Las expectativas árabes en Barack Hussein Obama

"Barack Obama hizo de la promesa del cambio el lema de su campaña electoral. Nosotros esperamos que lleve ese cambio al terreno en el conflicto árabe-israelí. No es razonable ni lógico que la primera potencial mundial proteja la invasión. Estados Unidos debe trabajar por la seguridad y la paz mundial".

MOHAMMED SABER (EFE)

Un niño palestino vaga entre los escombros de la que fuera su vivienda en Gaza.

Son palabras de Musa Amer Odeh, embajador de la Autoridad Nacional Palestina en España durante un encuentro con periodistas en Madrid. El líder palestino no hace sino recoger las expectativas que muchos musulmanes han puesto en la entrada de Barack Hussein Obama en la Casa Blanca, pero también las dudas y la perplejidad generadas entre los árabes por el prolongado silencio del nuevo presidente frente al conflicto de Gaza.

El presidente electo tardó mas de 10 días en hacer declaraciones sobre la operación militar israelí, una dilación que le hizo perder popularidad entre la opinión pública árabe, quien interpretó su silencio como una señal negativa. "Creen que su mutismo es una aprobación tácita de lo que esta ocurriendo o que no le importa demasiado", señalaba el analista jordano Labib Kamhawi en declaraciones al diario Chicago Tribune.

Finalmente, durante una entrevista retransmitida por el canal estadounidense ABC, Obama afirmó que la muerte de civiles y palestinos le resultaba desgarradora y que eso aumentaba su determinación de actuar. "Lo que estoy haciendo ahora es armar un equipo para que el 20 de enero podamos comenzar a trabajar inmediatamente en el proceso de paz de Oriente Medio".

Sin embargo, los probables integrantes de ese equipo con capacidad para influir de forma significativa en la estrategia de EE.UU hacia Oriente Medio hablan más de continuísmo que de cambio: Dennis Ross (el veterano enviado especial del Bill Clinton a la región); Dan Kurtzer (ex embajador de Estados Unidos en Israel), Richard Haas (un diplomático que sirvió durante los mandatos de Bush padre y Bush junior) y Martin Indyk (otro ex embajador en Israel muy cercano a la secretaria de Estado Hillary Clinton). Por el momento el grupo no incluye a ningún representante árabe-americano. ¿Es eso desalentador para la población árabe?

"Tenemos que esperar y ver. No queremos emitir juicios en este momento", dice Musa Amer Odeh. "Esperamos que Obama mantenga sus promesas. Nuestra gente ha puesto muchas expectativas en que haga algo para lograr la paz, simplemente aplicando la legislación internacional y las resoluciones de la ONU. Queremos ver que EE.UU respalda sus propios principios democráticos: el respeto a los derechos humanos y la libertad; que no apoya la agresión y la ocupación".

Durante su campaña, Obama (al igual que Hillary) respaldó en términos generales a Israel y condenó abiertamente a Hamás. Pero el líder afroamericano también se comprometió a mejorar las relaciones con los musulmanes y a crear un "foro islámico" en los primeros 100 días de su mandato.

"Nosotros ya hemos tenido contactos con Obama y su gente. El visitó Palestina cuando era candidato y nos dijo que desde el primer día de su mandato se ocuparía de la paz en Oriente Medio. Esperamos que mantenga esa promesa, por nuestra gente que ahora es víctima del genocidio perpetrado por los israelíes", subraya Musa Amer Odeh.

Pero, como señala el analista británico Simon Tisdall, una línea más dura con Israel (por ejemplo reclamando el fin del bloqueo en Gaza) podría provocar una reacción de la derecha israelí sin comportarle dividendos políticos a Obama en su propia casa: según un reciente sondeo del Pew Research Centre de Estados Unidos, "encontrar una solución al conflicto palestino-israelí" era, para los norteamericanos consultados, una de las últimas prioridades en política exterior en una lista de más de una docena.

Incluso si Obama se involucra seriamente con Oriente Medio una vez que tome posesión, tampoco está claro que sea capaz de elaborar una política palestino-iraelí exitosa, sustantivamente distinta de la seguida por su predecesor en el cargo. Una de las cuestiones fundamentales es si el nuevo presidente hablará con Hamás.

Según fuentes próximas al entorno de Obama citadas por el diario The Guardian, aunque no se prevé que Obama apruebe encuentros diplomáticos directos con Hamás, si es posible que se inicien contactos clandestinos de bajo nivel porque "en Washington cada vez gana mas adeptos la idea de que la política de ostracismo hacia Hamás -predicada por la administración Bush- ha sido contraproducente". El propio Richard Haas y el ex embajador Martin Indyk se manifestaron en contra de la doctrina de aislar a Hamas, siempre que el grupo respete un alto el fuego y que sus militantes se reconcilien con Fatah.

"Es muy posible que la estrategia de EE.UU hacia el conflicto palestino-israelí cambie 90 grados con Obama", dice John Bell, director del Programa de Oriente Medio del Centro Internacional de Toledo para la Paz. "El problema es que necesitaría un giro de 180 grados".