha sentado siempre bien. Al principio de la campaña, cuando se burlaba de su marido porque dejaba tirados los calcetines en casa, algunos lo encontraban muy gracioso, otros opinaban que le hacía de menos.

Las mujeres en la arena política inspiran reacciones más fuertes que los hombres, sobre todo cuando no dudan en dar su opinión.

P: Escribe usted en su biografía que, políticamente, Barack Obama encarna la esperanza mientras que Michelle encarna la cólera…

R: Justamente, por ejemplo ella habla de las divisiones del país, mientras que él prefiere hablar de su unidad. Él prefiere hablar de las cosas de una forma positiva. Eso se debe, sin duda, a las diferencias de sus pasados. Ella creció en una ciudad aún muy segregada, él no.

Ella dice a menudo que ha tenido suerte de llegar donde está, que fue una especie de accidente. Considera sinceramente que no ha tenido derecho a un entorno alentador, que los profes no creían en ella, que se ha peleado para ir a la universidad y después a Harvard. Quizá se debía, en parte, al hecho de ser mujer, pero más bien al de ser negra.

Cuenta a menudo la historia de una niña de 10 años en Carolina del Sur. Parece identificarse con ella cuando dice que su escuela no está tan equipada como debiera. Es otro ejemplo de la manera en la que difiere de su marido: ella ve la falta de oportunidades que sufre esta niña, mientras que él subraya las oportunidades, el hecho de que todo es posible siempre.

P: Cuando, en sus discursos, habla de Barack como de alguien que no vuelve a meter la mantequilla en el frigorífico o que asusta a sus hijas por la mañana porque tiene mal aliento, ¿para usted es una estrategia de campaña para hacer a su marido más humano o es sincera?

R: Ella es en todo caso así con él en privado. Viene de una familia donde se pinchan mucho. En su libro de fin de estudios de Harvard, donde los padres dejan siempre cumpliditos melosos a sus hijos, los suyos habían escrito "estábamos seguros de que llegarías lejos porque nunca conseguíamos hacerte callar…".

Además, está auténticamente estupefacta por la forma en que ponen a Barack Obama sobre un pedestal. Cuando lo siguió en su viaje a África y vio a la multitud aclamarlo, gritar su nombre, a él convertirse en un icono… no se reponía de eso y sus comentarios son los de una mujer que recuerda que vive con la verdadera persona.

P:Michelle Obama parece tener una relación curiosa con el dinero. Por una parte, ha atacado mucho el mundo de los negocios, por otra parte, también ha ganado mucho dinero…

R: Ella se ha debatido siempre sobre el tema, siempre ha dudado entre una carrera en el mundo de los negocios o implicarse en el mundo asociativo. Finalmente, ha conseguido hacer las dos cosas estando muy bien pagada [su último salario a jornada completa en 2005 era de 300.000 dólares por año por ocuparse de las relaciones externas del hospital de la universidad de Chicago, en particular de cara a la comunidad negra del barrio, nota del redactor].

La paradoja es que, a pesar de sus discursos antimundo de los negocios, desde el comienzo de su carrera política, los partidarios estratégicos de Barack Obama son del sector de los negocios. Su campaña le debe mucho a este sector.

(Reuters)

Michelle Obama, en el Día Nacional del Voluntariado.

Y luego, los tests de marketing han mostrado que cuando Michelle Obama habla de su actividad social, del barrio modesto donde creció, suena bien de cara al electorado negro y cuando habla de Princeton y de Harvard, gana puntos de cara al electorado blanco. En función del público, hace referencia a una u otra cosa.

En los discursos o en entrevistas, es ella quien menciona los problemas de dinero más a menudo, quien subraya que ha sido hace poco cuando han conseguido devolver sus préstamos de estudiantes. De la misma manera, en su casa, es ella quien ha tenido que prestar atención al estado de su cuenta en el banco.

Cuando se presentó al Congreso en 2000, Barack Obama se endeudó mucho. Ella está mucho más apegada a la seguridad financiera que él. Sólo con el éxito de sus dos libros han conseguido saldar sus deudas.

P: Cuando Hillary Clinton se instaló en la Casa Blanca, las feministas montaron en cólera ante la idea de que abandonase su gran carrera de jurista por la de su marido. No escuchamos los mismos reproches para Michelle Obama. ¿Por qué?

R: Estos últimos años, ella no hablaba de sí misma más que como madre, no mencionaba su vida profesional. Fue a petición de su equipo de campaña cuando tuvo la necesidad de limar asperezas, de suavizarse.

La criticaron por su renuncia a su vida profesional. Por ejemplo en Salon, Debra Dickerson habló de ello desde 2007, cuando Michelle Obama dejó la universidad de Chicago. Pero si eso provocó menos conmoción entre las feministas, fue porque Michelle Obama nunca ha estado francamente apasionada por su oficio (como lo está, por ejemplo, la mujer de Joe Biden, que renuncia a su actividad como profesora).

Michelle Obama ha encadenado varias profesiones: abogada, trabajo en el campo asociativo político, después en el hospital de Chicago. El de primera dama para ella será un desafío profesional más. Decidirá lo que quiera hacer, se consagrará a ello con toda la energía que posea y cuando deje la Casa Blanca, volverá a encontrar trabajo donde quiera. No parece verdaderamente un sacrificio.

* Esta entrevista se ha publicado originalmente en el medio digital francés Rue89.