Un paseo por el caótico 'subway' de Nueva York

NUEVA YORK.-  La Gran Manzana cuenta con uno de los sistemas de metro más extensos y utilizados del mundo y un escenario perfecto donde conocer gente de todo tipo. Un total de 26 líneas y casi 500 estaciones por las que pasan cada día cerca de cinco millones de usuarios que esconden mil y una historias. Por dos dólares, entramos en la maraña del 'subway' neoyorquino.

Theodore Boermans (Flickr)

Números, letras y colores. A primera vista, el metro de Nueva York es un auténtico lío a causa de los códigos que vuelven locos a diario a muchos turistas y a un sinfín de recién llegados que sueñan con, algún día, moverse como pez en el agua —cual auténtico neoyorquino— por las líneas de este suburbano donde todo es posible.

El primer vagón comenzó a funcionar en 1904 en Manhattan, con tan sólo 28 paradas. Más de un siglo después de su primer viaje, los cinco barrios de Nueva York cuentan hoy exactamente con 468 estaciones, el escenario perfecto para vivir incontables aventuras. La más común es la de extraviarse una y otra vez por los 26 trazados que recorre uno de los suburbanos más utilizados de todo el planeta. Al fin y al cabo, hay que perderse para encontrarse.

¿A quién no le costaría entender que la línea azul está dividida en tres líneas, que difieren según donde empieza y acaba cada una, y depende de si realiza paradas exprés o locales? Demasiadas cosas a tener en cuenta. Una vez que estás entre los muros de este subterráneo, no es extraño que te hagas de un tirón, por ejemplo, todo Central Park, desde la calle 59 hasta la 125, o estar tranquilo pensando que sigues en Manhattan cuando de golpe te encuentras cruzando el East River en dirección a Brooklyn.

MCSimon / G3oW0RK (Flickr)

El día en que uno es capaz de saltar de un tren local, correr por un andén atiborrado de gente y montarse en uno exprés para ahorrarse una cuantas paradas, es el día en el que se puede decir que domina el trazado y el funcionamiento de los más de 1.300 kilómetros de vías que forman el 'subway'. Toda una aventura.

Pero todas esas complicaciones no amilanan a unos usuarios que destacan por su heterogeneidad: ejecutivos, obreros, estudiantes e, incluso, el mismísimo alcalde Michael Bloomberg, que siempre ha querido dar ejemplo del uso del transporte público en una ciudad, a veces, intransitable en coche. Con más de 1.500 millones de viajes al año, el metro de Nueva York es el cuarto más transitado del mundo, por detrás tan sólo de ciudades como Tokio, Seúl y Moscú, y por delante de urbes como Ciudad de México, París o Londres.

Más allá de la imagen que las series de televisión o el cine han ofrecido durante décadas, el metro de Nueva York hace tiempo que dejó de ser el hogar del crimen, y hoy es el lugar idóneo para descubrir qué se cuece en Nueva York. A lo largo de sus trayectos —el más largo es el de la línea A de cabo a rabo: 50 kilómetros— y en sus paradas, uno se puede encontrar a raperos que, al cabo de un tiempo, acaban sacando un disco apadrinados por el Timbaland de turno; o artistas que acabarán exponiendo sus murales en la galería de moda de Chelsea; e incluso a más de un loco que protagonizará las portadas de los tabloides al día siguiente.

Tras reducirse el crimen en un 4% en el último año, llegando a casi la mitad de lo que se registraba hace siete años, el metro da últimamente mucho de qué hablar: más allá de sus plagas de ratas o de la construcción de la ansiada línea T a lo largo de la Segunda Avenida, las curiosas historias seducen y sorprenden a cualquiera en las estaciones más transitadas, como la de Times Square o Grand Central, o en las más inhóspitas que están al descubierto ya a las afueras de Queens.

Theodore Boermans (Flickr)

Y es que en el interior de los casi 6.500 vagones que forman los trenes de la ciudad, han ocurrido grandes historias en los últimos tiempos, como la de un chico que, emulando el mítico tema del cantante James Blunt ('You're beautiful'), se enamoró de una viajera y pudo localizarla tras buscarla con ahínco; o la de un grupo de chicas que cumplieron su sueño de ser 'strippers' ante los ojos atónitos de los viajeros.

Pero más que actuar en los vagones a cambio de unas monedas o hacer campaña política o religiosa como les gusta a tantos, lo que más se lleva ahora es lo de desnudarse en las instalaciones de este metro. El grupo 'Improv Everywhere' organiza un evento anual: "El trayecto sin pantalones", con el que siembra el caos y ruboriza a muchos usuarios que se encuentran rodeados de gente sin pantalones como compañeros de viaje.

Cosas así hacen del metro un lugar único en Nueva York, en el que se puede dar la vuelta al mundo al encontrarse sentado entre un asiático que come comida china que jamás has visto y un judío jasídico que recita la Torá en voz baja mientras lo escucha a todo volumen por los auriculares de su iPod.