El acusado dice que está arrepentido y la vista se cierra con acuerdo de las partes

Ciudad Real.-  El juicio contra Pablo G. M., acusado confeso de la muerte de su padre en noviembre de 2007 en Tomelloso, ha quedado hoy visto para sentencia tras el acuerdo entre las partes, que rebaja la solicitud de pena inicial en dos años y medio, y después de que el acusado se haya declarado arrepentido.

La vista oral ha durado apenas diez minutos, en los cuales el presidente del tribunal ha leído los hechos que se le imputan al procesado y éste ha dicho abiertamente que son ciertos, que se considera culpable y que está arrepentido, "pero ya no puedo dar marcha atrás, me siento apoyado por mi familia, que no es poco", ha declarado Pablo G.M. cuando el presidente le ha ofrecido esa opción.

El acuerdo entre las partes supone que el fiscal rebaja de 19 años a 16 y medio la pena por el delito de asesinato y mantiene los dos por tenencia ilícita de armas, lo que suma 18 años y seis meses, frente a los veintiuno de la petición inicial del Ministerio Público, si bien la calificación de los hechos no ha variado.

El abogado del procesado, Miguel Benito, ha explicado a los periodistas que su defendido, así como su madre y nueve hermanos, no deseaban que se celebrara la vista "para no volver a vivir unos acontecimientos familiares muy trágicos", teniendo en cuenta que ninguno de los citados familiares presentó acusación contra Pablo ni exigió responsabilidad civil por los hechos.

"La conducta de Pablo desde el inicio del procedimiento está siendo ejemplar para aminorar en lo posible todo el daño causado", ha dicho el abogado, quien ha resaltado que el procesado "quería que su familia no tuviera que venir a declarar, a revivir todos aquellos acontecimientos".

El letrado ha agregado que su comportamiento en la cárcel, donde se encuentra desde dos días después del crimen, "está siendo también ejemplar".

Según el escrito de acusación de la Fiscalía, que hoy ha reconocido el procesado, éste disparó tres veces sobre su padre, Dionisio García Perona, de 75 años, con una pistola que guardaba en su habitación y para cuyo uso no tenía licencia.

El crimen tuvo lugar alrededor de las 21,15 horas en el domicilio familiar, situado en la calle Altillo de Tomelloso, cuando el acusado se sintió molesto por un comentario que había hecho la víctima, haciéndole responsable de la rotura del bloque del motor del tractor por haber dejado el vehículo una noche al raso.

Ante dicho comentario -que no gustó tampoco a una de las hermanas, Sonia, quien recriminó al padre que hiciera responsable a Pablo de la rotura- éste se fue del comedor y volvió a los quince minutos e inició una nueva discusión con su progenitor a propósito de unas liebres que había preparado.